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Baqi b. Majlad

Biografía

Baqi b. Majlad. Baqi b. Majlad b. Yazid, Abu ‘Abd al-Rahman. ?, 816 – Córdoba 19.IX.889. Ulema andalusí.

Pertenecía a una prestigiosa familia cordobesa de origen cristiano, que obtuvo relación de clientela con los árabes a través de una mujer de Jaén. Su padre, Majlad b. Yazid al-Yaballi fue cadí de Rayya (Málaga) en época de ‘Abd al-Rahman II. La tradición del cadiazgo se mantuvo en la familia, pues también Ahmad, hijo de Baqi fue cadí supremo de Córdoba. De su otro hijo ‘Abd al-Rahman no tenemos noticias. Se constata su descendencia en el ámbito jurídico-religioso, ocupando diversos cargos, hasta el siglo XIII, después del cual no se han conservado datos de descendientes de Ibn Majlad.

Físicamente es descrito como esbelto, rubio, de tez blanca y barbilampiño.

Inició su formación en Córdoba, donde estudió con los ulemas Yahyà b. Yahyà y Muhammad b. ‘Isà al-A‘sà. Pronto emprendió viaje a Oriente, con intención de aumentar su formación y de conocer en Bagdad a Ahmad b. Hanbal (m. 855), fundador de la escuela jurídico-religiosa sunní que lleva su nombre, la hanbalí. Fue en Iraq donde surgió en el siglo III la ciencia del Hadiz, que preconizaba la vuelta a las tradiciones y costumbres proféticas como fuente del Derecho. Uno de los mayores partidarios del hadiz o la tradición fue Ahmad b. Hanbal, que reunió en su obra Al-Musnad cincuenta mil tradiciones. Y aunque Ibn Hanbal había sido perseguido por sus ideas heterodoxas y en esa época se hallaba apartado de la enseñanza, Ibn Majlad se las ingenió para conseguir que el maestro le transmitiera unos trescientos hadices.

Este primer viaje duró veinte años (aproximadamente entre 833 y 852), pero luego regresó y estuvo allí otros catorce. Durante este tiempo realizó la peregrinación a la Meca en varias ocasiones. Además de Bagdad, visitó otros lugares de Iraq, como Basora, Kufa y Wasit, donde conoció a otros ilustres maestros iraquíes. Conviene señalar la importancia de esta estancia en Iraq, a donde no era frecuente que acudieran los ulemas andalusíes de su generación, en el desarrollo de su vida al regresar a al-Andalus. En su periplo, Ibn Majlad no se limitó a esta región, pues también visitó Damasco, Jurasán, Alepo, Émesa, Salamiyya (Siria), Basora, Kufa, Bagdad, Adén, Trípoli, Asqalán, Alejandría, Qudayd (en la actual Arabia Saudí), y Qayrawan. La suma de sus maestros en todos estos lugares se dice que alcanzaba los doscientos ochenta y cuatro. Tan amplio fue el número de maestros y el saber que recogió, que fue apodado “la escoba”.

Ibn Majlad regresó a al-Andalus a comienzos del reinado del emir Muhammad (852-866), con quien mantuvo buenas relaciones desde su llegada. Ya durante la época de ‘Abd al-Raḥman II había empezado a llegar a al-Andalus la influencia iraquí, pero Baqi b. Majlad fue determinante en la introducción del estudio del hadiz. De Oriente importó ideas y textos contrarios a la línea dominante del pensamiento jurídico-religioso en al-Andalus, entre ellos las obras de al-Safi‘i, el Musannaf de Ibn Abi Sayba y los libros de divergencias jurídicas. Ello provocó el rechazo y la persecución por parte de un gran sector del malikismo andalusí. Fue acusado de herejía en un proceso que a punto estuvo de costarle la vida, por haber introducido en al-Andalus el libro de Ibn Abi Sayba, que los malikíes consideraban abominable, aunque esta acusación tal vez se debiera a rivalidades personales y a intrigas políticas. Los principales instigadores fueron el alfaquí ‘Abd Allah b. Jalid (m. 869) y ‘Abd al-Rahman b. Ibrahim (m. 871), que lo denunciaron ante Muhammad b. al-Harit (m. 873), zabalzorta y zabazoque. Frente a éstos contó con la protección del general y visir Hasim b. ‘Abd al-‘Aziz, que lo cobijó cuando el cadí ‘Amr b. ‘Abd Allah dió orden de prenderlo. Hasim convenció al emir Muhammad de su inocencia, lo que sin duda contribuyó a que el proceso al que se vió sometido por parte de los alfaquíes se convirtiera en un triunfo de Ibn Majlad, ya que al término del mismo el emir ordenó adquirir una copia del libro para su biblioteca y a Baqi que difundiera sus conocimientos sobre el hadiz, mientras que el cadí fue destituido. Así pudo Ibn Majlad mantener su independencia de pensamiento, hasta el punto de más tarde contradecir al que había sido su defensor en tan gran adversidad, el visir Hasim, cuando éste promovió otro juicio contra ‘Amr b. ‘Abd Allah, quien sólo contó con el apoyo de Ibn Majlad.

Contemporáneo de Ibn Majlad fue Muhammad b. Waddah (814-900), que también contribuyó a introducir en al-Andalus la ciencia de la tradición y a quien no se puede dejar de mencionar en esta biografía, por la gran rivalidad y enemistad que mantuvieron ambos a raíz del juicio. Quizá la diferencia que hubo entre ellos fue una mayor independencia y dedicación al hadiz por parte de Ibn Majlad y un cierto compromiso de la tradición con la jurisprudencia malikí por parte de Ibn Waddah. Éste también intervino en el juicio contra Baqi, en un principio defendiéndolo, pero más tarde, ante las presiones de los alfaquíes, prestándose a testificar contra él.

De entre toda la producción intelectual de Baqi hay que destacar su obra Al-Musannaf, compilación de hadices conocida también como Musnad/Musannaf, pues en ella aunaba las dos formas de clasificar las tradiciones: según los nombres de los transmisores (Musnad) y el hadiz de cada transmisor según los artículos jurídicos que contiene (Musannaf). Esta obra, en doscientos volúmenes supuso una innovación y alcanzó gran prestigio por ella. Sólo se ha conservado una pequeña parte.

Baqi gozó de gran celebridad como tradicionista, incluso en Oriente, y tuvo un gran número de discípulos y seguidores, que después unirían tradición y jurisprudencia. También se menciona su ascetismo y piedad y hasta se le atribuyeron capacidades milagrosas.

 

Obras de ~: Kitab ‘Adad ma li-kull wahid min al-sahaba min al-hadit, en Yawami, al-sira wa-jams rasa’il ujrà li-Ibn Hazm, ed. I. ‘Abbas y N. al-Asad, El Cairo, s.d.; Tafsir al-Qur’an (Comentario al Corán) (inéd.); Fatawa l-sahaba wa-l-tabi‘in o Fi fadl al-sahaba wa-l-tabi‘in (inéd.); al-Musannaf o Musnad/ Musannaf en doscientos volúmenes.

 

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María Luisa Ávila Navarro

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