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Ismail III

Biografía

Ismācīl III: Abū l-Walīd Ismācīl. ?, u. t. s. XIV – Málaga, 19.V.854 H./30.VI.1450 C. (emirato 849-851 H./1446-1447 C.). Emir de al-Andalus, decimoctavo sultán de la dinastía de los Nazaríes de Granada, precedido por Yūsuf V y sucedido por Muḥammad IX.

La información sobre la vida e identidad de este emir es muy escasa. Aparte de la kunya (prenombre de paternidad con matiz honorífico), que fue Abū l-Walīd, la habitual para el nombre de pila Ismācīl y que llevaron otros sultanes nazaríes homónimos, no se conoce nada más sobre su nombre o su genealogía. No obstante, resulta claro su parentesco con la familia real nazarí como lo muestra el tratamiento de arráez (al-ra’īs), término que en el Estado nazarí se aplicó a los parientes del Sultán; también refleja este parentesco el tratamiento de “infante” que le aplican las crónicas castellanas.

Otro dato, aunque no totalmente seguro, que aporta un documento castellano es que era tío de Yūsuf V el Cojo. Esto implica que, si no descendía de alguna rama colateral, podría ser hijo de Yūsuf II (muerto en 1392), lo que resulta poco probable, o hijo de alguno de sus cuatro hermanos, todos ellos vástagos de Muḥammad V: Sacd (que nació en la década de los 60 del siglo XIV), Naṣr (padre de Muḥammad IX y Fāṭima al-Ḥurra), Muḥammad (nacido después de 1369) y una hermana. Como referencia orientativa y comparativamente, se puede señalar que sus posibles hermanos y primos hermanos (por tanto, de la misma generación, en líneas generales), nacieron en el último cuarto del siglo XIV.

Las crónicas castellanas lo denominan solamente Ismael, que hasta la aparición de la edición de la Ŷunna de Ibn cĀṣim (muerto en 1453) se había asimilado a Yūsuf V, pero el ministro y sabio granadino evidencia con total claridad que se trata de dos sultanes diferentes.

Residió durante largo tiempo en la corte castellana, donde el rey Juan II mantenía un grupo permanente de refugiados y disidentes granadinos que solían integrarse en la guardia morisca, pagada por el Monarca y que funcionó como vivero de pretendientes al trono de la Alhambra.

Precisamente, las primeras noticias sobre la vida de Abū l-Walīd Ismācīl se refieren a su primera tentativa de ocupar el trono en el verano de 1445, durante el emirato de Yūsuf V (1445-1446), cuando este acababa de ser entronizado tras forzar la abdicación de su tío Muḥammad IX al-Aysar, el Izquierdo o el Zurdo (1419-1427, 1430-1431, 1432-1445 y 1447-1453). La situación turbulenta en el Estado nazarí debió de animar a Ism ac il y a su protector Juan II a intentar hacerse con el trono nazarí.

Para ello, Abū l-Walīd partió de Castilla y se dirigió a al-Andalus, aunque no llegó a Granada, pues un asalto directo a la capital era imposible aunque hubiese contado con un gran ejército, sino que se instaló en Cambil, una de las plazas más avanzadas y estratégicas del sector central de la frontera nazarí. Desde ese enclave y con el ambiente político crispado por el destronamiento de al-Aysar, le resultó fácil suscitar otra vez la discordia en el emirato andalusí y provocar la agitación en su capital. Sin embargo, el emir Yūsuf V supo resolver políticamente el problema y evitar otra guerra civil destituyendo a su visir Ibn cAllāq y nombrando en su lugar a Muḥammad b. Yūsuf b. al-Sarrāŷ, lo que satisfizo a la oposición y apaciguó a los sublevados. Ello obligó a Ismācīl a desistir de su propósito y regresar a Castilla dando por finalizada esta primera tentativa.

Al poco tiempo, tuvo una segunda oportunidad gracias a los opositores a Yūsuf V y partidarios del derrocado Muḥammad IX, que no se resignaban a perder el poder y seguían con la esperanza de restaurarlo en el trono de la Alhambra. Para ello propusieron a al-Aysar recurrir a Ismācīl con el objeto de que les ayudara desde Castilla, pero el derrocado no aceptó la maniobra.

La negativa de al-Aysar no impidió que el alcaide de Guadix, Ibrāhīm b. cAbd al-Barr, actuara por su cuenta y llamara a Ismācīl a mediados [15] de ḏū l-qacda de 849/[12] de febrero de 1446. Lógicamente, el príncipe exiliado aceptó y rápidamente se trasladó a Guadix. En esta ocasión, Ismācīl contaba con el apoyo de una importante ciudad y un influyente alcaide y la sublevación debió ser generalizada, pues tan solo tres días después de su llegada a Guadix, el emir Yūsuf V comprendió que en esta ocasión no podría sofocar la rebelión y abandonó la Alhambra.

Ismācīl III pudo así acceder al trono, en una fecha entre mediados [15] y finales de [30] ḏū l-qacda de 849/mediados [12] y finales [27] de febrero de 1446, habida cuenta del tiempo que necesitó para trasladarse desde Castilla a Guadix y los tres días que tardó Yūsuf V en abandonar Granada.

Sin embargo, su situación era bastante precaria, pues tenía que enfrentarse a dos sultanes derrocados que permanecieron en al-Andalus creando focos rebeldes en distintos lugares del territorio. Por un lado, el destronado al-Aysar se había trasladado a Salobreña, peligrosamente cercana a la capital y con el apoyo de los Abencerrajes. Por otro, Yūsuf V se había establecido con sus partidarios y su visir Ibn cAllāq en Almería, donde había gobernado en su juventud y de cuyo territorio se apoderó de nuevo. Ambos, tío y sobrino, llegaron a establecer un pacto contra el nuevo emir, aunque no llegó a tener efecto.

Por su parte, Yūsuf V conquistó en la primavera —hacia mayo— de 1446 las villas y castillos de Benamaurel y Benzalema, en poder de los castellanos, sin que las peticiones de ayuda de los sitiados fueran atendidas a causa de las querellas dinásticas que enfrentaban a Juan II y su hijo rebelde Enrique.

Posteriormente y ante los ataques de Yūsuf V, Ismācīl III solicitó ayuda al rey castellano, que el 6 de octubre de 1446 ordenó a Pedro de Aguilar que ayudara al sultán granadino, su vasallo, y, dos meses después, el 18 de diciembre, volvió a escribirle para que actuara contra diversas villas y fortalezas que se habían sublevado contra “Ismael”.

A pesar de esta ayuda, Ismācīl III no consiguió detener a Yūsuf V, que aprovechó las discordias de Castilla para solicitar y obtener el apoyo de los nobles castellanos sublevados contra Juan II. El peligro de tal alianza hizo que el emir de la Alhambra solicitara nuevamente el socorro del rey castellano en febrero de 1447.

Sin embargo, en lugar de atacar los territorios de Ismācīl III, las campañas de Yūsuf V se dirigieron a reconquistar las plazas que los cristianos habían arrebatado a los Nazaríes un decenio antes. Hacia agosto de 1447, recuperó el castillo de Arenas y las plazas de Huéscar, Vélez Blanco y Vélez Rubio.

La exitosa actividad militar del rebelde resultaba ya muy peligrosa para Castilla y su emir vasallo, por lo que resulta sospechosamente oportuna la muerte de Yūsuf V en Almería asesinado por su ministro Ibn cAllāq a finales [30] de ŷumādà I de 851/[13] de agosto de 1447. Sin embargo, ello no le sirvió a Ismācīl III para mantenerse en el trono, pues al mes siguiente fue derrocado y se vio obligado a refugiarse en Castilla mientras Muḥammad IX al-Aysar recuperaba el trono antes del final [29] de ŷumādà II de 851/[11] de septiembre de 1447.

Terminó así el efímero reinado de Ismācīl III, que solo gracias al apoyo de Castilla y sometido a vasallaje pudo mantenerse en el trono el año y medio que lo ocupó.

Sin embargo, no tardó ni tres años en reaparecer en la escena política. Los conflictos internos y externos de Castilla y los éxitos militares andalusíes permitieron a Muḥammad IX rechazar las peticiones de tregua que el rey castellano, incapaz de defender la frontera y obligado por las circunstancias, le planteó en 1447 y 1448. Así, las victorias e incursiones nazaríes prosiguieron y ante su incapacidad militar y diplomática para hacerles frente, Juan II recurrió a otros medios para frenar la ofensiva de al-Aysar: la injerencia y división interior del estado andalusí.

Con este objetivo, apoyó y envió de nuevo al destronado Ismācīl III para que intentara apoderarse del trono o, al menos, provocase la guerra civil en el estado nazarí. Repitiendo el proceso de su primera tentativa de 1445, partió de la corte castellana y se dirigió a al-Andalus, adonde parece que ya había llegado en 1449. En ṣafar de 854/16 de marzo-13 de abril 1450 (antes del 19 de ṣafar/2 de abril), se estableció en la fortaleza de Comares y “con él se encendió en la nación el fuego de la guerra civil”, como lamenta Ibn cĀṣim.

Ello provocó la aceptación de la tregua por los Nazaríes en marzo de 1450, aunque al parecer esta no tuvo un carácter general para toda la frontera ni hubo un tratado firmado por los soberanos de ambos estados, sino que fueron las diversas comarcas nazaríes de la frontera occidental las que establecieron treguas de ámbito regional con sus vecinos cristianos más cercanos.

Desde Comares y gracias a la ayuda castellana, Ismācīl III fue consolidándose en la región occidental; antes del 25 de marzo ya se hallaban en Málaga Ibn cAbd al-Barr y tres mil caballeros dispuestos a reconocer al pretendiente, que el jueves 19 de ṣafar de 854/2 de abril de 1450 se apoderó de la alcazaba de Málaga y fue proclamado en ella.

A los pocos días, el 7 de abril, Juan II ya había otorgado una tregua de cinco años al aspirante rebelde, en los mismos términos que se aplicaron cuando Ismācīl III ocupó el trono en 1446-1447. El propósito evidente del Rey de Castilla era garantizar la seguridad en las zonas adictas al sublevado y fomentar la adhesión a la causa del mismo.

Sin embargo, la estrategia no funcionó en la capital, donde las clases dirigentes y el pueblo comprendieron el peligro de un candidato vasallo de Castilla —solo hacía tres años que lo habían sufrido con el propio Ismācīl III— y se mantuvieron leales a Muḥammad IX. Los alfaquíes condenaron la sublevación del rebelde y aconsejaron al pueblo que se opusiera a ella.

Entonces al-Aysar, asegurada la fidelidad de la capital, se dirigió con su ejército y su futuro sucesor Muḥammad (X) el Chiquito a Vélez-Málaga y lo conquistó a mediados [15] de rabīc II de 854/[28] de mayo de 1450. Por su parte y anticipando este ataque, Ismācīl III había pedido ayuda al adelantado Per Afán de Ribera a finales de mayo.

El jueves 23 de rabīc II/5 de junio al-Aysar y Muḥammad el Chiquito se dirigieron a Málaga y acamparon cerca del huerto de Ibn Sālim, desde donde se trasladaron a la rábita de al-Sucadā’ (de los Afortunados) y luego conquistaron Málaga el jueves 15 de ŷumādà I/26 de junio.

Ismācīl III se refugió en la Alcazaba y Gibralfaro y solicitó otra vez ayuda a los castellanos, pero al-Aysar tomó las atarazanas, situadas en las afueras de la ciudad, y al día siguiente los partidarios de Ismācīl III decidieron parlamentar y entregar las dos alcazabas y Gibralfaro a cambio del amán.

Al-Aysar subió a la alcazaba el sábado 17 de ŷumādà I/28 de junio acompañado de todos sus alcaides y notables de la capital ante la muchedumbre que acudió de Málaga y de su Algarbía. A la segunda noche tras la entrada en la alcazaba, el 19 de ŷumādà I de 854/30 de junio de 1450, Ismācīl III pereció, casi seguro por orden o con el consentimiento de al-Aysar, si bien las fuentes árabes, afines a este emir y hostiles a Ismācīl III, evitan aclarar este extremo. Sí precisan, en cambio, que “fue enterrado enfrente de su padre y su abuelo” y aunque no se indique su traslado a Granada, es probable que se refieran a la rauda (rawḍa), el cementerio familiar de la dinastía nazarí situado en la Alhambra donde se enterraban a los parientes de la realeza.

 

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Francisco Vidal Castro

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