Campos Munilla, Manuel. Sevilla, 1858 – 1930. Abogado y director del Museo Arqueológico de Sevilla.
Estudió el Bachillerato en el Instituto de Sevilla entre 1868 y 1874, año en que empezó la licenciatura de Derecho en la Universidad de la misma ciudad; cursó además algunas asignaturas de la Facultad de Filosofía y Letras. Se licenció como abogado en el año 1878.
El episodio más sobresaliente de Manuel Campos desde el punto de vista profesional fue el desempeño, desde el año 1880, de la dirección del Museo de Antigüedades de Sevilla, institución pública que se constituyó oficialmente el 21 de noviembre de 1879. El germen de este museo sevillano arranca del año 1867, en que por Real Orden se creó el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid, y otros museos de antigüedades en ciertas provincias, entre ellas Sevilla. A ese amparo, en el año 1875, la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Sevilla —especialmente a través de su vocal, el arquitecto y arqueólogo Demetrio de los Ríos—, comienza a formar el citado museo en varias galerías del edificio del antiguo convento de la Merced, donde ya estaba ubicado el Museo de Pinturas, trasladando las piezas arqueológicas conservadas en los Reales Alcázares, procedentes en su mayor parte de la antigua colección formada por Francisco de Bruna y Ahumada en el siglo XVIII —que incluía la de Juan de Córdoba y Centurión, formada en Lora de Estepa en el siglo XVII—, y de las excavaciones en Itálica durante el siglo XIX. Se conserva el catálogo de las piezas entregadas por la Comisión al museo —con la firma de admisión de M. Campos—, que alcanzaba el número de trescientas treinta y cinco piezas. Campos Munilla solicitó la ampliación del exiguo espacio concedido al Museo Arqueológico, lo que finalmente se logró en 1904, en que se agregaron dos nuevos salones como espacio expositivo. No será hasta mucho después de que Manuel Campos deje la dirección del Museo Arqueológico cuando éste adquiera una nueva sede —la actual— ocupando y readaptando el antiguo Pabellón Renacimiento de la Exposición Iberoamericana de 1929 en la plaza de América del parque de María Luisa (1941-1946).
La tarea de Manuel Campos al frente del Museo Arqueológico de Sevilla se centra, pues, en la primera andadura de esta institución provincial, con importantes carencias en relación, sobre todo, con las necesidades museográficas, no suficientemente atendidas en los locales del antiguo convento de la Merced. Entre sus publicaciones podemos citar varias breves monografías que tratan de piezas conservadas en los fondos del propio museo, pero que no aportan mucho desde el punto de vista científico —no debe olvidarse que no era especialista en Arqueología, Epigrafía o Numismática—, sino más bien divulgativo o —como afirma el propio autor— para la enseñanza, en la idea asumida de que el museo debía ser marco importante de la enseñanza histórico-arqueológica en complemento con la universidad. Así ocurre con su catálogo de inscripciones romanas, que clasifica como religiosas, honorarias e históricas y sepulcrales, pero donde no hace referencia, por ejemplo, al CIL II de Emil Hübner, que ya había sido editado, sino que aporta una serie de comentarios generales referidos a los contenidos de los textos epigráficos. Asimismo, Manuel Campos dedicó sendos trabajos a los mosaicos romanos conservados en el museo y a la soberbia escultura de Diana aparecida en Santiponce en el año 1900, que pasó a presidir la colección de antigüedades expuesta en las salas-galerías del entonces museo. En el cargo de director del Museo Arqueológico de Sevilla será sustituido, desde 1925, por Juan Lafita Díaz, que ya asistirá al traslado del museo al nuevo edificio —el actual— en el parque de María Luisa, inaugurado en 1946.
Fue también, desde el año 1881, académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, en la clase de particulares, y ocupó desde 1889 la plaza de bibliotecario de esta institución hasta su muerte en 1930. Se conserva una propuesta suya, de 1886, para que hubiera enseñanzas artísticas para la mujer mantenidas por la Diputación Provincial de Sevilla, pero que no fue aprobada.
En ese mismo año de 1886 pronunció el discurso correspondiente en la distribución de premios para los alumnos de la Escuela de Bellas Artes.
Obras de ~: Discurso leído en la Academia de Bellas Artes de primera clase de Sevilla, con motivo de la distribución de premios a los alumnos y apertura de la exposición, Sevilla, 1886; Inscripciones Romanas que se conservan en el Museo Arqueológico de Sevilla. Primera Parte, Sevilla, Díaz y Carballo, 1892; Mosaicos del Museo Arqueológico Provincial de Sevilla: Apuntes de las explicaciones facilitadas en dicho Museo por don Manuel de Campos y Munilla; publicados por Manuel Márquez de la Plata, del cuerpo de archiveros, Sevilla, Tipografía de Francisco de P. Díaz, 1897; La escultura de Diana Cazadora descubierta en Itálica en el año de 1900, Sevilla, Francisco de P. Díaz, 1908.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Universidad de Sevilla, Expedientes, exp. 1885-1915, leg. 1128, n.º 4; y exp. 1885-1919, leg. 3736-3, fols. 76-78.
M. Méndez Bejarano, Diccionario de Escritores, Maestros y Oradores Naturales de Sevilla y su Actual Provincia, Sevilla, Tipografía Gironés, 1922, n.º 411; A. Muro Orejón, Apuntes para la historia de la Academia de Bellas Artes de Sevilla, Sevilla, Imprenta Provincial, 1961.
José Beltrán Fortes