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María del Rosario Falcó y Osorio

Biografía

Falcó y Osorio, María del Rosario. Duquesa de Alba de Tormes (XVI). Pau (Francia), 1.VIII.1854 – París (Francia), 27.III.1904. Noble, escritora, documentalista.

Hija de Manuel Falcó d’Adda y María del Pilar Osorio Gutiérrez de los Ríos, duquesa de Fernán Núñez.

El 10 de diciembre de 1877 contrajo matrimonio con Carlos María Fitz-James Stuart y Portocarrero, que falleció en 1901. Fue, además de XVI duquesa de Alba de Tormes, duquesa de Berwick (IX), condesa de Siruela, condesa de Montijo y duquesa de Huéscar.

El 17 de octubre de 1880 el rey Alfonso XII la nombró dama de la Reina en un oficio dirigido al marqués de Alcañices con firma autógrafa. El 11 de enero de 1881, Rosario Falcó comunicaba haber recibido de la señora camarera mayor de palacio el distintivo de dama de S.

M. la reina doña Isabel II, “que usó mi abuela la Eª Sª Condesa de Montijo” y hace una descripción detallada de la condecoración para terminar afirmando que la alhaja “será devuelta a la Camarera Mayor de Palacio a mi fallecimiento por ser propiedad de S. M.”. En una carta privada con sello, manuscrita y sin fecha, dirigida a su tía, la camarera mayor, le comunica que la reina Isabel le había entregado en París la Cruz de Dama de su abuela Montijo y había quedado en hablar al Rey para que pudiera usarla.

Rosario Falcó siempre demostró un gran interés por el patrimonio documental que conservaba su familia y se propuso darlo a conocer, para lo que estudió Paleografía y Genealogía. Consultó las dudas que le surgieron en su trabajo con Mariano Remón Zarco del Valle, bibliotecario del Palacio Real, y tuvo el acierto de encargar la organización del archivo, separando los papeles históricos de los administrativos, al archivero Antonio Paz y Meliá, que era jefe de manuscritos de la Biblioteca Nacional. A lo largo de diez años realizó cuatro publicaciones. En la primera, Documentos escogidos del Archivo de la Casa de Alba (1891), informa de las vicisitudes por las que pasó el archivo, su riqueza y lo perdido. Incluye cincuenta privilegios rodados medievales aunque la mayor parte de documentos son del siglo XVI, del XVII muchos referentes al conde-duque, sus confesiones políticas, su correspondencia y la labor como mecenas, el epistolario de Juan de Austria y documentos de la Corte pontificia.

Aportó también la correspondencia del XII duque de Alba con Rousseau. El año 1892, coincidiendo con el aniversario del Descubrimiento, publicó Autógrafos de Cristóbal Colón y Papeles de América, con documentos del Almirante, libramientos escritos por él que demuestran su precaria situación económica y las continuas reclamaciones, incluye el facsímil de su sello, la bula de Alejandro VI, testimonios de Hernán Cortés, etc. Gracias a los trabajos de la condesa, la Casa de Alba tuvo una participación importante en la Exposición de Chicago, tanto histórica como bibliográficamente.

Unos años después añadió otros en Nuevos autógrafos de Cristóbal Colón y Relaciones de Ultramar (1902), con el diario de a bordo de Colón, en el que hay un fragmento dibujado de las costas de la isla Española, más ocho cartas autógrafas, varios memoriales y libramientos, así como una relación de la gente que le acompañó en el primer viaje. En el Catálogo de las colecciones expuestas en las vitrinas del Palacio de Liria (1898) se aprecian sus preferencias en trescientos dieciséis artículos con comentarios biográficos y genealógicos de los personajes.

A ella se debe el conocimiento de las obras de sor María de Agreda, y sus famosas cartas a Felipe IV, cuyos manuscritos poseía la Reina madre y que Francisco Silvela publicó en 1885. Además de su trabajo como documentalista, editó la Relation de la bataille de Rocroy escrita por Francisco Fernández de la Cueva, duque de Alburquerque, en el siglo XVII. Menéndez Pelayo le rindió un homenaje al fallecer en nombre del cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, al que moralmente consideró que pertenecía la duquesa, quien a pesar de estar “expuesta a la continua frivolidad que el mundo elegante traía consigo” había preferido el estudio.

Se intentó que ingresara en la Real Academia de la Historia, sin éxito, pues en ese tiempo lo prohibía el reglamento de la institución.

En opinión de Menéndez Pelayo, su muerte en 1904 resultó inesperada porque siempre se había ejercitado en “sanos y varoniles deportes”.

 

Obras de ~: Documentos escogidos del Archivo de la Casa de Alba, Madrid, Imprenta de Manuel Tello, 1891; Autógrafos de Cristóbal Colón y Papeles de América, Madrid, Rivadeneyra, 1892; Catálogo de las colecciones expuestas en las vitrinas del Palacio de Liria, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1898; Nuevos autógrafos de Cristóbal Colón y Relaciones de Ultramar, Madrid, Rivadeneyra, 1902; Relation de la bataille de Rocroy, pars le Duc d’Alburquerque. Document publié par ~, Nogent-le-Rotrou (Francia), Société des Antiquaires de France, 1903.

 

Fuentes y bibl.: Biblioteca del Palacio Real de Madrid, Retratos de damas nobles españolas y extranjeras de la mitad del s. XIX. Álbum, sign. fot. 728; Archivo General de Palacio, exp. personal, caja 331-6.

J. G. López Valdemoro, conde de las Navas, Cosas de España. La Casa de Alba en la Exposición de Chicago, Madrid, Hijos de J. Ducazcal, 1895, M. Menéndez Pelayo, “Necrología” [con retrato], en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos (Madrid), mayo-junio de 1904; J. Ezquerra del Bayo y L. Pérez Bueno, Retratos de mujeres españolas del siglo XIX, Madrid, Junta de Iconografía Nacional, 1924, págs. 354-355; C. Simón Palmer, Escritoras españolas del siglo XIX. Manual bio-bibliográfico, Madrid, Castalia, 1991, págs. 264-265.

 

Carmen Simón Palmer

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