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Juan Valencia Herrera

Biografía

Valencia Herrera, Juan. Juan Valencia el del Infante. Lima (Perú), 25.II.1605 – Madrid, 15.VIII.1663. Espía mayor de Felipe IV y toreador.

Descendiente del rey Alfonso X el Sabio, aunque no por línea directa de mayorazgo, a través del tercer hijo, Juan, señor de la villa de Valencia de Campos, que él mudó a Valencia de Don Juan. Cambió desde 1641 su segundo apellido por uno creado “el del Infante” que usó el resto de su vida. Sus antepasados se trasladaron a Indias en tiempos de su abuelo Juan, que marchó en 1493 con el segundo viaje de Cristóbal Colón, avecindándose en Santo Domingo. Allí casó con Constanza de Vergara, con la que tuvo un hijo llamado Antonio de Valencia el Mozo. Éste contrajo matrimonio con Constanza de Santiago y fue su hijo Leandro, padre de Juan de Valencia, que se dedicó, como sus antepasados, a tareas escribaniles y que a su vez se casó con Felipa de Herrera.

Hizo su primer viaje a España en 1619, regresando al poco tiempo para añadir a las seis encomiendas de indios que ya tenía, las de Collanca y Monsejú. De nuevo volvió a España en 1626, pretendiendo el cargo de juez oficial del Tribunal de Cuentas de Lima, donde tenía su residencia, que no logró. Le fue, sin embargo, concedido un hábito de la Orden Militar de Santiago, sobre el que tuvo grandes dilaciones a causa de sus antecedentes escribaniles, y que no pudo vestir hasta 1640, cuando ya hacía diez años que había regresado a Indias. Comenzó entonces a ganar fama como toreador en las fiestas que, a la usanza española, allí se hacían y en las que mostró gran destreza. En 1632 era corregidor de Paucarcolla y residía en Lima en la calle Aldabas.

En 1637 regresó por tercera vez a España, de donde no volvería a salir. Puso casa en Madrid en la calle de Atocha, semiesquina a la entonces llamada del Tinte y hoy de duque de Fernán Núñez, adonde tenía salida de cochera por otra casa unida al fondo con la principal. Se ubicaba, pues, ésta en la que después sería manzana 5, casa n.º 2, junto al Hospital de Antón Martín. Con abundantes rentas de sus encomiendas en Perú, su patria —él se decía “perulero”—, adquirió hasta tres casas más y una huerta jardín en el paseo del Prado, en la que sería después la manzana 260, como finca de recreo. Adquirió también el señorío de la villa de Yeles, que compró en 1640.

Tuvo amores con Isabel Ponce de León, con la que tuvo una hija en 1647, separándoles la familia de ella tras este hecho. No volverían a reunirse hasta 1658, seguramente por defunciones familiares, teniendo entonces un segundo hijo, Juan, y en 1660, la tercera, María Teresa. Según su testamento, en 1638 había conocido a una dama flamenca huérfana de la que sólo da sus nombres, Margarita Alberta, que residió siempre en el Convento de las Calatravas al cargo de una profesa de la casa, y como algo que más tarde se llamaría “señora de piso”. Asegura que no tuvo relación con ella, pero le pasaba 1500 reales al año para su sustento, y encargó que le fueran pagados hasta su muerte. Con Isabel, madre de sus hijos, murió Juan sin haber contraído matrimonio.

Consiguió el nombramiento de familiar de la Inquisición en 1641, cargo que se sabe puramente honorífico, y en 1647 compró una plaza de regidor de la villa de Madrid a Luis Ulloa. Frecuentó poco el Ayuntamiento, asistió menos a las sesiones, y apenas cumplió otro servicio municipal que el de ser comisario de las fiestas de toros en compañía de otro diestro toreador de la época, el regidor Francisco de Luzón, buscando con él los toros que habían de correrse y dirigiendo la construcción de los tablados en la Plaza Mayor. También se le encargó la vigilancia de la Puerta de Toledo con ocasión de la epidemia de peste. En 1650 vendió la plaza de regidor a Gabriel de Rojas ganando 7150 reales en la diferencia, seguramente porque esperaba nombramiento de más importancia.

Efectivamente, en 1651 fue nombrado “Superintendente de las correspondencias secretas y Espía Mayor de Su Majestad Felipe IV”. Sólo cuatro tuvieron este cargo existente en los reinados de Felipe III y Felipe IV. Fueron los primeros los Velázquez de Velasco, padre e hijo. Les siguió el marqués de Chavela —para quien lo solicitó su mujer por haber dado su hija descendencia al Rey— y después Gaspar de Bonifaz y Juan de Valencia, cuyo nombramiento se conserva en Archivo. Fue espía mayor hasta su muerte con el cargo de vigilar las fronteras y las casas de los embajadores doblado del ejercicio de lo que hoy se nombra introductor de embajadores.

En 1654 fue designado miembro del Consejo Real de Guerra en plaza de capa y espada, pero al año siguiente fue detenido por el alcalde Bañuelo y llevado a Chinchilla por palabras que tuvo en el Consejo con otro consejero, Diego de Cárdenas, conde de la Puebla del Maestre. Al poco tiempo, y defendido por el marqués de Esquilache, fue puesto en libertad sin cargos.

Alcanzó fama de toreador en Madrid, refrendando así en la Plaza Mayor y en el Retiro la que le precedía de las Indias, siempre acompañado únicamente por dos indios que él había traído consigo en vez de la nube de lacayos habitual. Llegó a inventar una espada especial para la lidia, así como un nuevo modelo de rejones. Escribió un tratado sobre el arte de torear, el tercero de que se tiene noticia.

Se ordenó enterrar en los Trinitarios Descalzos, pretendiendo después su traslado a una capellanía que fundara en la villa de Yeles y que no llegó a ser realidad, e instituyó mayorazgo en el que tendrían preferencia los hijos legítimos, reconocidos en su testamento, y ordenó que sus descendientes usaran el apellido de “Valencia el del Infante” de forma obligatoria. No lo consiguió: su hijo murió joven, sin hijos y sin usarlo, y su descendencia siguió por línea femenina hasta continuarse en los actuales condes de Castillejo de Guzmán, título concedido en 1866.

 

Obras de ~: Reglas de torear y para poderlo errar, 1639 (Biblioteca Nacional de España, ms. 9.500) (ed. en J. M.ª de Cossío, Los toros: tratado técnico e histórico, Madrid, Espasa Calpe, 1943; J. del Corral, Don Juan de Valencia: toreador, espía de Felipe IV, regidor de Madrid y tratadista de toros, Madrid, Unión de Bibliófilos Taurinos, 1999); Memorial de servicios, s. f. (Biblioteca de la Real Academia de la Historia, colección Salazar y Castro (ed. en J. del Corral, Don Juan de Valencia: toreador, espía de Felipe IV [...], op. cit.).

 

Bibl.: G. Lohman Villena, “El limeño don Juan de Valencia el del Infante”, en Miscelánea Americanista: [Homenaje a D. Antonio Ballesteros Beretta, 1880-1949], t. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1952, págs. 395-464; J. del Corral, El Palacio de Abrante, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1968, págs. 25-57; C. Pescador del Hoyo, Don Juan de Valencia, conferencia, Madrid, Ayuntamiento de Madrid-Instituto de Estudios Madrileños, 1987; J. del Corral, Don Juan de Valencia: toreador, espía de Felipe IV, regidor de Madrid y tratadista de toros, Madrid, Unión de Bibliófilos Taurinos, 1999.

 

José del Corral Raya