Argimundo. Argimundus Dux provinciae. ?, m. s. vi – 590 post. Fracasado usurpador al trono de la España goda.
A principios del 590 Argimundo ocupaba una posición de gran poder e influencia en el reino godo.
Además de ostentar el cargo de duque era miembro del Cubículo del rey Recaredo. Lo primero le situaba al frente de las fuerzas militares existentes en una de las seis provincias o ducados del reino. Lo que suponía también la jurisdicción sobre las personas de estatus militar de dicha circunscripción, así como el control de los recursos fiscales necesarios para el mantenimiento de las fuerzas militares bajo su mando. Esto último se reforzaba en el caso de Argimundo por su carácter de miembro del Cubículo real. Pues del Cubículo dependía la administración de una serie de bienes fundiarios, con los trabajadores adscritos y dependientes, especialmente vinculados a sustentar los gastos del Monarca y su palacio, que incluía desde numerosos servidores a soldados de elite.
Su carácter de cubiculario abre la posibilidad de que Argimundo tuviera un origen humilde, tal vez incluso servil, que explicaría que Juan de Bíclaro le califique, aunque en una frase de contenido gnómico, de “criado” (famulus) y a Recaredo de “dueño” en su relación con el mismo. Ello explicaría que Argimundo no figurase entre los nobles godos que abjuraron del Arrianismo en el Concilio III de Toledo de abril del 589. En todo caso también es cierto que Juan de Bíclaro no hace referencia alguna a un móvil religioso en la conjura que Argimundo encabezó a principios del 590 con el fin de asesinar a Recaredo y sustituirle en el trono.
Sin embargo, la conjura fue descubierta a tiempo.
Apresado y sometido a un careo con sus cómplices Argimundo confesó sus planes. Mientras aquéllos fueron de inmediato ejecutados, a Argimundo se le sometió a una ceremonia humillante copiada de la reservada en esa época en Bizancio para los que fracasaban en su intento de usurpar el trono imperial.
Cruelmente sometido a tormento, con el cuero cabelludo arrancado y su diestra amputada, Argimundo fue paseado sobre un pollino por las calles de Toledo y al frente de un cortejo formado por sus cómplices.
Aunque se ignora la suerte posterior corrida por Argimundo, es posible que no lograra recuperarse de las heridas inferidas y falleciera poco tiempo después.
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Luis Agustín García Moreno
