Fernández del Campo y Angulo, Pedro. Marqués de Mejorada del Campo (I). Bilbao (Vizcaya), 30.X.1616 ant. – Madrid, 3.III.1680. Secretario de Despacho Universal.
Bautizado en la iglesia de San Antón, de Bilbao, el 30 de octubre de 1616, fueron sus padres Pedro Fernández del Campo, señor de la casa del Campo, en el lugar de La Llana (valle de Tudela, Burgos), familiar del Santo Oficio, y María Fernández de Angulo, que por ser parientes (aunque no próximos) hubieron de solicitar dispensa para casarse. Tanto sus padres como su abuelo —también llamado Pedro—, su abuela María Íñiguez y bisabuelos paternos, así como los ascendientes maternos, procedían de los valles de Tudela y Mena, en los confines de las tierras burgalesas próximas a Vizcaya y Cantabria.
Del análisis de documentos integrantes de varios expedientes familiares se deduce que, pertenecientes a la nobleza rural, los progenitores de Fernández del Campo y Angulo fueron vecinos de La Llana y de Bilbao, donde el padre ejerció de administrador de los reales derechos de diezmos de la Mar y pagador general de las Armadas, habiendo desempeñado también el cargo de corregidor de dicha villa.
Desde temprana edad se dedicó a diferentes ocupaciones y empleos de papeles, particularmente de oficial de la Secretaría de Estado y Guerra del cardenal- infante Fernando de Austria —hermano de Felipe IV—, a quien siguió en todas las jornadas y campañas desde que salió de la Corte hasta que murió el 9 de noviembre de 1641 en Bruselas. Esas tareas debieron de estar precedidas de las de ayuda de cámara del hijo natural del Monarca, Juan José de Austria, aunque probablemente éstas durasen poco tiempo.
Habiendo coincidido Pedro Fernández del Campo y Angulo con Gaspar de Bracamonte y Guzmán, conde de Peñaranda, en las actividades de la secretaría del cardenal-infante, a partir de 1645 actuó como secretario de la embajada extraordinaria presidida por Gaspar de Bracamonte destinada a conseguir la pacificación en los Países Bajos. Desde 1645 y hasta 1648-1649 ambos colaboraron muy estrechamente y en conexión directa con Felipe IV, llevando el peso principal por el lado español de unas difíciles y largas negociaciones que permitieron la obtención de unas condiciones honorables para España y la independencia por parte de los Países Bajos, en la Paz de Westfalia de 1648, que puso fin a la denominada Guerra de los Treinta Años. Las plurales actividades de Pedro Fernández del Campo durante este período pueden resumirse así: redacción de numerosos documentos (cartas, informes, etc.) ideados por el conde de Peñaranda para ser remitidos a la Corte española (Monarca, secretarios, etc.), al gobernador español en Flandes (residente en Bruselas, marqués de Castel-Rodrigo) o a otros embajadores plenipotenciarios; escritos que se conservan en el Archivo Histórico Nacional; custodia de minutas, copias de esos documentos y de los escritos recibidos; redacción y envío de escritos ideados por él a diversas personalidades, excepto al Rey, y, finalmente, realización personal de gestiones diplomáticas en aquellos territorios, por encargo de Gaspar de Bracamonte.
Ratificado el Tratado de Paz entre España y las Provincias Unidas el 15 de mayo de 1648, considerando el de Peñaranda que lo esencial de su misión podía darse por terminado, solicitó al Rey no sólo su cese personal, sino un futuro empleo en la Corte para Pedro Fernández del Campo y, además, que nombrara a éste caballero de la Orden de Santiago, distinción de la que le consideraba merecedor por su origen hidalgo y lo muy valioso de su trabajo en Westfalia. El Monarca, que acostumbraba gratificar a quien le había servido bien, concedió a Pedro Fernández del Campo el ansiado hábito de Santiago (5 de junio de 1649) y le nombró sucesivamente para importantes cargos administrativos en la Corte, incluso con derecho a ración y carruaje que se acostumbraba dar en las jornadas. Así, desde 1652 fue secretario de Despacho Universal y ayuda de cámara de Su Majestad (1659) y secretario de Estado para la negociación de Italia (1662), con las ventajas inherentes (casa de aposento, propinas y luminarias), entre otros cargos. Fallecido Felipe IV en Madrid el 17 de septiembre de 1665, continuó Pedro Fernández del Campo en la Secretaría de Despacho Universal de la reina gobernadora Mariana de Austria, tutora durante la minoridad del nuevo rey, de cuatro años, Carlos II. Desde 1669 pasó a ocupar además el cargo de secretario de la Junta de Gobierno (de la que ya formaba parte desde su constitución el conde de Peñaranda). Diversas actuaciones de Pedro Fernández del Campo, deducibles de documentos existentes en el Archivo Histórico Nacional, indican que actuó con entera lealtad hacia la Reina, evitándole enfrentamientos con intrigantes personajes del entorno cortesano o con otros no menos peligrosos, como Juan José de Austria. La Reina, agradecida, le concedió en 1671 mercedes como el agua para su casa, situada en la plazuela de las Descalzas Reales, de la que se trajo para el alcázar del valle y heredamiento de Amaniel.
Al venderse en pública subasta el señorío de la villa de Mejorada (situada a pocos kilómetros al este de Madrid) por ruina económica del marqués propietario, Pedro Fernández del Campo lo adquirió por 440.000 reales; tomó posesión en su nombre su hermano Íñigo (perteneciente también a la burocracia real) el 12 de marzo de 1672. En 1673 se le concedió el título de marqués de Mejorada, con lo que la localidad pasó a denominarse Mejorada del Campo.
De acuerdo con el valido Valenzuela, debió de intentar retrasar por dos años el momento de la terminación de la minoría oficial de edad del Rey (al cumplir éste en noviembre de 1675 los catorce años previstos en el testamento de Felipe IV); pero el joven Rey se opuso a ello, influido por su hermanastro, por su confesor y por su preceptor Ramos del Manzano, así como por algunos nobles.
Habiendo ordenado Valenzuela a Pedro Fernández del Campo, en el verano de 1676, la redacción de algunos decretos importantes (nombramiento de sendos virreyes para Sicilia y Cataluña, etc.) sin seguir el preceptivo cauce reglamentario que obligaba a consultar previamente al Consejo de Estado, el secretario de Despacho Universal puso en antecedentes a la Reina sobre esta irregularidad. La Reina, sin embargo, no le respaldó, y tales decretos fueron aprobados. Pedro Fernández del Campo muy contrariado, cayó enfermo.
Un compromiso resolvió la tensa situación: “Apenas convaleciente rogósele que pidiera la jubilación”; la cual obtuvo en condiciones muy favorables en septiembre de 1676.
Casado con Teresa de Salvatierra y Blasco, nacida en Salamanca el 26 de abril de 1636, fueron sus hijos Pedro Cayetano e Íñigo Fernández del Campo y Salvatierra.
Falleció el 3 de marzo de 1680 y fue enterrado en el convento de los agustinos recoletos de Madrid, en su calidad de miembro del patronato de dicha institución.
Su esposa también fue allí enterrada. Las estatuas orantes de ambos estuvieron hasta 1837 en aquel sitio, de donde pasaron (por derribo del convento) al Ministerio de Fomento y después al Museo Arqueológico Nacional.
Bibl.: J. A. Escudero, Los secretarios de Estado y del Despacho, Madrid, Instituto de Estudios Administrativos, 1969; J. A. Cabezas Fernández del Campo, “España en Westfalia”, en Historia 16, n.º 272 (1998), págs. 16-48; Negociación de la Paz de Westfalia, Peñaranda de Bracamonte, Ediciones Bracamonte, 1999 (en www.fundaciongsr.es/pdfs/westfalia.pdf.)
José Antonio Cabezas Fernández del Campo