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Diego Pérez de Valdivia

Biografía

Pérez de Valdivia, Diego. Baeza (Jaén), c. 1520 – Barcelona, 28.II.1589. Escritor, teólogo, predicador, discípulo de san Juan de Ávila.

Nació en el seno de una familia acomodada de cristianos nuevos. De joven lo enviaron sus padres a estudiar a Granada, donde conoció a san Juan de Ávila, y se sumó al grupo de sus discípulos clérigos. San Juan de Ávila lo envió a completar su carrera eclesiástica en la Universidad de Salamanca, le pagó los estudios y lo nombró catedrático de Sagrada Escritura en la novísima y “pastoral” Universidad de Baeza. Allí se distinguió no sólo como profesor, sino también como predicador, a zaga de su mecenas y maestro, san Juan de Ávila. Le ofrecieron el arcedianato de la Catedral de Jaén, cargo que le acarreó algunas interesadas enemistades.

Como predicador novel fue un tanto fogoso, y dio pie a que sus adversarios le denunciasen a la Inquisición. La denuncia surtió efecto, y Diego tuvo que renunciar al arcedianato y, lo que fue peor, lo ingresaron en las cárceles del Santo Oficio, sitas en los Reales Alcázares de Córdoba. Corría el año 1574.

En la cárcel dio hartas y edificantes pruebas de virtud, y también de saber. En una autodefensa o apología pro vita sua, para responder a las acusaciones del fiscal, dejó un claro testimonio de ambas cosas. Los mismos inquisidores le admiraban y compadecían, aunque por deber de ley y de oficio la sustanciación del proceso caminó a paso lento. Al cabo de dos años de prisión, en 1576 fue puesto en libertad, previa sentencia, que le fue leída en la sala (auto privado), y le absolvía de la instancia de “hereje”, pero le vetaba predicar, y le obligaba a retractar en público algunas palabras “malsonantes” de que fue acusado y que, en el fervor de algún sermón, había dicho.

Diego “retractó” en Jaén las “proposiciones” y frases que le indicaron los inquisidores, y no quiso quedarse allí ni en la Universidad. Emprendió camino a lejanas tierras: pasó por Toledo, donde se entrevistó con santa Teresa de Jesús el 18 de febrero de 1577. Y continuó viaje a Barcelona, donde ancló su peregrinación terrena.

Atrás quedaban sus años de profesor, y sus andanzas de predicador en Baeza, Jaén, Úbeda, Andujar, Marchena, Huéscar, Caravaca, etc.

En Barcelona, su segunda patria, se dedicó a enseñar Biblia en la Universidad, a predicar por toda la región y, sobre todo, a la dirección espiritual y a escribir.

El legado literario de Diego es muy abundante y vario. Su casa era “hospedería” de sacerdotes y “consultorio” de almas sedientas de vida interior. El obispo de Jaén, Francisco Sarmiento, lo invitó a regresar a la diócesis y a regir la Universidad de Baeza, pero Diego no aceptó. Mas no olvidaba los años de bienandanza y los años amargos pasados de su patria chica. En especial le preocupaban y pensaba en la legión de “beatas” que moraban y pululaban en la Baeza de la segunda mitad del siglo xvi. Para ellas escribió la obra más relevante de su fértil producción literaria: Aviso de gente recogida (1585).

El Aviso es una apología del estado de las “beatas” a la vez que un espejo de la situación social de ese sector social, un indicador de los peligros que entraña su modo de vivir y una guía para superarlos y alcanzar la meta de una pura y limpia y santa vivencia mística.

Además del Aviso de gente recogida (879 páginas en la última edición, Madrid, 1977), Diego Pérez de Valdivia escribió muchos libros más; unos salieron a luz en vida del autor y otros quedaron manuscritos.

Diego Pérez de Valdivia fue el escritor más fecundo o prolífico de entre los discípulos de san Juan de Ávila, y egregio representante de la literatura espiritual española del siglo xvi. La mayoría de esos libros los escribió en los años de paz, oración y enseñanza que pasó en Barcelona. Allí no tuvo problemas, ni tropiezos, antes bien admiración y buena acogida: la ciudad pidió a Felipe II que le asignase una pensión vitalicia y a que le rogase que no abandonase Barcelona.

Su tenor de vida era, efectivamente, beneficioso y ejemplar, una “reencarnación” o reedición vital de la pobreza, maestría y servicio al bien público del dechado san Juan de Ávila. En Barcelona murió, en olor de santidad, el 28 de febrero de 1589.

 

Obras de ~: Camino y puerta para la oración, Barcelona, 1580 (1584, 1586, 1588); Aviso de gente recogida, Barcelona, 1585 y 1588 (Baeza, 1596; Lérida, 1613; Madrid, 1618, 1678, 1778; trad. it., Florencia, 1590; Venecia, 1610; pról., introd. y ed. de Á. Huerga, est. prelim. de J. Esquerda Bifet, Salamanca, Universidad Pontificia, 1977); Tratado de la frecuente comunión, Barcelona, 1587, 1589, 1608 (Valencia, 1588); Libro de la vida [...] de la Princesa de Parma, Barcelona, 1587 (Valencia, 1618); De sacra ratione concionandi, Barcelona, 1589, 1598; Explicación del libro de los Cantares de Salomón, Barcelona, 1600; Tratado de la singular y purísima Concepción de la Madre de Dios, Barcelona, 1600; Opúsculos espirituales, s. f. (Biblioteca de la Universidad de Barcelona, ms. 1041).

 

Bibl.: L. Muñoz, Vida y virtudes del maestro Ávila y de sus discípulos, Madrid, Imprenta Real, 1635, fols. 106-119v.; J. M. Sánchez, “Ediciones y manuscritos de las obras del Dr. Diego Pérez de Valdivia”, en Salmanticensis, 9 (1962), págs. 631-641; J. Esquerda Bifet, “Un mariólogo catedrático de la universidad de Barcelona”, en Estudios Marianos, 33 (1969), págs. 279-303; A. Orive, “Pérez de Valdivia, Diego”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1973, pág. 1972; A. Molina Prieto, “El doctor baezano Diego Pérez de Valdivia y epistolario inédito”, en Boletín de Estudios Gienenses, 80 (abril-junio de 1974), págs. 85-86; Á. Huerga, Historia de los Alumbrados, t. II, Madrid, Fundación Universitaria Española, Seminario Cisneros, 1978, págs. 175-301.

 

Álvaro Huerga Teruelo, OP

 

 

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