Hijo segundogénito, y primer varón, del duque Fernando I de Parma y de la archiduquesa María Amalia de Austria, nacido en el palacio de Colorno, cerca de la ciudad italiana de Parma, el 5 de julio de 1773. Pasó su infancia y juventud en la tranquila corte de su padre pero, a causa de una caída sufrida a los diez años, padeció de epilepsia, hecho que no limitó su interés por algunas materias de estudio como la botánica. De salud frágil pero de carácter honesto y costumbres rectas, con veintidós años salió de su Parma natal camino de España para buscar esposa en la corte de su tío, el rey Carlos IV. Ya en Madrid, y aunque le había sido destinada la infanta María Amalia, él prefirió a su hermana, María Luisa, hija del soberano español, con quien contrajo matrimonio en el palacio de La Granja el 25 de agosto de 1795. Al día siguiente de su matrimonio su tío y suegro, el rey de España, le concedió el rango de infante de España, extensible también a sus hijos por nacer. Dado que por aquellas fechas las tropas francesas de Napoleón Bonaparte habían ocupado el ducado parmesano de su padre, por el tratado de Aranjuez de 1801 le fue ofrecido, a cambio de su herencia parmesana, el gran ducado de Toscana que nunca llegó a regir. En tiempos de tanta confusión política, fruto del imperialismo francés y de la debilidad del trono español, pocas semanas más tarde, y tras declarar no haber renunciado a sus derechos al trono parmesano, fue proclamado rey del recién creado reino de Etruria, en la Toscana italiana, haciendo su entrada en la ciudad de Florencia el 10 de agosto de 1801. [...]