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Narciso Clavería y Zaldúa

Biografía

Clavería y Zaldúa, Narciso. Conde de Manila (I). Gerona, 2.V.1795 – Madrid, 20.VI.1851. Teniente general, capitán general de las islas Filipinas, senador del reino, caballero laureado de San Fernando.

Este ilustre militar español —según diferentes testimonios coincidentes— era hombre de amplia cultura, trabajador, cortés y honrado. Narciso Clavería era hijo de María de Jesús de Zaldúa y Murrieta y del coronel del Real Cuerpo de Artillería Antonio Clavería y Portu —asesinado por las turbas cuando era gobernador militar de Huesca el 6 de junio de 1808 por haberse negado a entregar las armas—. Su carrera militar comenzó precozmente el 22 de noviembre de 1801, a la edad de seis años, con su ingreso en el Ejército como artillero distinguido. El 9 de enero de 1807 sentó plaza como caballero cadete en el Colegio de Artillería, con sede en el Alcázar de Segovia.

El bautismo de guerra de Narciso Clavería tuvo lugar durante la Guerra de la Independencia (1808- 1814). De hecho, desde el 2 de mayo de 1808 hasta el 24 de agosto de 1812 permaneció en la Isla de León y se hallaba en 1810 en la retirada a Cádiz y la Isla, en cuya defensa permaneció constantemente. Por sus servicios en la Isla de León ganó la Cruz de 1.ª clase.

Durante este período fue ascendido en el año 1809 a subteniente de la Compañía de Cadetes de Artillería; a teniente en 1811 y nombrado en 1812 ayudante del comandante general de Artillería, Navarro Sangrán, conde de Casa Sarriá.

Además, y como se acredita en su hoja de servicios —que se conserva en el Archivo General Militar de Segovia—, en octubre de 1809 fue destinado a la fábrica de fusiles de Sevilla. Asimismo, desde el 24 de agosto de 1812 y hasta el 11 de agosto de 1813 pasó al Ejército de Reserva de Andalucía, participó en los Pirineos en las acciones del 7, 8 y 13 de octubre —obteniendo una segunda Cruz de 1.ª clase por esta última acción— y asistió también al ataque y toma de Zarauz, tenazmente defendido por los franceses.

Obtuvo como recompensa el grado de capitán y pasó después al bloqueo de Pamplona hasta la rendición de la plaza. El final de la guerra contra los imperiales, concretamente desde el 22 de febrero de 1814, Clavería lo pasó destinado en la Dirección General del Cuerpo de Artillería, hasta agosto del año siguiente.

En 1815, durante el primer período absolutista (1814-1820), tras la devolución del trono a Fernando VII, Narciso Clavería fue nombrado ayudante de campo del comandante general del Ejército de Reserva de Andalucía. El pronunciamiento de Riego en Cabezas de San Juan (Sevilla), el 1 de enero de 1820, fue uno más de los que habían jalonado la primera etapa absolutista, pero tuvo, sin embargo, un carácter decisivo, ya que iba a marcar el inicio de una nueva etapa conocida como Trienio Liberal o Constitucional (1820-1823). El 10 de agosto de 1822, mandando noventa caballos de Artillería y otros cuerpos del Ejército constitucional, Narciso Clavería y Zaldúa batió en el Salvacañete (Cuenca) una facción de doscientos lanceros, destrozándola totalmente. El 15 de octubre, marchando con ochenta infantes y ocho caballos de Artillería a las órdenes del general Antonio Remón Zarco del Valle, sostuvo un encuentro con toda la División de Navarra: fue batido y hecho prisionero por los realistas en Casbas (Huesca), cerca de Barbastro.

En 1824, y tras la instauración del segundo período absolutista (1823-1833), Clavería regresó a España y obtuvo licencia indefinida, siendo rehabilitado en su empleo por Real Orden de 7 de abril de 1832 y destinado posteriormente a la fábrica de fusiles de Plasencia (Cáceres), cuya dirección estuvo algún tiempo a su cargo. A finales de este período dedicado a la faceta industrial y fabril del Arma de Artillería, alcanzó el grado de teniente coronel.

El 12 de julio de 1832, Narciso Clavería contrajo matrimonio con Ana de Berroeta y Villar, nacida en Cartagena de Indias (Colombia) el 9 de abril de 1808, hija del capitán de la Real Armada Manuel Berroeta y de Ana de Villar y Sanz. A partir de entonces se desarrolló una de las etapas más intensas en la vida militar de Clavería, como consecuencia del estallido de la primera de las guerras carlistas (1832-1839), que enfrentaron por el trono español a los partidarios de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, con a los afines a Isabel, hija del Monarca, que contaba apenas tres años cuando se produjo la muerte de su padre. Así pues, empezada ya la guerra civil entre carlistas e isabelinos, el 12 de julio de 1834 se le otorgó a Clavería el mando de una columna en la Sierra de Burgos, con la que persiguió y batió a la facción de Merino, primero en la Venta del Fraile y más tarde, el 10 de octubre, en Villahoz (Burgos), en Mecerreyes (Burgos), el 23 del mismo mes, y en Villamayor (Zamora), el 8 de noviembre, causándole grandes pérdidas. Estas acciones fueron reconocidas por el Gobierno de María Cristina de Borbón —Regente del reino durante la minoría de edad de su hija Isabel—, con el grado de coronel de Caballería y la tercera Cruz de 1.ª clase.

En 1835 fue nombrado por el ministro de la Guerra comandante general de Artillería de San Sebastián y comandante de los puestos fortificados de la costa, así como inspector extraordinario de los mismos en los ramos de fortificación y abastecimiento de víveres. Sin duda, y según se desprende la documentación consultada, en el desempeño de estas importantes comisiones mejoró los medios de defensa de los fuertes de la costa.

En San Sebastián se encontró durante el bloqueo, distinguiéndose en las salidas, por lo que ascendió en abril de 1836 a teniente coronel de Artillería. En febrero de ese mismo año se halló en la salida que se hizo desde la plaza de San Sebastián, en la que actuó como primer ayudante de campo del general en jefe Luis Fernández de Córdoba. De igual forma, participó el 6 de abril en el reconocimiento sobre Algorta (Vizcaya) al frente de un batallón; el 15 de mayo como jefe de Estado Mayor de la 6.ª División del Ejército del Norte se halló en la acción de Galdácano (Vizcaya) y Altura de Santa Marina; el 20 de junio en la acción de Burceña (Vizcaya), donde condujo las guerrillas al ataque tomando con ellas las altura de las Cruces y desalojando al enemigo el 19 de julio en las alturas de Mediana. Finalmente, estuvo presente en el valle de Mena mandando la brigada de vanguardia del cuerpo del Ejército de la Izquierda. También en 1836 obtuvo la comisión especial de evacuar Lequeitio (Vizcaya) y cuando Clavería iba a proceder a verificarlo, conduciendo para apoyo de sus operaciones un batallón, lo encontró en poder del enemigo. El 21 de octubre 1837 se halló en la toma de Guetaria (Guipúzcoa).

En enero de 1838, los días 28, 29 y 30, participó en las expediciones planteadas sobre el río Oria y su paso; el 6 de febrero asistió a la destrucción de los atrincheramientos y cuarteles de Zarauz y Monte Gárate al frente de Guetaria; en los días 30 de marzo y 2, 3 y 4 de abril estuvo presente en el reconocimiento, ataque y toma de los fuertes de Vega; el 24 de junio, en el paso de Oria y destrucción de las obras de Zubieta (Guipúzcoa); el 8 de octubre en la acción de las alturas de Alcíbar, desplegando en todas estas intervenciones mucho valor personal, conocimientos militares, actividad y energía; se distinguió particularmente en la toma de Vera. En 1839 ascendió a coronel de Infantería y en junio de ese mismo año a brigadier, siendo nombrado jefe de Estado Mayor del Ejército del Centro. Narciso Clavería asistió, de igual forma, a los reconocimientos de Aliaga (Teruel), su sitio y toma —por lo que se le concedió la Cruz de San Fernando de 3.ª clase— y concurrió después al ataque y toma del fuerte de Alcalá de la Selva (Teruel), a las operaciones del Maestrazgo, la batalla de la Cenia (Tarragona) y acción de Borrell. En 1840 ascendió a mariscal de campo.

La regencia de Espartero (1841-1843) constituye un Trienio Progresista durante el cual la inquietud de los militares moderados, apoyados desde Francia por María Cristina, así como la división del equipo gobernante impiden un normal funcionamiento constitucional.

Ante esta situación, Clavería y Zaldúa, hallándose con licencia en las provincias vascas, simpatizó con los partidarios del restablecimiento de la regencia de la Reina, por lo que, fracasado el movimiento, tuvo que emigrar a Francia hasta que, en 1843 después de la caída de Espartero, pudo regresar a territorio español.

Un mes después de la dimisión y exilio del general Espartero en Londres, tras la sublevación de Narváez y sus compañeros de Arma, fue nombrado, en agosto de 1843, capitán general de Navarra (Décimo Distrito Militar) y fue trasladado en diciembre a la Capitanía General de Aragón (Sexto Distrito Militar) hasta 1844, cuando recibió juntamente el nombramiento de teniente general y el de gobernador, capitán general y presidente de la Audiencia de las islas Filipinas, donde —y según palabras de Jorge Vigón— su honradez dejó grato recuerdo.

Narciso Clavería llegó al puerto de Manila al anochecer del 13 de julio de 1844 y tomó posesión de sus cargos de inmediato. En el gobierno de las Filipinas sucedía al teniente general Francisco de Paula Alcalá de la Torre. Para poder gobernar con acierto y eficacia unos territorios tan vastos, realizó a su llegada una visita a las principales provincias del archipiélago, con el fin de comprobar por sí mismo los problemas existentes y así poder corregir en la medida de sus posibilidades las deficiencias observadas. Durante su mandato, en el aspecto militar, se mostró implacable con la piratería que asolaba aquellas tierras, infligiéndoles algunas derrotas importantes; de todas las acciones acometidas por Clavería en contra de la piratería destaca por su trascendencia la expedición militar a la isla de Balanguingui, situada en el archipiélago de Joló y considerada desde siempre como uno de los principales focos de piratas. Los efectos de tan enérgicas y contundentes actuaciones se dejaron sentir incluso en los demás enclaves europeos de la zona y, así, el gobernador general de las posesiones neerlandesas felicitó a Clavería por sus atinadas intervenciones.

En el orden internacional resolvió con prudencia y mesura lo que pudo ser un conflicto con Francia por haber intentado esta nación posesionarse de la isla de Basilán (Filipinas), mediante convenio con el sultán de Joló, prescindiendo de la soberanía de España. En reconocimiento de su buena gestión, la reina Isabel II le concedió por Real Decreto (RD) de 29 de julio de 1848 la merced de conde de Manila, con el vizcondado previo de Clavería.

De igual forma, fueron destacadas las numerosas y variadas disposiciones que introdujo en aquellos territorios: reglamentación de la industria minera; creación de un cuerpo de seguridad pública; establecimiento de un sistema para la elección de gobernadores y demás ministros de justicia de los pueblos; regulación del juego, de la servidumbre doméstica, la propiedad literaria, el empadronamiento de chinos, el fielato —oficina a la entrada de las poblaciones en la cual se pagaban los derechos de consumo— o la agricultura.

Otra de las medidas con más repercusión que implantó fue el denominado Decreto de cambio de apellidos (1849), con el fin de regularizar los apellidos y nombres patronímicos de los que, en general, carecían los indígenas y favorecer así el control del censo y la mejor administración y gobierno del archipiélago.

Su estancia en tierras filipinas se prolongó, muy a su pesar, hasta diciembre de 1849, cuando hubo de solicitar el relevo debido a sus problemas de salud, tras ser evaluado por una comisión médica formada por miembros del Cuerpo de Sanidad Militar y encabezada por el doctor Antonio Codorniz y Nieto.

Cabe señalar además que el capitán general Clavería y Zaldúa, como buen artillero, gestionó desde el archipiélago, en 1848, traslado al Museo de Artillería de Madrid de fondos para que ingresasen en sus colecciones, concretamente “dos piezas de artillería de bronce, de los cogidos a los piratas moros de la Isla de Balanguingui”. Según se refleja en el Catálogo del Museo del año 1856, se trataba de dos lantacas de bronce tomadas por las tropas españolas en uno de los fuertes de Balanguingui en febrero de 1848, expedición que mandó personalmente Clavería. Las gestiones del capitán general por enriquecer las colecciones del museo llegaron a buen puerto cuando esos fondos ingresaron finalmente en las colecciones en 1850.

El 12 de noviembre de 1850 fue admitido y juró como senador vitalicio, no habiendo podido hacerlo antes por su periplo filipino tras su nombramiento por RD de 15 de agosto de 1845. Pero apenas transcurrido una año transcurrido, la hoja de servicios de Narciso Clavería se cerró el 26 de junio de 1851 —fecha de su muerte a consecuencia de una enfermedad contraída durante su estancia en Filipinas—, tras una dilatada, brillante y meritoria carrera militar, que desarrolló durante cuarenta y nueve años —de los cincuent y seis vividos—, y en la que desempeñó todos los cargos que le fueron encomendados con perseverancia, laboriosidad y mesura. El gobierno español premió estos servicios concediéndole además la Gran Cruz de san Fernando de 1.ª clase. De Narciso Clavería y Zaldúa, conde de Manila, y como capitán general de Filipinas, se conserva un retrato en la Academia de Artillería de Segovia.

 

Obras de ~: Un año de mi vida (1822-1823), s. f.

 

Fuentes y bibl .: Archivo General Militar (Segovia), exp. personal; Archivo del Senado (Madrid), Expediente personal del Senador Vitalicio Conde de Manila, D. Narciso Clavería, sign. HIS-0264-03.

J. Montero y Vidal, Historia General de Filipinas desde el descubrimiento de dichas islas hasta nuestros días, t. III, Madrid, Est. Tipográfico de la Viuda e hijos de Tello, 1895; A. Carrasco y Sayz, Icono-biografía del Generalato español, Madrid, Imprenta del Cuerpo de Artillería, 1901; J. Vigón, Historia de la Artillería Española, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1947; M.ª D. Herrero Fernández Quesada, Cañones y probetas en el alcázar. Un siglo en la historia del Real Colegio (1764-1862), Segovia, Patronato del Alcázar de Segovia (PAS), 1993; Orígenes del Museo del Ejército. Aproximación histórica al primer real Museo Militar Español, Madrid, Ministerio de Defensa, 1996; M. Luque Talaván, “Narciso Clavería y Zaldúa: Gobernador y Capitán General de las Islas Filipinas”, en Revista Complutense de Historia de América (Madrid), n.º 23, 1997, págs. 206-209.

 

María Dolores Herrero Fernández-Quesada

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