Vallabriga y Rozas, Teresa de. Zaragoza, 6.XI.1759 – 26.II.1820. Noble, esposa del infante Luis Antonio de Borbón Farnesio.
Fue Teresa de Vallabriga uno de los vástagos del matrimonio formado por el noble aragonés José Ignacio de Vallabriga y Español, y por la aristócrata Josefa de Rozas y Drummond de Melfort, de raíces y familia jacobitas.
Su matrimonio con el infante don Luis, hermano de Carlos III, determinó su destino. Aquel enlace estaba íntimamente relacionado con la pragmática de Carlos III sobre matrimonios “desiguales”. Ni Fernando VI ni Carlos III habían querido dar esposa a su hermano don Luis. Don Carlos obligó al infante a casarse con persona “desigual”, privando a su descendencia, en virtud de la referida pragmática, de cualquier perspectiva sobre la Corona y hasta del derecho a utilizar el apellido Borbón. De la documentación que subsiste se puede deducir que ni a Carlos III ni a Carlos IV se les informó del lejano parentesco de Teresa con la Familia Real de los Estuardos, como bisnieta de John Drummond, I duque de Melfort.
El enlace de Luis y Teresa se celebró el 27 de junio de 1776 en la capilla del palacio que en Olías de Rey tenía la marquesa viuda de Villafranca, duquesa de Fernandina. Aquel matrimonio fue una fuente permanente de sinsabores para la joven Teresa, que tuvo que seguir a su ya avejentado marido en el peculiar exilio que lo mantuvo recluido en sus posesiones de Velada y Arenas de San Pedro. Carlos III distinguió a su cuñada con particular rigor y notorio desprecio. Mientras que a don Luis se le permitía visitar la Corte, a doña Teresa se le negaba hasta ese derecho. Los hijos que sobrevivieron de este matrimonio fueron Luis María, cardenal que fue de Toledo; María Teresa, condesa de Chinchón por cesión de su hermano, que casaría con Manuel Godoy, y María Luisa, mujer del I duque de San Fernando de Quiroga.
A los ocho días de morir el infante, el 7 de agosto de 1785, Carlos III separó a Teresa de sus hijos, encomendando su educación al arzobispo primado de Toledo, Francisco Lorenzana. La muerte de Carlos III no puso fin al virtual destierro de Teresa. De los siete años que pasó aquella viuda sola y rica en Arenas de San Pedro y en Velada, sólo se sabe que conoció una gran “debilidad de cabeza”, expresión que probablemente encubra una depresión.
En el verano de 1792 pidió y obtuvo licencia para vivir donde quisiera. Marchó entonces a su ciudad natal, Zaragoza, no sin visitar antes a sus hijos, en Toledo.
A la capital del Ebro llevó Teresa la espléndida colección de arte que heredó de su difunto esposo, que incluía obras tan famosas como El príncipe Baltasar Carlos a caballo.
El matrimonio del favorito Godoy con su hija mayor, el 2 de octubre de 1797, modificó radicalmente la situación de Teresa y de sus hijos. Aunque Carlos IV no derogó la pragmática de su padre, concedió a sus primos hermanos el derecho a llamarse Borbón así como grandes honores y prerrogativas. Así, de 1802 es la Orden de Su Majestad mandando que Teresa Vallabriga, viuda del infante don Luis, use tiros de seis mulas o caballos con franja de la Casa Real.
Durante la Guerra de la Independencia, Teresa se retiró a Mallorca. En 1814 regresó a su casa de Zaragoza, y allí pasó el resto de su vida hasta su muerte, el 26 de febrero de 1820, pocos días antes de la victoria de los liberales. A su muerte, su yerno, el duque de San Fernando, era ministro de Estado en el último Gobierno absolutista; tres semanas después, jurada por Fernando VII la Constitución gaditana, cesaba su yerno y era su hijo Luis quien pasaba a presidir la Junta Provisional Gubernativa, primer órgano de gobierno del Trienio Liberal.
Entre las mejores obras de Goya se cuentan los distintos retratos que realizó de Teresa Vallabriga y de su familia, mereciendo lugar destacado La familia del infante don Luis, conservado en la Fundación Magnani Rocca, o el famoso retrato de su hija mayor, La condesa de Chinchón.
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Luis Español Bouché