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Eugenio Carrillo Calva

Biografía

Carrillo Calva, Eugenio. Casar de Talamanca (Guadalajara), 15.XI.1826 – Castro Urdiales (Can­tabria), 4.VII.1874. Coronel de Artillería Eugenio Carrillo Calva era hijo de Juan Luciano Carrillo y Jiménez de Peralta y de Juliana Calva Ve­nero. En 1859, cuando contaba treinta y tres años, contrajo matrimonio con Victorina Sánchez de To­var y Escarano.

Carrillo Calva inicia su carrera militar el 9 de enero de 1845, fecha en la que ingresa en el Real Colegio de Artillería de Segovia, previo examen y aprobación del primer año de estudios como cadete externo proce­dente de la clase de paisano. En febrero de ese mismo año fue agraciado con el empleo de subteniente de Milicias Provinciales. Posteriormente, desempeñó el cargo de subrigadier en premio a su buena conducta y aplicación. En diciembre de 1847 pasa a la clase de subteniente alumno de la Escuela de Aplicación.

El 23 de diciembre de 1848 asciende a teniente de Artillería y se le destina al 5.º Regimiento de Artillería a Pie de Segovia, en el que a los dos años obtiene el cargo de ayudante, desempeñándolo hasta su ascenso a capitán el 6 de abril de 1857. Anteriormente, el 5 de enero de 1852, le había correspondido el grado de capitán por el natalicio de la princesa doña María Isabel.

Carrillo Calva se encuentra destinado en el 5.º Re­gimiento hasta finales de junio de 1859, prestando el servicio de su clase en Segovia, Burgos, Ciudad Ro­drigo, Valladolid y, finalmente, en 1853, en Madrid.

El pronunciamiento del general O’Donnell y los sucesos de Vicálvaro, a finales de junio de 1854, no tardaron en dar su fruto, pues exaltándose el Partido Progresista contra el ministerio que presidía el conde de San Luis y a favor de Espartero, con las noticias recibidas de diferentes puntos de la Península, cuyas guarniciones se habían adherido al movimiento, em­pezó el 17 de julio a manifestar su descontento en actitud agresiva y tumultuosa. La dimisión del minis­terio de San Luis y la formación de otro presidido por el duque de Rivas con el general Fernando Fernández de Córdoba de ministro de la Guerra, no bastó para apaciguar los ánimos y las discordias políticas hicie­ron correr la sangre por las calles de Madrid. Durante estos días, en los que Carrillo Calva estaba de guar­nición en Madrid como ayudante de la 3.ª Brigada del 5.º Regimiento, se encontró presente en los acon­tecimientos de los días 17, 18 y 19 de julio de 1854 defendiendo el Real Palacio y sus inmediaciones a las órdenes del brigadier Juan Barbaza; por su destacada actuación obtuvo el grado de comandante.

El cambio de gobierno ocurrido el 14 de julio de 1856, sucediendo al ministerio progresista presidido por Baldomero Espartero el de la Unión Liberal, cuyo jefe era Leopoldo O’Donnell, hizo que toda la Mili­cia Nacional de Madrid, compuesta por unos diecio­cho mil hombres, se alzase en armas contra la nueva situación, ocupando diferentes puntos de la capital. Carrillo Calva estuvo presente en la Corte los días 14, 15 y 16 de julio defendiendo el parque y cuartel de San Gil a las órdenes del brigadier jefe del regimiento Francisco Alfonso Villagómez, por cuyos méritos le fue concedida la Cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando de 1.ª clase.

Desde el 1 de julio de 1859 sirvió de capitán del Detall del Taller de Precisión del cuerpo establecido en Madrid, hasta que por Real Orden de 11 de ju­lio de 1861 fue destinado al Colegio del Arma en clase de profesor.

El 25 de octubre de 1864 asciendió a comandante y ocupó el cargo de jefe del Detall de la Academia. Por sus servicios en el colegio le correspondió reglamen­tariamente la Cruz Blanca de 2.ª clase, el 7 de agosto de 1865.

Con antigüedad de 9 de enero de 1868 se le con­cede la Cruz de San Hermenegildo, y el 1 de julio pasa de nuevo a cumplir funciones de profesor en la Academia de Artillería de Segovia. Por reforma de su plantilla se le destina, el 30 de julio, como jefe del Detall del Parque de Barcelona.

Como recompensa reglamentaria en el servicio de profesor durante siete años sin interrupción, y en atención a que llevaba más de dos en su actual em­pleo, hallándose comprendido en la Real Orden de 16 de junio de 1860, obtuvo el empleo de teniente coronel del Ejército el 22 de agosto de 1868.

Por gracia personal, el 29 de septiembre alcanzó el grado de coronel del Ejército, y el 8 de junio de 1869, por antigüedad, el empleo de teniente coronel del Cuerpo. En ese mismo año prestó juramento a la Constitución.

En su destino de Barcelona participó en los acon­tecimientos de la insurrección republicana del 25 de septiembre de 1869. En esos días, la noticia del desarme de los voluntarios de las ciudades de Tarragona y Tortosa, llamados de la libertad, y la prisión del general Blas Pierrad a consecuencia del asesinato del gobernador interino de aquella provincia, Rai­mundo Reyes, verificado por las turbas que en mani­festación federal dirigía el expresado jefe, produjeron bastante efervescencia en los batallones de voluntarios republicanos de Barcelona, por lo cual se ordenó su desarme. Aquéllos se negaron a entregar las armas y levantaron barricadas. Las tropas atacaron a los sublevados el 25 de septiembre y fue necesario emplear la artillería para dominar la insurrección. Con su destacada actuación en estos acontecimientos, Carrillo Calva se hizo acreedor a la Cruz Roja del Mérito Mi­litar de 2.ª clase.

En abril de 1870 también tomó parte en los hechos ocurridos en la propia ciudad y villa de Gracia.

En 1871 jura fidelidad a Su Majestad el rey Ama­deo de Saboya. Ese mismo año, el nombramiento de Baltasar Hidalgo de Quintana como capitán gene­ral de Vitoria, al que los artilleros no perdonaban su forma de proceder en los hechos acaecidos en el cuar­tel de San Gil el 22 de junio de 1866, provocó la in­subordinación de los artilleros, lo que dio como resul­tado la disolución de la Escala Facultativa del Cuerpo por Su Majestad el Rey. Como consecuencia de estos acontecimientos, Carrillo Calva estuvo retirado igual que todos los oficiales de Artillería.

Los problemas que inmediatamente se fueron plan­teando, los de Cuba, los de los Cantonales, la indis­ciplina en los cuarteles artilleros y la falta de compe­tencia de estas unidades, hizo que las Cortes del 8 de julio de 1873, presididas por Castelar, tuvieran como consecuencia el reingreso de los retirados.

A Carrillo Calva, a su vuelta al servicio activo, y por Orden de 3 de noviembre de 1873, se le nombra di­rector del Parque de Zaragoza.

Durante la Guerra Carlista, en 1874, el capitán general Manuel de la Concha, marqués del Duero, organizó el 3.er Cuerpo de Ejército del Norte con treinta y tres mil hombres distribuidos en tres divi­siones de todas las armas a las órdenes de los generales Rafael Echagüe, Arsenio Martínez Campos y José de los Reyes. Carrillo Calva es nombrado, en abril, ma­yor general de Artillería del mencionado Cuerpo del Ejército.

El 26 de abril comenzó Manuel de la Concha su ataque de flanco a los carlistas por las posiciones de las Muñecas. Ante semejante avalancha y dada la extensión de su línea, las fuerzas de Don Carlos se encontraron muy apuradas, y aunque pelearon con heroicidad, quedaron en poder de De la Concha y los carlistas rebasados. Carrillo Calva entró inme­diatamente en campaña, obteniendo por los méri­tos que contrajo la Cruz Roja del Mérito Militar de 2.ª clase.

El general De la Concha, que peleó en las guerrillas con su cuartel general, recibió una leve lesión de bala en el hombro derecho y, el 28 del mismo mes, el te­niente coronel Eugenio Carrillo Calva, una grave he­rida, por lo que se le concede el 3 de julio el empleo de coronel. A consecuencia de esa herida, y después de grandes padecimientos, falleció en Castro Urdiales el 4 de julio de 1874.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exp. personal.E. Guim y Martí, El Año Militar Español: Colección de episo­dios, hechos, y glorias de la Historia militar de España, dedicada a los alumnos de las Academias Militares, Barcelona, Redacción y Administración de la Revista Científico Militar y Biblio­teca Militar, 1890; VV. AA., Memorial de Artillería, serie III, t. XXIV, 1891; S. Fajardo Gómez de Travecedo, Un trozo de nuestra Historia: Las cuatro disoluciones del Cuerpo de Artille­ría, Madrid, Ediciones Trigo, 1999.

 

Emilio Montero Herrer