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Luis Gonzalo Vitoria

Biografía

Gonzalo Vitoria, Luis. Segovia, 21.VI.1883 – Madrid, 17.XI.1975. Aviador militar, general del Ejército del Aire.

Fueron sus padres Pedro Gonzalo Albertos y María Victoria Palomar. A los dieciséis años ingresó en la Academia de Infantería. Su antigüedad en el servicio data del 11 de septiembre de 1899. Fue promovido a 2.º teniente el 14 de julio de 1902, siendo destinado al Regimiento de Infantería San Quintín n.º 47 (Gerona).

En 1905, por propuesta extraordinaria, alcanza el grado de 1.er teniente y continuó en el mismo destino hasta el mes de agosto de 1906, en que fue seleccionado como alumno de la Escuela Superior de Guerra, trasladándose a Madrid. Cursó sus estudios en la citada escuela hasta el 20 de julio de 1909, fecha en la que pasó a depender del Estado Mayor del Ejército para realizar las prácticas reglamentarias.

Éstas tuvieron lugar en diversas capitanías generales (4.ª, 2.ª y 3.ª) y en el Estado Mayor Central. El 28 de septiembre de 1911 se le declaró apto y dos días después causó baja en el Arma de Infantería, ingresando en el Cuerpo de Estado Mayor con el empleo de capitán y destino en la Capitanía General de la 4.ª región (Barcelona).

El inicio de su larga relación con la aeronáutica se produjo el 29 de marzo de 1913. En esa fecha fue destinado a Cuatro Vientos para practicar como observador de globo (Guadalajara). Es el segundo de una lista de veinte oficiales entre los que cabe destacar al capitán de Caballería Miguel Núñez de Prado, al teniente de Infantería Apolinar Sáez de Buruaga, y al de Artillería Ángel Pastor. De ellos, diecinueve fueron convocados de nuevo para el curso de pilotos, que se habría de realizar en septiembre, en Alcalá y Cuatro Vientos, formando parte de la cuarta promoción. No fue exactamente así.

A la primera Escuadrilla expedicionaria a la Guerra de África (Tetuán) que organizó y mandó Kindelán, en 1913, siguió la de Zeluán (Melilla) del capitán Emilio Herrera, con aviones Nieuport. En ella figura como observador el capitán Gonzalo, director de trabajos aéreos y laboratorio (16 de mayo de 1914).

Había concluido las prácticas de observador de aeroplano, pero, como algunos otros de su promoción, se incorporó al servicio activo antes de realizar el curso de piloto. Permaneció en Marruecos desde el 16 de mayo hasta el 21 de octubre de 1914, fecha en la que se reincorpora a la 4.ª región. Durante los meses de campaña, además de participar en numerosos vuelos de bombardeo y protección de columnas, llevó a cabo el levantamiento fotográfico de la zona, de gran valor para las operaciones y rectificación de fronteras.

En 1915, se incorporó urgentemente a Cuatro Vientos para volver a África entre los meses de abril y septiembre, prestando servicios en la Aeronáutica Militar como jefe del aeródromo de Zeluán. Todavía como observador, se anotó cuarenta y dos vuelos de reconocimiento y bombardeo.

Por fin, en septiembre de 1915, volvió a Cuatro Vientos para el curso de piloto, obteniendo el título de 2.ª categoría el 23 de noviembre de ese año. El capitán Gonzalo continúa en comisión de servicio, alcanzando la 1.ª categoría con antigüedad de 21 de mayo de 1916. Del 26 al 29 de ese mismo mes participó en el famoso viaje Madrid-Los Alcázares, y vuelta, llevado a cabo por tres aviones Farman y tres Lhoner.

Gonzalo iba todavía como observador (el viaje se programó con escalas en Alcázar de San Juan y Albacete, y aunque hubo que hacer otras varias por las continuas averías del material, los aviadores fueron recibidos en triunfo por Vives y Kindelán, pues era casi un auténtico raid. El infante de Orleans, que ya se había saltado una etapa a la ida, resultó vencedor al llegar a Madrid el primero).

Durante 1917 continuó su estrecha colaboración con Kindelán en Cuatro Vientos: se encargó del observatorio meteorológico y de estudios geográficos, como profesor de aspirantes a observadores, y participó en destacamentos a Guadalajara y Sevilla.

El 15 de diciembre de 1917, ascendió a comandante de Estado Mayor por antigüedad. Con este empleo ejerció de jefe accidental de la rama de Aviación durante cortos períodos, entre 1918 y 1920. En marzo de 1919 regresó a África para mandar el aeródromo de Sania Ramel como jefe de las Fuerzas Aéreas de la zona occidental. Apenas contaba con cuatro aviones, aunque poco después (agosto de 1919) llegó, como jefe de escuadrilla, Sáez de Buruaga con los Farman-50 (la penuria y envejecimiento del material habían llevado al general Echagüe a prohibir el vuelo, tras el accidente mortal de los capitanes Zubía y Guzmán, hasta la adquisición de aviones más modernos procedentes de los excedentes de la guerra europea y de concursos nacionales). La actuación del comandante Gonzalo como jefe de grupo (Tetuán y Larache) contra los focos de resistencia de su zona —actuaciones en el monte Cónico y campamento del Raisuni— se completó con la realización de detallados itinerarios y mosaicos fotográficos para la toma de Xauen.

Relevado por Aymat, regresó a Cuatro Vientos (26 de enero de 1920) como instructor de observadores (promociones de 1920 y 1921). En marzo, viajó en comisión de servicio a Cazaux, para estudiar la Escuela de Tiro y Observación francesa. Dirigió el Servicio Cartográfico y Fotográfico y el Laboratorio Meteorológico, así como la formación de ametralladores- bombarderos. Al pasar éstos a la recién creada Escuela de Tiro y Bombardeo de Los Alcázares, se hizo cargo de la jefatura de la misma desde agosto de 1922 hasta octubre de 1923. Desempeñando ese mando, el comandante Gonzalo pasó a la nueva plantilla del Servicio de Aviación (en 1924 tuvo lugar un importante curso para jefes de grupo y escuadrilla, dirigido por Kindelán, con un cuadro de profesores impresionante —Gonzalo, Herrera, Aymat, Barberán, Warletta— precisamente para la formación de mandos superiores del joven servicio).

En colaboración con el capitán de Ingenieros José Sastre de Alba, presentó al concurso de temas militares del Estado Mayor el trabajo Servicio de exploración y reconocimiento por medio de aeroplanos y globos; aplicación de la fotografía y topografía a este servicio, que mereció un premio en metálico (Real Orden, 31 de agosto de 1921).

Durante esta época cristalizó su gran preparación teórico-práctica en una de las primeras y más completas obras sobre doctrina aérea. También en colaboración con Sastre de Alba publicó Aeronáutica militar, que fue editada en dos volúmenes al año siguiente.

Formó parte, asimismo, de la Junta Mixta para el Reglamento de empleo de la Aeronáutica y desempeñó la representación española en el concurso internacional de Aerofotogrametría de 1924.

En 1926, continuó como profesor en la jefatura de instrucción creada por la reorganización aeronáutica de Primo de Rivera. Por Real Orden del 10 de abril, fue nombrado jefe de los aeródromos y grupos de aviación de la zona oriental del Protectorado. El 20 de septiembre ascendió a teniente coronel, por antigüedad, en su escala de origen y por Real Orden del día 24 obtuvo la “real licencia para contraer matrimonio con Victoria Dionisia del Río”.

Ya como jefe de escuadra en la escala del Servicio de Aviación, desempeñó el mando de toda la escuadra de Marruecos entre el 22 de octubre de 1926 y el 23 de enero de 1928. La penuria del material del que disponían sus tres grupos orgánicos se vio sustancialmente mejorada con la llegada del expedicionario Bristol y el de instrucción Bre-XIX. Como anécdota, significativa de las meritorias actuaciones de la aviación africana y de las dificultades de su mando, cabe recordar también la meteorología: en abril de 1927 un tiempo infame, con tormentas y vientos huracanados, se abatió sobre sus aeródromos, que siguieron activos y merecieron la felicitación que expresó el general Sanjurjo en la Orden General del Ejército al terminar la campaña: “Aún en aquellos días de furioso temporal, rotos los lazos de comunicación de las columnas, los aviadores fueron los primeros que con riesgo inminente de sus vidas, volando en medio de la tempestad de nieve, llevaron al soldado el consuelo de verse atendido con alimentos, medicamentos y municiones”. El general Goded escribió: “Los días del 12 al 14 de abril de 1927 [...] son los recuerdos más emocionantes de mi carrera militar en Marruecos”. Y es que, en palabras del mismo Gonzalo, “de pronto, sobre el ensordecedor ruido del huracán, se oye una a modo de estruendosa explosión: un hangar, el que cubría la escuadrilla DH- 9, única que se encontraba a cubierto, ha arrancado todas sus amarras y, con paredes y techumbre, se ha lanzado al aire, cayendo convertido en astillas [...]”.

La experiencia africana aportó a la hoja de servicios del teniente coronel Gonzalo el valor reconocido desde sus inicios y un tiempo de campaña de tres años, seis meses y once días, con un sinfín de condecoraciones, desde la Cruz de María Cristina hasta la Legión de Honor Francesa y dos medallas de Marruecos.

El 23 de enero de 1928, pasó a la Jefatura Superior de Aeronáutica. Kindelán, jefe superior, fue confirmado en 1929, permaneciendo Gonzalo en la oficina de mando y 2.ª Jefatura, hasta el 17 de enero de 1931.

En 1930 Kindelán fue relevado por Balmes, y Bayo, jefe del Servicio de Aviación, regresó al Estado Mayor, por lo que Gonzalo se hizo cargo accidentalmente del mismo. Tras la destitución de Balmes, Lombarte nombró a Gonzalo jefe del Servicio de Instrucción, donde permaneció hasta el 17 de abril, cuando Ramón Franco sustituyó a Lombarte.

El Real Decreto de 8 de julio de 1931 reorganizaba tan a fondo la Aeronáutica que muchos de los ya divididos aviadores regresaron a sus unidades de origen en el plazo de quince días que se les ofrecía. Otros se acogieron a las disposiciones de Azaña para pedir la baja. Tal fue el caso de Gonzalo, que cesó en el Servicio de Aviación el 17 de abril y solicitó el retiro extraordinario de acuerdo con los Decretos del 25 y 29 de ese mismo mes. En esa situación, “finó el año” y continuó en 1932, 1933, 1934 y 1935.

El 18 de julio de 1936 se encontraba accidentalmente en Riaza. Con armas de ocasión y la ayuda de la Guardia Civil y vecinos de la localidad organizó una pequeña milicia y fue nombrado comandante militar por las autoridades de Segovia. Enlazó con la columna García Escámez, responsabilizándose del sector desguarnecido de Guadarrama que le separaba de la columna de Soria. Estableció puestos en los pasos de la sierra, resistió fuertes ataques en Atienza y armó con fusiles del parque segoviano los pueblos de la zona. El general Moscardó (jefe de la División de Soria de la que dependía el sector de Riaza) le nombró jefe de columna, con seis compañías y dos ambulancias de los Regimientos Aragón n.º 17, Gerona n.º 18, Numancia y Guardia Civil.

En noviembre, la infiltración enemiga hacia Atienza fue detenida en Tamajón, se liberó Hiendelaencina y otras localidades, quedando expeditas todas las carreteras. Como anécdota del espíritu de la época cabe destacar las razias que organizó con la Centuria de Falange de Riaza a fin de retirar el ganado que se concentraba en zona enemiga para avituallar Madrid.

Se confiscaron más de cinco mil cabezas, que se conservaron con sus propios pastores “para devolver a sus dueños si por su ideología y actos eran acreedores a ello”.

El 18 de enero de 1937 (Boletín Oficial n.º 92) fue destinado al Cuartel General del Generalísimo, al que se incorporó el día 31 para prestar servicios en la 2.ª sección. En marzo actuó como enlace del Cuartel General con la División de Madrid en las operaciones del Jarama (Pingarrón). El 5 de octubre se le habilitó como coronel, desempeñando el cargo de 2.º jefe de Estado Mayor del Cuartel General y al mes siguiente (Boletín Oficial n.º 382) fue reintegrado a la escala activa y ascendido a coronel (Boletín Oficial n.º 385) con antigüedad del 20 de marzo.

El ya coronel Gonzalo participó, con el coronel Ungría, en las conversaciones de paz solicitadas por la Junta de Defensa de Madrid. A mediados de marzo de 1939, recibió en Gamonal (aeródromo de Burgos) a los emisarios de Casado, a los que exigió la rendición incondicional y la entrega, en cuarenta y ocho horas, de la aviación. El día 25 fueron despedidos al no poder aceptar más dilaciones, ante la inminencia de la ofensiva final que Franco no quiso postergar y que ordenó el 27 (el día 28, en Albacete, el coronel Camacho dio libertad a los pilotos republicanos para volar al exilio o rendir los aviones en Barajas, como hicieron muchos al día siguiente).

Al disolverse el Cuartel General del Generalísimo, en agosto, el coronel Gonzalo continuó como jefe de la 2.ª sección del Estado Mayor del Ministerio del Ejército.

El ministro del recién creado Ejército del Aire, general Yagüe, solicitó de Varela que fuera destinado al mismo el coronel de Estado Mayor Luis Gonzalo Vitoria, “para que organice la Escuela Superior del Aire” (febrero de 1940). Como director de dicha escuela se integró en el Arma de Aviación, ascendiendo a general de Brigada el 21 de junio de 1941. Alcanzaron también el generalato el infante de Orleans, Joaquín González Gallarza, Apolinar Sáez de Buruaga, Moreno Abella y Aymat. Fueron los primeros generales del nuevo ejército (que, al crearse, sólo contaba con uno en la reserva), nacidos todos antes de 1890.

En ellos culminó la carrera de la primera generación de pilotos militares que cubrieron las escuadrillas de África y que, con independencia de sus cuerpos de procedencia, dispusieron, por fin, de su anhelada Arma.

Por esta época Gonzalo pasó a la escala de tierra, como número uno en el escalafón de su especialidad.

Tenía contabilizadas más de novecientas horas de vuelo, cifra muy respetable si se tiene en cuenta su labor de dirección y organización propia del Estado Mayor, de donde procedía y a la que se dedicó en todos sus destinos. Espigando en su expediente, todavía se puede registrar, en 1942, un vuelo de prueba en el Lokheed 42-2 (Madrid-Salamanca-Madrid) y otro en el Savoia 28-85 (Madrid-León-Madrid). De su época juvenil, en Breguet y como jefe de escuadra, data otro vuelo para trasladarse a Tetuán a la imposición de la Cruz laureada de San Fernando al oficial aviador Félix Ramírez, en 1928. Como anécdota —por lo demás nada rara en la época—, un telegrama del cónsul en Saffi en el que se comunicaba el aterrizaje del Breguet XIX n.º 4, “pilotado por los señores Gonzalo y Romero en vuelo Madrid-Sevilla- Cabo Jubi, por falta de esencia y aceite” (20 de junio de 1929).

El general Gonzalo asumió en 1941 la Dirección General de Instrucción, organizando las academias y escuelas del nuevo ejército, que mandó hasta su ascenso a general de división (12 de abril de 1946).

Con este empleo fue destinado al Consejo Supremo de Justicia Militar, donde permaneció hasta cumplir la edad reglamentaria y pasar a la situación de reserva (Orden de 24 de junio de 1950).

Falleció en Madrid, el 17 de noviembre de 1975.

Luis Gonzalo Victoria escribió multitud de informes, artículos y conferencias en revistas especializadas, así como diversos ensayos y trabajos de arte militar aéreo.

 

Obras de ~: Servicio de Exploración y Reconocimiento por medio de aeroplanos y globos; aplicación de la fotografía y topografia a este servicio, obra premiada en Concurso de Estado Mayor, Madrid, 1921; Aeronáutica Militar, Madrid, Tipografía Nieto, 1922, 2 vols.; Cartografía y Observación aérea, ts. II y III de Conferencias teóricas sobre Aviación militar, Madrid, 1925, 5 vols.; “[Sobre las operaciones de Marruecos en 1926-1927]”, en Revista Aérea, 41 (octubre de 1926), 49 (junio de 1927), 51 (agosto de 1927); “Cooperación”, en Revista de Aeronáutica (RA), 2.ª ép., 1 (1940), pág. 9; “El portaaviones en el Mediterráneo”, en RA, 2.ª ép., 32 (1943), pág. 3; “Evolución de la táctica aérea. ¿Nos acercamos a Dohuet?”, en RA, 2.ª ép., 35 (1943), pág. 3; “Proyectiles a reacción”, en RA, 2.ª ép., 47 (1944), pág. 9; “Las últimas intervenciones de las fuerzas aerotransportadas”, en RA, 2.ª ép., 50 (1945), pág. 7; “Objetivos especiales en los planes de bombardeo aéreo”, en RA, 2.ª ép., 53 (1945), pág. 11; “Teatros de guerra olvidados: Birmania”, en RA, 2.ª ép., 55 (1945), pág. 9.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General e Histórico del Aire (Villaviciosa de Odón), Exp. personal.

J. Goma Orduña, Historia de la Aeronáutica Española, t. I, Madrid, Prensa Española, 1946, págs. 328-329, 394, 443, 519-520, 567, 571 y 593; t. II, Madrid, 1954, págs. 36, 39 y 537-549; VV. AA., Enciclopedia de Aviación y Astronáutica, vol. IV, Barcelona, Garriga, 1972, págs. 399-401; A. Kindelán y V. Salmador, La verdad de mis relaciones con Franco, Barcelona, Planeta, 1981, pág. 142; A. Kindelán, Mis cuadernos de guerra, Barcelona, Planeta, 1982, págs. 30, 32 y 36; VV. AA., Historia Social de las Fuerzas Armadas españolas, t. VI, Madrid, Alhambra, 1986; M. Rubio Cabeza, Diccionario de la Guerra Civil Española, vol. I, Barcelona, Planeta, 1987, pág. 392; Historia de la Aviación española, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Aeronáutica, 1988.

 

José Ramón Marteles López

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