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Julio Salvador Díaz-Benjumea

Biografía

Salvador Díaz-Benjumea, Julio. Cádiz, 22.V.1910 – Madrid, 26.VI.1987. Aviador, ministro.

Ingresó en la Academia de Infantería en 1925, y, promovido a alférez tres años después, y a teniente en 1930, realizó el curso de Observador en Cuatro Vientos y Los Alcázares, y en 1933 el de Piloto, en Albacete, destacando desde los primeros vuelos por su habilidad y afición. Fue destinado a la escuadrilla de caza del Grupo 22 de la Escuadra n.º 2, en Tablada, y en ella prestaba servicio el 18 de julio de 1936; unida la base a los sublevados en Marruecos dos días antes, empezó a volar en misiones de vigilancia, y poco después pasó a Burgos a formar parte de la escuadrilla de caza del capitán Chamorro, protagonizando al día siguiente el primer combate entre cazas, de la Guerra de España. En agosto, al llegar embarcados a Cádiz biplanos Heinkel He.51, Salvador fue uno de los pilotos españoles que, alternándose con los alemanes, realizó servicios con ellos, y el 18 de aquel mes obtendría sus primeras victorias aéreas, al abatir sobre Mérida un Nieuport 52 y un Breguet XIX, y otro Breguet XIX dos días después.

Siempre en unidades de caza, participó en la lucha en diferentes frentes: en el Sur, protegiendo a los aviones que suministraban a los defensores del Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, en el de Madrid, en la batalla del Jarama, la primera gran batalla en campo abierto de la guerra; aquí, encuadrado en la patrulla del comandante García Morato, ganó la Medalla Militar y alcanzó la categoría de “As” al lograr su quinta victoria aérea, Ascendido a capitán, en mayo de 1937 recibió el mando de la escuadrilla 1-E-3, del grupo de García Morato, y con ella combatió en el frente de Huesca, donde logró tres derribos, y en Brunete y en Belchite donde obtuvo tres nuevas victorias. En el cielo de Teruel, en la cruenta batalla en la que a la dureza de la lucha se unió el tremendo frío y la nieve de aquel crudísimo invierno, tomó parte en numerosos combates y ataques al suelo.

En la ofensiva sobre Levante que llevó a las fuerzas de los sublevados a la ribera del Mediterráneo, cortando en dos la zona republicana, el capitán Salvador realizó la proeza de derribar tres aviones en una salida; dos nuevas victorias, en junio, le colocaron en segundo lugar de los “Ases” españoles, con diecisiete victorias aéreas.

En el verano de 1938, en el frente de Extremadura, alcanzó Julio Salvador tres nuevas victorias, pero la presencia del grupo era necesaria en la batalla que se estaba dando en la curva que el Ebro describe en torno a la sierra de La Fatarellaa, y se trasladó al aeródromo avanzado de Escatrón, desarrollando desde allí una gran actividad en la que Salvador derribó cuatro aviones más, que fueron sus últimas victorias, ya que, derribado él a su vez, cayó prisionero y en esta situación permaneció hasta la caída de Barcelona en febrero de 1939.

A lo largo de la guerra había volado 1066 horas, realizado 567 servicios de guerra, y derribado 24 aviones enemigos y un globo, lo que le colocaba en segundo lugar de los “Ases” de caza españoles. Fue ascendido a comandante por méritos de guerra, recibiendo el mando del 33 Grupo de Caza, en Tablada, y pocos meses después designado jefe de la Escuela de Caza, en Reus, y más tarde, en Morón de la Frontera.

En 1939 fue nombrado jefe del 23 Grupo de Caza, en Tablada, y pocos meses después recibió el mando de la Escuela de Caza que se hallaba en Reus y se trasladó un año después a Morón de la Frontera. Allí se manifestó su fuerte personalidad de aviador de caza, y tuvo ocasión de inculcar en sus alumnos lo mucho que sabía del combate aéreo, formando una pléyade de magníficos “cazadores” que serían con el tiempo los forjadores de las Alas de caza de la segunda mitad del siglo xx.

Cuando en 1941 el Gobierno de España decidió enviar una escuadrilla de caza a luchar en los frentes de Rusia, escuadrilla que sería regularmente relevada cada seis meses, el comandante Salvador realizó el primer relevo, y permaneció en campaña desde mayo a octubre de 1942, participando en numerosos combates, especialmente en ataques al suelo, alcanzando su escuadrilla trece victorias aéreas.

De nuevo en España, siguió al mando de la Escuela de Caza, sufriendo un incendio su Fiat, durante un ejercicio, teniendo que arrojarse con el paracaídas, y recibiendo lesiones de cierta importancia. Ascendido a teniente coronel, realizó el curso de Vuelo Sin Visibilidad (VSV) y en 1950 fue designado agregado aéreo a la Embajada de España en Washington en un momento de aproximación entre España y los Estados Unidos, facilitando con su labor el buen desarrollo de las relaciones entre las aviaciones de ambos países; al ascender a coronel en 1952, conservó el cargo. A su regreso a España dos años más tarde, fue nombrado director de la Academia General del Aire y jefe del Sector Aéreo de Murcia. En 1960 recibió el mando del Ala de Caza n.º 5, cesando en los cargos anteriores.

Cuando en febrero de 1963 fue promovido a general de brigada, fue nombrado jefe del Estado Mayor de la Región Aérea del Estrecho, cargo que desempeñó durante dos años, recibiendo entonces el mando de las Fuerzas Aéreas de la Defensa en el que permaneció hasta su ascenso a general de división en febrero de 1966, siendo nombrado segundo jefe del Estado Mayor del Aire, jefatura que desempeñó hasta 1969 en que fue nombrado ministro del Aire (del 29 de octubre de 1969 al 3 de enero de 1974).

Ascendió a teniente general en 1970, y dos años después, el 5 de abril de 1972, en un solemne acto castrense celebrado en el aeródromo de Tablada, le fue impuesta por el a la sazón príncipe de España, la Medalla Aérea con que se premiaba una vida dedicada a España y a la Aviación.

Iniciaba su etapa al frente del Ministerio del Aire en un momento en que las relaciones de España con Estados Unidos pasaban por momentos difíciles, ya que se trataba de modificar sustancialmente los términos del pacto de 1953, cosa que se logró con la firma del de 1970, en condiciones que mejoraban sustancialmente las del anterior. Fue fructífera su labor, dedicada muy especialmente a la reestructuración de las Unidades, de las que algunas desaparecieron, creándose otras, y a la adquisición de material aéreo, tanto de combate, entre los que destacarían los Mirage III, como de transporte que con la adquisición de los C-130 Hércules alcanzaría plena capacidad, y de lucha contra incendios forestales con los CL-215 Canadair. La adquisición de los Mirage inició una etapa de colaboración con Francia tanto en el aspecto industrial, ya que se obtuvieron las correspondientes licencias para fabricar elementos de avión y motor, y se fabricaron, para la casa Marcel Dasault, elementos para los aviones Falcon 10 y Mercure, como en el militar en el que se estableció un programa de maniobras conjuntas y de reuniones periódicas de los Estados Mayores. También, de acuerdo con el nuevo Tratado de Amistad y Cooperación con Estados Unidos, se adquirieron treinta y seis unidades del avión de combate Fantom II. El impulso dado a la industria aeronáutica que tuvo como primer paso la fusión de CASA y la Hispano Aviación, dio lugar al nacimiento del bimotor de transporte ligero, C-212 Aviocar, de diseño y fabricación nacional, que tuvo una muy buena acogida en el mercado internacional, iniciada por Portugal que adquirió veinticuatro ejemplares de la primera serie.

La Aviación comercial también se beneficiará con su paso por el Ministerio del Aire, con el desarrollo de las líneas aéreas, la ampliación de aeropuertos y la actualización de ayudas. Se disolvió el Escuadrón 104, devolviendo a la USAF los veinte aviones Lockheed F-104G que se encontraban en el Ejército del Aire en concepto de préstamo, se suprimieron los Centros de Reclutamiento e Instrucción, y se reestructuró la Escala de Complemento.

Al cesar como ministro el 3 de enero de 1974, fue nombrado jefe del mando de la Defensa Aérea, y al ser integrado por razones de edad, en el grupo “B”, fue nombrado presidente de la Junta de Clasificación.

Pasó a situación de reserva en 1980, fijando su residencia en Madrid, y en el Hospital del Aire de esta capital falleció el 26 de junio de 1987, a los setenta y siete años de edad, el piloto de caza al que García Morato había calificado como “el mejor cazador de España”.

Alcanzó numerosas recompensas, entre las que destacan la Medalla Militar, Medalla Aérea, Cruz de Guerra con Palmas, dos Cruces de Guerra, tres Cruces del Mérito Militar con distintivo rojo, dos Medallas de Sufrimientos por la Patria, Grandes Cruces del Mérito Militar, del Mérito Naval, del Mérito Aeronáutico, de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, Cruz del Mérito de la Orden del Águila Alemana, de 3.ª Clase, con espadas, Cruces de 2.ª Clase del Mérito Militar y del Mérito Aeronáutico, con distintivo blanco, Medallas Militares colectivas de la escuadrilla “La Cucaracha” y del Grupo 2-G-3.

 

Bibl.: J. Gomá Orduña, La guerra en el aire, Barcelona, Editorial AHR, 1958; J. Salas Larrazábal, La guerra de España desde el aire, Barcelona, Ariel, 1971; VV. AA., Enciclopedia de Aviación y Astronáutica, t. VII, Vitoria, Garriga Ediciones, 1972; J. Mas Godayol (dir.), Ases de la Aviación, Barcelona, Delta, 1984; VV. AA., Historia de la Aviación española, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Militar, 1988; J. Salas Larrazábal, Guerra aérea, 1936-1939, Madrid, Museo del Aire, 1999; E. Herrera Alonso, Cien aviadores de España, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.

 

Emilio Herrera Alonso

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