Díaz-Ordóñez y Escandón, Salvador. Oviedo (Asturias), 15.III.1845 – Ishafen (Marruecos), 14.X.1911. General artillero e inventor.
Salvador Díaz-Ordóñez y Escandón, nacido en Oviedo el 15 de marzo de 1845, en la calle del Rosal, donde fue colocada en 1930 una placa conmemorativa que recuerda su memoria, hijo de Víctor Díaz-Ordóñez y Suárez, abogado, y de Antonia Escandón y Sué. De familia asturiana, su abuelo paterno ganó en la Real Audiencia de Oviedo, en 1801, un pleito para empadronarse como hijodalgo en esa capital.
Ingresa el 20 de septiembre de 1859 en el Real Colegio de Artillería, de donde sale, el 21 de diciembre de 1865, teniente con la promoción 114.ª; destinado al 5.º Regimiento a pie de guarnición en Madrid, donde permanece hasta junio del año siguiente. Cambia de destino al 2.º de Montaña de guarnición en Valencia hasta fin de 1867, fecha en la que pasa al 5.º de Montaña hasta febrero de 1870.
Marcha a Santander el 22 de febrero de 1865, para montar dos baterías en los fuertes de San Martín y La Cerda. El 29 de septiembre de 1868 obtiene el grado de capitán de Ejército, por decreto de gracia.
En este período tuvo su bautismo de fuego, el 19 de marzo de 1869, marchando desde Valencia con su batería a Barcelona, donde se destacó en la lucha contra la insurrección republicana, formando parte de la columna del general Gabriel Baldrich, que socorrió las ciudades de Tarragona y Gerona y los pueblos del Vallés y La Bisbal. Por estas acciones fue recompensado con la Cruz de 1.ª clase de la Orden del Mérito Militar con distintivo rojo.
El 24 de febrero de 1870 es destinado a la Fábrica de Armas de Trubia, donde permanece hasta enero de 1871, iniciando en ella sus investigaciones, que darán más tarde sus frutos. El 13 de enero es destinado al 3.er Regimiento Montado, en Zaragoza, y pasa posteriormente al 1.º Montado con guarnición en Madrid.
Es época de gran inestabilidad por la situación política que atraviesa el país. Es el 1 de mayo de 1872 cuando Díaz-Ordóñez se incorpora a la 5.ª Batería, a la que pertenece y que forma parte del Ejército de Operaciones del Norte; las tropas del Gobierno tienen que combatir a las tropas carlistas en Vascongadas y Navarra, y por su actuación y eficacia en los combates que se libran es recompensado con el empleo de capitán de Ejército, por mérito de guerra, gracia que permutó por el grado de comandante, el 5 de agosto de 1872, y regresó de guarnición a Madrid.
En febrero de 1873 solicita licencia absoluta, como consecuencia de los sucesos artilleros, que culminan con la disolución del Cuerpo de Artillería por el rey Amadeo, último motivo de la renuncia de éste al trono de España. Durante ese año el Ejército liberal sufre los resultados de esta disolución, como consecuencia de la falta de oficiales profesionales para mandar sus baterías hasta octubre, fecha en la que Emilio Castelar lo reorganiza de nuevo en la misma situación de febrero; por ello, el Cuerpo siempre le estuvo agradecido, ofreciéndole una fantástica bandeja de plata repujada, que se conserva en el Museo del Ejército, y un monumento que se levantó a su muerte en la Castellana, en que se ve un artillero subido a un cañón.
Salvador Díaz-Ordóñez causa alta, al reorganizarse el Cuerpo, y es destinado al 1.er Regimiento Montado, y el 24 de ese mismo mes es ascendido a capitán de Artillería por antigüedad.
En marzo de 1874 es comisionado a Birmingham (Inglaterra) para la recepción de los cartuchos allí adquiridos; regresa en agosto y se incorpora a su regimiento al mes siguiente en Burgos.
El 6 de octubre es destinado al 1.er Regimiento Montado y al mando de su batería asiste al levantamiento del sitio de Irún. En enero del año siguiente se incorpora con su batería a los campos de Peralta, donde asiste el día 23 a la revista que pasa al Ejército el rey Alfonso XII, recién llegado del exilio.
Por Real Orden de 22 de enero se le concede el grado de teniente coronel de Ejército por méritos contraídos en las antes dichas operaciones de Irún en noviembre del año anterior. En febrero continúan las operaciones en las que Díaz-Ordóñez participa activamente, como el levantamiento del sitio de Pamplona y otra multitud de acciones contra las tropas carlistas.
El 1 de septiembre de 1877 su batería pasa a pertenecer al 7.º Regimiento Montado, de nueva creación, incorporándose con ella a Valladolid. El 21 de marzo del año siguiente, por su eficacia y conocimiento del oficio se le premia con la Cruz de la Orden del Mérito Militar de 2.ª clase.
Desde el 21 de diciembre de 1878 hasta enero de 1884 permaneció destinado en la Fábrica de Trubia.
Fueron años de intenso trabajo y estudios, premiados con una serie de proyectos, de los cuales el más importante será el cañón de hierro entubado de 15 cm.
En esos años asistió a las pruebas realizadas en Cádiz al cañón Armstronsg de 25 cm; presenció en Meppen (Alemania) las pruebas que la fábrica Krupp verificó a los nuevos cañones de costa y además visitó otras fábricas también en el extranjero.
Al regresar siguió los trabajos para dotar a España de una moderna y eficaz artillería de costa, que con su docto saber y la experiencia adquirida dará a luz a los proyectos de cañones y obuses de 21, 24 y 31,5 cm, que serán declarados reglamentarios en 1891; también proyectó una grúa de gran potencia.
En 1884, ascendido al empleo de comandante de Artillería por antigüedad, pasa destinado al 8.º Batallón a pie y, enseguida, al 9.º Regimiento Montado en Alcalá de Henares. En esas fechas asiste a las pruebas que se realizan, en la Escuela Central de Tiro de Madrid, de un cañón de su invención.
En junio de 1885 nuevamente se le comisiona para investigar, en los establecimientos industriales de Inglaterra, el estado de adelanto de la forja de acero por medio de grandes presiones hidráulicas; pasa luego a Francia y Alemania. Al regreso a España es nuevamente comisionado para comprobar la fabricación de pólvora de los establecimientos fabriles a cargo del Cuerpo. Por Real Orden el 2 de diciembre de ese año se le concede el empleo de teniente coronel de Ejército por mérito científico, en recompensa del elevado y extraordinario trabajo efectuado y que culmina con la invención del cañón de hierro entubado de 15 cm.
En mayo de 1886 se le destina a la Escuela Central de Tiro, en la que permanece hasta el 15 de diciembre, cuando es asignado a la dirección general de Artillería, hasta junio del año siguiente, al ser destinado a un regimiento del Arma; en ese período va comisionado a la Escuela de Torregorda, en Cádiz, para asistir a las pruebas del cañón de hierro entubado de 15 cm, del que es autor, así como calcular su tabla de tiro; al volver a Madrid, donde está su regimiento, pasa nuevamente comisionado a Trubia, hasta final de noviembre, que regresa a su unidad. Viaja nuevamente a Inglaterra con el fin de reconocer y probar los dos cañones que con su material y accesorios habían sido contratados a la casa Nordenfeld, y continúa allí hasta principios de 1888, que pasa a su destino en Trubia, en cuya fábrica estará hasta 1895; durante este largo período se dedica al estudio y la fabricación. En este tiempo tendrá múltiples ocasiones de demostrar su alto nivel de conocimientos técnicos a los que añadirá su saber del oficio y será comisionado, entre otras cosas, para la exposición Universal de París con objeto de estudiar todo lo presentado en ella relacionado con el arte e industria militar, también a Gijón en varias ocasiones, para pruebas de cañones y cureñas.
En 1892 es condecorado con la Cruz del Mérito Militar de 2.ª clase, para premiar los servicios especiales, como recompensa por los proyectos de cañones y obuses de 21 y 24 cm, declarados reglamentarios en el Ejército de los cuales es autor; poco después es también declarado reglamentario otro del 30,5. El 7 de enero de 1890, al ascender por antigüedad a teniente coronel de Artillería, ocupa el puesto de subdirector de la fábrica hasta el 20 de febrero de 1895, fecha en que es designado director del Parque de Artillería de Tarifa y comandante militar de la plaza. En julio de 1895 se le concede la Placa de la Orden de San Hermenegildo y es nuevamente comisionado a Gijón y Trubia, con el fin de terminar el proyecto del cañón de tiro rápido para montaña.
El 7 de diciembre de 1895 se le destina al 4.º Regimiento de Artillería de Montaña que se está organizando para la isla de Cuba, y se embarca en enero del año siguiente, dejando por un período su actividad en fábricas, para pasar a la acción y el combate.
Al llegar a Cuba es nombrado comandante de Artillería de las Villas, en la provincia de Santa Clara. En ella tuvo varios combates con el enemigo operando al mando de una columna y en los combates que se desarrollan el 28 y el 29 de abril de ese año de 1896 en la loma de la Sierra y entre los días 25 y 27 de mayo en las lomas de Viajacas y Minas de San Fernando, al conducir un convoy; este hecho será recompensado más tarde con la Cruz de la Orden del Mérito Militar de 2.ª clase con distintivo rojo. Participa también en los combates de los meses sucesivos hasta que causa baja en el 4.º Regimiento y pasa a la Brigada Mixta de Artillería. Sin incorporarse a la brigada, participará en varios combates en la misma zona y en la defensa que se hizo el 2 de diciembre de Artemisa, al ser atacado este pueblo por los insurrectos, ejerciendo de comandante de Artillería de la División de la provincia de Pinar del Río, donde estuvo de operaciones hasta final de enero del año siguiente; por estas acciones recibirá en agosto del año siguiente una Cruz de la Orden del Mérito Militar de 2.ª clase con distintivo rojo. Pasa a La Habana, encargado de inspeccionar la prueba de las explanadas de las baterías de dicha capital.
Se le nombra en febrero comandante de Artillería en comisión, de la trocha de Júcaro a Morón, y al ascender en abril a coronel toma el mando en propiedad, participando en múltiples acciones, al mando de columnas y defensa de lugares de interés estratégico.
En abril de 1898 se le concede la Cruz de la Orden del Mérito Militar de 3.ª clase con distintivo rojo por sus servicios en campaña. Declarada la guerra con los Estados Unidos, el 29 de abril es nombrado, por el comandante general de Santiago de Cuba, comandante de Artillería de la plaza y División, dirigiendo el artillado de las baterías del Morro y Sopaca y su defensa en los ataques verificados por la escuadra enemiga entre los días 6 y 22 de junio, resultando herido y recompensado con una Cruz de María Cristina de 2.ª clase. Con motivo del desembarco de las tropas yanquis, se traslada del Morro a la plaza de Santiago, para terminar el artillado. El 1 de julio se encarga del mando de las fuerzas que guarnecen la Loma de San Juan.
Deseosos los estadounidenses de tomar cuanto antes Santiago de Cuba y pensando que la defensa principal se encontraba entre el Caney y la Loma de San Juan, despliegan veinte mil soldados, apoyados por doce cañones de tiro rápido, a los que hacen frente mil setecientos españoles de varias unidades de Infantería y dos cañones Krupp; el grueso del ejército invasor se dirige contra la Loma de San Juan, donde, al amanecer del día 1 de julio, Shafte da orden de atacar; dos divisiones comienzan el despliegue y las baterías estadounidenses abren fuego. La guarnición de la Loma es de trescientos hombres. Desde un globo cautivo, los yanquis dirigen el fuego de artillería y el avance de sus tropas. La artillería española, al mando de Díaz- Ordóñez, se despliega en la Loma de San Juan, desde donde logra silenciar un largo rato los cañones enemigos.
Los norteamericanos avanzan pero son rechazados por los españoles; a media mañana vuelve a abrir fuego la artillería enemiga sobre la Loma, y por segunda vez es silenciada por la española. Los cañones de Díaz-Ordóñez apuntan ahora al globo cautivo que al cuarto disparo es derribado. El fuego prosigue y los asaltos por parte norteamericana son continuos. Por la tarde, la guarnición está casi aniquilada, escasea la munición de fusil y de cañón, hay más que botes de metralla, sólo quedan cuarenta infantes y unos artilleros; el coronel Díaz-Ordóñez ha sido evacuado herido.
A las cuatro de la tarde, horas la Loma de San Juan es ocupada. Al final del día los norteamericanos han perdido dos mil soldados y seiscientos los españoles.
Por estos méritos y los contraídos en la defensa, el día 6 de julio Díaz-Ordóñez es ascendido a general de brigada, y permanece convaleciente en Santiago hasta el 19 de agosto, día en que, habiendo capitulado la ciudad, es repatriado a la Península.
En 1899 se le concede merced de hábito de la Orden de Santiago, siendo armado caballero el 26 de abril. En mayo se le otorga la Gran Cruz del Mérito Militar y en julio pasa a Trubia en comisión de servicio, cargo en que permanecerá varios años, para revisar los planos de una pieza de artillería en construcción de la que es autor. Recibe en junio la Gran Cruz de la Orden de San Hermenegildo, y presenta al ministro de la Guerra mejoras en varias piezas de artillería de cuyos proyectos es autor, El Ministerio ordena la construcción experimental. Escribe varias memorias sobre la fabricación de cañones y pólvora, así como de sus viajes a establecimientos en el extranjero, que verán la luz en el Memorial de Artillería.
Es nombrado en 1901 gobernador militar de Huesca, hasta 1904, que es designado comandante general de Artillería de la I Región militar, y al final de año ocupa el mismo cargo pero del 1.er Cuerpo de Ejército. En los años siguientes tendrá varios destinos, hasta su ascenso a general de división el 26 de marzo de 1908, cuando ocupa el Gobierno Militar de Cartagena y provincia de Murcia. El 24 de mayo de 1911 es nombrado general de la División de Melilla y participa en diversas acciones. Se traslada a la orilla del Kert, prepara y dirige la operación del 12 de septiembre en Ishafen, que cuesta gran número de bajas al enemigo, cogiendo bastantes prisioneros y armas.
Días después, atacado por los moros el campamento de Ishafen, Salvador Díaz-Ordóñez, al frente de la División que mandaba, encontró gloriosa muerte el 14 de octubre de 1911. Junto con los generales Fernando Álvarez de Sotomayor y Flores y Ramón García Menacho, fueron los únicos artilleros que, hasta 1936, obtuvieron mandos de las tres Armas. La muerte puso término a una carrera en la que los méritos de artillero técnico como inventor iban unidos a los de soldado; por su caballerosidad, su talento, su buen hacer y el gran conocimiento de su oficio, fue una de las máximas figuras de la Artillería española.
Obras de ~: Pruebas con cañones y obuses de 21, 24 y 31 cm, sistema Ordóñez, verificadas en Trubia y Gijón en 1891, Madrid, [s. n.], 1891 (Imp. del Cuerpo de Artillería).
Bibl.: J. Vigón, Historia de la Artillería Española, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1947; D. Salas, La guerra de Cuba 1898, Madrid, Aldaba Ediciones, 1989; E. García-Menacho y Osset, Efemérides Artilleras, Segovia, Patronato del Alcázar de Segovia, 1990.
Eduardo García-Menacho y Osset