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Francisco del Castillo Fajardo y Muñoz

Biografía

Castillo Fajardo y Muñoz, Francisco del. Marqués de Villadarias (II). Málaga, 17.XII.1642 – Madrid, IV.1716. Militar, capitán general, caballero de la Orden de Santiago.

Hijo legitimado de María Muñoz de Lorca —hija a su vez de Bárbara Ruiz de Alarcón y de Vicente Muñoz de Lorca, comendador de Esparragal, de la Orden de Alcántara y regidor de Huete— y de Antonio Arias del Castillo Fajardo y Maldonado, a quien se concedió la merced del marquesado de Villadarias, Real Decreto de 20 de marzo de 1690, por los méritos y servicios de su hijo en Flandes, aunque murió sin habérsele despachado el título, expedido por primera vez en la persona de Francisco el 7 de septiembre de 1699 (Archivo Histórico Nacional, exp. 124).

Había marchado a Flandes en 1668, donde prestó servicios en la armada de aquellos estados, y fue promovido al grado de capitán en 1673 y a sargento mayor en 1680. En septiembre de 1682 pasó a mandar el tercio de Infantería española que tuvo el marqués del Bedmar (1711, Toro; 1718, Portugal; disuelto en 1749), del que fue su cuarto maestre de campo, con el que asistió al combate del puente de Batenburg, cerca de Thionville (1684) y, enseguida, a la defensa de la plaza de Luxemburgo, en la que se halló desde el 17 de mayo hasta su capitulación (7 de junio de 1684).

En 1685 se le concedió la merced de hábito de la Orden de Santiago y casó el 25 de marzo de ese año con Paula de Pisa Veintimiglia, II princesa de Santo Mauro, de cuya unión nacieron siete hijos, cuatro hombres y, las tres últimas, mujeres. Sucedió en esta merced, Paula de Pisa Veintimiglia, a su hermano Diego de Veintimiglia y Rodríguez de Santisteban, I príncipe de Santo Mauro, los cuales eran hijos de Leonor Rodríguez de Santisteban y de Francisco Veintimiglia, marqués de Cropani y caballero de la Orden de Santiago.

Al año siguiente fue promovido al gobierno de Ostende, que tuvo hasta 1690, en que ascendió a capitán general de la Artillería del Ejército de Flandes, sirviendo como tal en las desafortunadas batallas de Fleurus (1 de julio de 1690), Steenkerke (8 de marzo de 1692) y Neerwinden (29 de julio de 1693), tras la cual recibió la orden de defender Charleroi, investido de poderes superiores a los de su propio gobernador (Cocula, 1992: 78-86). Atacada por un formidable ejército francés al mando del mariscal de Luxembourg, que abrió trincheras ante la plaza el 8 de septiembre de 1693, hubo de capitular el 12 de octubre de dicho año, tras una heroica defensa que el marqués de La Colonie reputó mejor que la de Namur.

En junio de 1694 recibió la orden de regresar a España para servir el empleo de maestre de campo general del Ejército de Cataluña, poco antes derrotado en la batalla del Ter (27 de mayo de 1694), que abrió a los franceses las puertas de Palamós (7 de junio) y Gerona (29 de junio). Aquel año sirvió bajo el virrey Juan Manuel López Pacheco, VIII duque de Escalona, sustituido el siguiente por Francisco Antonio de Agurto, I marqués de Gaztañaga, con quien había militado ya en Flandes. Reforzado el ejército con tropas venidas de Italia (junio), se intentó la reconquista de Palamós (21 de agosto), con el apoyo de la flota inglesa de Russell, que bombardeó la plaza; pero retirada ésta ante una superior armada francesa, Gaztañaga hubo de abandonar el asedio (25 de agosto de 1695), que Francisco dispuso en buen orden. El 4 de julio de 1696 fue promovido a la Capitanía general de Guipúzcoa, que desempeñó sin contratiempos hasta que, en abril de 1698, fue designado para el mismo empleo en Ceuta, asediada por Muley Ismail desde 1694.

Llegado a su nuevo destino en julio, procedió inmediatamente a reorganizar las tropas y fortificar las defensas. Aquel mismo mes creó la primera compañía de minadores de la plaza y, en diciembre, concluyó el baluarte de Santa Ana y el hornabeque que lo une al de San Pablo, que aún se conservan, sobre cuyas puertas hizo labrar escudos con sus armas y las de Carlos II, datados en 1699. También, edificó el nuevo palacio de los gobernadores, los almacenes de San Pedro, los arcos del puente de la Almina y comenzó la construcción del Hospital Real. En cuanto a las operaciones militares propiamente dichas, ordenó diversas salidas para capturar ganados (20 de agosto de 1698), vivaquear y forrajear (2 de octubre de 1698), capturar una galeota enemiga y su cargamento (7 de marzo de 1699), recuperar terrenos en los que edificar el semi-bastión de Santiago, que dio lugar a un sangriento combate con los sitiadores (25 de julio de 1699); así como nuevamente para apresar ganados (30 de septiembre de 1701) y otra galeota que operaba en el río Martil (6 de octubre de 1701). El 6 de marzo de 1702, fue nombrado capitán general de la Mar Océano y Costas de Andalucía, embarcó el 29 hacia Cádiz, tras dejar al mando de la plaza a Antonio de Zúñiga, como interino, en tanto llegase un nuevo gobernador.

Las urgencias estaban justificadas. Los aliados aprestaban una gruesa armada que se temía había de dar sobre Cádiz, cuya defensa había rehusado el almirante de Castilla pese a que le fueran concedidos amplios poderes vicariales; por otra parte, la jornada de Felipe V a Italia había consumido los recursos y para que el marqués dispusiera de ciento cincuenta mil ducados hubieron de contribuir los nobles y la Iglesia. Los ingleses llegaron a la bahía gaditana el 23 de agosto de 1702, desembarcaron el 26, cerca de Rota, pese a la oposición del general Félix de Ballaró, que murió en la lucha al frente de tres escuadrones del Trozo de Caballería del Rosellón. El 27 se entregó el castillo de Rota; el 31 entraron los invasores en El Puerto de Santa María y el 1 de septiembre se rindió el fuerte de Santa Catalina con trescientos hombres dentro.

Sin embargo, Carlos San Gil resistió veinte días de asedio en el fuerte de Matagorda, con su tercio de la Armada y algunas compañías de los Colorados Viejos, habilitando a Villadarias un tiempo precioso para reforzarse con las milicias sevillanas y cordobesas. El duque de Ormond fue obligado a levantar el campo, retirándose hacia El Puerto y Rota, que saquearon antes de reembarcar (26 de septiembre).

En 1704 mandó uno de los cinco cuerpos de ejército que habían de tomar parte en la invasión de Portugal, con tres mil quinientos infantes (cinco tercios) y mil cien jinetes de los regimientos de cuantiosos y de Sevilla. Precisamente partió de la ciudad hispalense a finales de mayo parar entrar en Portugal por Aldea Nova de São Bento, que incendió; luego siguió hacia el Norte, bordeando la frontera, arrasando São Aleixo da Restauração y Noudar, que no existe desde entonces, aunque sí su castillo, pese a que el gobernador portugués lo hizo saltar por los aires, con él dentro, antes que rendirlo. Luego atravesó por Alconchel y Olivenza hasta Badajoz, presentándose en el campo de Tilly, ante Arronches, el 15 de junio, junto al cual marchó hacia el campo real en Nissa, para atacar Castelo da Vide y Marvão. Mientras se daban estas operaciones, una flota inglesa al mando del almirante Rooke cayó sobre Gibraltar el 31 de julio, tomando la plaza el 3 de agosto. La invasión de Portugal quedó suspendida y el grueso de las tropas, al mando de Villadarias, hubo de regresar para intentar recobrar la plaza perdida. El 21 de octubre de 1704 abrió el marqués la primera paralela contra la plaza, pero el 8 de noviembre arribó a su bahía un escuadrón británico, al mando del almirante Leake, que desembarcó considerables refuerzos y provisiones para seis meses. Tras el sorpresivo ataque de quinientos juramentados al mando del mariscal de campo Antonio de Figueroa, rodeando el Peñón por un sendero ignoto, que frustró la descoordinación con el cuerpo que debía apoyarles desde el istmo (11 de noviembre), el asedio se convirtió en bloqueo; pero sabiendo Villadarias que iba a ser sustituido por el mariscal Tessé, ordenó un desesperado asalto contra el bastión Norte (7 de febrero de 1705), a cargo de los granaderos del ejército, rechazado tras violentos combates. Tessé, reforzado por una armada francesa a cargo del almirante Pointis, no pudo intentar nada debido a las continuas lluvias y, el 16 de marzo, Leake recuperó de nuevo la superioridad naval inglesa; entonces el mariscal francés se retiró a Sevilla y escribió a Luis XIV, que el 12 de abril recomendaba a su nieto levantar el asedio (Baudrillart, 2001, I: 211). Villadarias, que había quedado en el campo, hubo de hacerse cargo de la evacuación de los hombres y pertrechos, completada el 6 de mayo.

Por patente de 26 de mayo de 1706, fue designado coronel del Regimiento de Caballería llamado Cuantiosos andaluces, o también provincial de la Costa de Andalucía, vacante por la promoción al mariscalato de Rafael Díaz de Mendívil (26 de febrero de 1702).

Aunque los capitanes generales solían tener asignadas hasta tres compañías de guardias montadas, tal hecho constituye el caso más excepcional de tan alta jerarquía militar, en toda la historia de la orgánica militar española, al frente de un regimiento no dependiente de la Casa Real. Cuando fue llamado por el Rey para mandar el ejército de operaciones (marzo de 1710), le sucedió al mando del mismo su hijo Jerónimo del Castillo Fajardo y Ventimiglia, que retendría el mando de la unidad hasta su disolución en 1715.

Francisco se mantuvo al frente de la Capitanía general de Andalucía hasta que, en marzo de 1710, fue llamado por Felipe V para mandar en jefe el ejército principal, acuartelado en Aragón. Acompañó al Rey desde Madrid, por Zaragoza, hasta Lérida y, el 14 de mayo, pasó el Segre con la intención de tomar Balaguer.

Pero las lluvias provocaron el desbordamiento del río y el ejército nada pudo obrar. El 21, una armada inglesa desembarcó en Tarragona, seis mil veteranos alemanes y Stahrenberg, reforzado, tomó la iniciativa, atacando las posiciones de Villadarias en Almenara (27 de mayo). El combate fue confuso y disputado, pero lo cierto es que los españoles perdieron el pie y se retiraron hacia Lérida. Villadarias hubo de formar sobre el terreno una línea de contención que impidió al enemigo la persecución, manteniendo el campo hasta la caída de la noche, pese a lo cual “el rey no tuvo satisfacción de sus disposiciones y ordenó llamar al marqués de Bay, que mandaba el Ejército de Extremadura” (Bacallar, 1949: 199). Saint Simon va más allá, afirmando que “Villadarias, acusado de imprudencia y negligencia, fue enviado a su casa” (Rouvroy, 1856-1858, VIII: 421), pero ciertamentenos consta que el marqués se hallaba en 1711 retirado en Antequera, dedicado a la construcción del famoso palacio de su nombre, que aún conserva su espléndida traza arquitectónica y ricos interiores.

Sin embargo, en septiembre de 1713 fue designado para suceder a D’Asfeld al frente de la Capitanía general de Valencia, con la aneja presidencia de la Audiencia y el Real Acuerdo, organismo consultivo dependiente de la Chancillería, cuya reducción de competencias en favor de la Audiencia castellana no se logró hasta después de su muerte. Precisamente se hallaba en la Corte para dirimir un problema suscitado con la Cámara de Castilla, cuando murió en abril de 1716, siendo por entonces el decano de los capitanes generales de los Reales Ejércitos. Había casado con Lorenza de Ventimiglia, hija de Diego, antiguo capitán de su tercio, marqués de Cropani y conde del Peñón de la Vega, títulos que gozará su primogénito Antonio Arias del Castillo Fajardo y Ventimiglia, III marqués de Villadarias (1716-1760), también militar.

 

Obras de ~: Carta del Excelentissimo señor marques de Villadarias, escrita desde el Campo de la Villa de Santo Alexo, en que participa lo sucedido en la toma de dicha Villa, y noticia de aver tomado el Exercito Real el lugar de Castel David, venida por Expresso oy 4 de Junio de 1704, Sevilla, 1704.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Fondo Orden Militar de Santiago, Pruebas para la concesión del título de Caballero de la Orden de Santiago de Francisco del Castillo Fajardo y Muñoz, natural de Málaga, Maestre de Campo de Infantería española en los Estados de Flandes, 1685, exp. 1749; secc. Estado, Relación de sus servicios militares en Flandes hasta 1684, 1687, exp. 82; secc. Estado, [Certificación expedida al capitán Gabriel Gallego] y [Certificación expedida al capitán Diego de Ventimiglia], exp. 1300 y exp. 1361, respect.; Estado, exps. 1297, 480 y 542; secc. Estado, [Capitanía general de Guipúzcoa], exp. 2688; Consejos, 8975, exp. 124 (expedición del título de marqués de Villadarias); sección Nobleza, Osuna, [Correspondencia con el duque del Infantado, 1690-1693], exp. 114, doc. 7; Archivo General Militar (Segovia), Personajes Célebres, caja 29, exp. 6 (M. N., Vargas Ponce, III, doc. 100); Costas de Andalucía (M. N., Vargas Ponce, XXXI, docs. 213, 248).

A. de Silva Barreto, Guerra de Extremadura y sitios de Badajoz, s. l., 1709 (ed. de L. Duarte Insúa, Badajoz, 1945); M. de la Colonie, Mémoires, s. l., 1722 (en ed. de A. M. Cocula, Paris, Mercure de France, 1992, págs. 78-86); V. Bacallar, marqués de San Felipe, Comentarios de la Guerra de España, Genova, 1726 [ed. de C. Seco, Madrid, 1949 (col. Biblioteca de Autores Españoles, vol. 99), pág. 199]; J. Drinkwater, A History of the late siege of Gibraltar, London, 1785 [espec. págs. 10-17 (asedio de Villadarias)]; L. Rouvroy, duque de Saint-Simon, Mémoires, vol. VIII, Paris, Chéruel, 1856-1858, págs. 408-421; J. A. Márquez de Prado, Recuerdos de África. Historia de la plaza de Ceuta describiendo los sitios que ha sufrido en distintas épocas por las huestes del imperio de Marruecos, Madrid, 1859, págs. 161-173; L. Stampa Piñeiro e I. L. Sánchez Martín, “La primera campaña de Portugal en la Guerra de Sucesión, 1704”, en Researching & Dragona (Madrid), 2 y 3 (1996 y 1997), págs. 52-71 y págs. 97-113, respect. (http:// www.researchingdragona.org); A. Baudrillart, Felipe V y la corte de Francia: según los documentos inéditos extraídos de los archivos españoles de Simancas y de Alcalá de Henares, y de los archivos del Ministerio de Asuntos Extranjeros en París, vol. I, Murcia, Universidad, 2001, pág. 211.

 

Juan Luis Sánchez Martín

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