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Juan Bautista Lazaga y Garay

Biografía

Lazaga y Garay, Juan Bautista. San Fernando (Cádiz), 21.IV.1845 – Mar Caribe, 3.VII.1898. Capitán de navío de la Armada.

Hijo de Juan Bautista Lazaga (contralmirante de la Armada) y de Saturnina Garay. Cuando nació, España acababa de pasar por un período de profunda inestabilidad política, cuyos hechos más significativos fueron la renuncia de María Cristina a la regencia a causa de sus controversias con Espartero (1840), la insurrección popular de Barcelona (1842) y el pronunciamiento contra el nuevo regente Espartero (1843), que trajo consigo la llegada de Narváez al poder casi coincidiendo con la mayoría de edad de Isabel II (1843). Entonces comenzó un período de relativa estabilidad política, no en vano el comprendido entre 1843 y 1954 se denomina período moderado.

La Marina comenzó a resurgir merced al incremento de sus presupuestos, lo que se tradujo en un incremento del número de unidades de combate, aunque la falta de programas navales y de planes estratégicos impidió la creación de una Marina eficaz.

Lazaga ingresó como aspirante de Marina en el Colegio Naval Militar el 13 de julio de 1857, siendo promovido al empleo de guardia marina de 2.ª Clase en 1860, embarcando en la urca Niña y, a continuación, en el vapor Vasco Núñez de Balboa. En enero de 1861 transbordó a la urca Santa María, con la que efectuó un crucero a las Antillas, fondeando en La Habana en marzo. Allí transbordó a la fragata Petronila y más tarde embarcó en el vapor Rey D. Francisco de Asís, con el que efectuó un crucero a Samaná (República Dominicana), Santo Domingo y Puerto Príncipe (Haití), donde recogió al cónsul y regresó a La Habana a finales del mismo mes.

En junio embarcó en el vapor Velasco y salió para Santo Domingo y Samaná, en cuyo puerto transbordó a la fragata Blanca, con la que salió para Puerto Príncipe formando parte de la escuadra que, mandada por Gutiérrez de Rubalcaba, comandante general del Apostadero de La Habana, iba a pedir satisfacciones por agravios hechos a la bandera española. Estando ya en puerto, media hora antes de expirar el ultimátum y con los buques listos para abrir fuego sobre la plaza, se izó la bandera española en Puerto Príncipe.

Obtenido el desagravio, la escuadra se disolvió, dirigiéndose la Blanca a Guantánamo (Cuba), de donde salió para Santiago de Cuba y La Habana. Mientras tanto las relaciones con México se deterioraban rápidamente; en enero de 1860, el gobierno de Juárez declaraba persona no grata al embajador español por haber apoyado a los anteriores gobiernos conservadores derribados por medio de las armas. La ruptura de relaciones se llevó a cabo el 31 de octubre de 1861.

El 29 de noviembre salió para Veracruz formando parte de la escuadra de Rubalcaba que transportaba un cuerpo de ejército de seis mil hombres al mando del mariscal de campo Gaset para, en caso de observar resistencia, tomar por tierra y por mar la ciudad de Veracruz y el castillo de San Juan de Ulúa; al no encontrar resistencia, se tomó pacíficamente posesión de todo el 17 de diciembre, fondeando los buques las proximidades de Veracruz.

En enero de 1862, la Blanca fondeó en La Habana, de donde salió para Ferrol y Cádiz. Permaneció navegando por el litoral mediterráneo español hasta diciembre en que salió para La Habana, donde llegó en enero de 1863. En marzo efectuó un crucero a Charleston y Nueva York, regresando a La Habana en mayo. El 29 de octubre ascendió a guardia marina de 1.ª Clase. En noviembre transbordó a la fragata Concepción y, en diciembre, a la Blanca, con la que se trasladó a Cádiz, desde donde efectuó un transporte de tropas a Málaga y Mahón. En julio transbordó al navío Rey D. Francisco de Asís con el que efectuó dos cruceros visitando Algeciras, Tánger y Rabat, transbordando a continuación a la fragata Carmen. En enero de 1865 salió nuevamente para La Habana, donde embarcó en el vapor San Quintín, saliendo para Santiago de Cuba y los puertos de la República Dominicana de Monte Cristi y Samaná, transbordando a la goleta Isabel Francisca allí estacionada. Permaneció en dicho puerto hasta el mes de julio, en que salió para La Habana, donde embarcó en el correo Infanta Isabel con destino a Vigo, de donde, tras pasar la preceptiva cuarentena, salió para Cádiz, embarcando el mismo día de su llegada en el navío Rey D. Francisco de Asís. Por Real Orden de 25 de noviembre de 1865 fue promovido a alférez de navío con antigüedad de 29 de octubre. En diciembre desembarcó para ser destinado, a petición propia, a la escuadra del Pacífico, mandada por Méndez Núñez, realizando el transporte en la fragata Almansa para lo que salió de Cádiz en enero de 1866 y, después de hacer escala en Santa Cruz de Tenerife, Cabo Verde, Río de Janeiro, Montevideo e islas Malvinas y pasar el cabo de Hornos, fondeó en abril en Valparaíso (Chile), quedando incorporado a dicha escuadra del Pacífico. El día 12 transbordó a la goleta Vencedora, participando en el bloqueo hasta el 14, en que la escuadra salió y fondeó el 25 en las proximidades del puerto de Callao (Perú), donde permaneció la escuadra en misión de bloqueo hasta el 2 de mayo en que a las doce horas comenzó el bombardeo de Callao y buques surtos en el puerto, rompiendo el fuego la Numancia, siendo contestado por las baterías enemigas, de mayor alcance que las de la escuadra, y entrando a continuación en fuego el resto de los buques hasta las cuatro y media de la tarde, en que se volvió al fondeadero por cesar los fuegos de las baterías de costa y empezar a entrar la niebla. Se continuó con el bloqueo hasta el día 10 de mayo, en que salió la escuadra para Manila, donde llegó el 7 de octubre después de haber fondeado en Papeete (Tahití) y Sorsogon (isla de Luzón). Por Real Decreto de 14 de agosto se le concedió la Medalla de Callao y por Real Orden de 17 de septiembre se le concedió el empleo de capitán de Infantería de Marina con sueldo y sin antigüedad.

En febrero de 1867 embarcó en la fragata Berenguela, saliendo para España y, después de cruzar el cabo de Buena Esperanza, llegó al puerto de Cádiz el 30 de mayo, con lo que completó el viaje de circunnavegación que había comenzado también en Cádiz el 9 de enero de 1866. En junio desembarcó y en julio se le concedió una licencia por enfermo de dos meses para el restablecimiento de su salud quebrantada por el viaje de circunnavegación y por los insalubres países que tocó.

En 1868 la situación política en España se deterioraba progresivamente, encontrándose Isabel II cada vez más aislada. Desaparecidos O’Donnell y Narváez, los acontecimientos se precipitaron. Decidido a terminar con esta situación, el 18 de septiembre de 1868, Prim, con el apoyo del Ejército, y Topete con la escuadra fondeada en la bahía de Cádiz y el departamento marítimo del mismo nombre, promovieron un pronunciamiento que se extendió con éxito por toda España. Como consecuencia, Isabel II se exilió en Francia y Serrano se hizo cargo del poder. En Cuba la situación sufrió un empeoramiento a partir del 10 de octubre en que Carlos Manuel de Céspedes pronunciara el célebre grito de “Independencia y Cuba libre” el 10 de octubre de 1868 en Yará.

En noviembre de 1868 embarcó en la fragata Almansa.

Durante el levantamiento de los republicanos ocurrido en los primeros días de diciembre estuvo en la Capitanía del puerto de Cádiz, contribuyendo a su defensa. También fue comisionado a Sevilla en el vapor Venueza llevando correspondencia oficial y trayendo munición para las tropas que estaban batiéndose dentro de la ciudad.

En 1869 inició, a bordo de la Almansa, un periplo por el Mediterráneo, tocando diversos puertos e incorporándose a la escuadra del Mediterráneo, mandada por el brigadier Polo.

En septiembre salió para La Habana. Por Orden del Gobierno Provisional ascendió a teniente de navío de 2.ª Clase el 7 de febrero de 1870 (este empleo fue creado por Real Orden de 24 de noviembre de 1869 en que se subdividió el empleo de teniente de navío en dos clases). Debido a la pujanza que estaba tomando la revolución independentista y a la insuficiencia de fuerzas terrestres para controlarla, se formó una columna de marinería de las dotaciones de los buques, al mando del capitán de navío Emilio Catalá. Esta columna, en la que se integró Lazaga, salió el 18 de octubre de 1870 para realizar acciones tendentes a anular la insurrección, operando en la bahía de Cochinos y en la ciénaga de Zapata, trasladándose a Batabanó al día siguiente para embarcar en los cañoneros Ardid y Telegrama. A consecuencia del fuerte temporal, tuvieron que regresar a las pocas horas de haberse hecho a la mar, desembarcando y alojándose en el surgidero de Batabanó que, con el paso del huracán, empezó a inundarse, teniendo la columna que rescatar a la población civil. El día 25, la columna embarcó en el vapor Villaclara, de donde transbordó al día siguiente a los cañoneros Ardid y Cazador, para desembarcar, el 27, al fondo de la ensenada de la Broa, en el paraje conocido como La Máquina.

Hasta el 12 de noviembre la columna estuvo patrullando por la citada ensenada y por la ciénaga de Zapata, haciendo prisioneros a gran número de rebeldes, entre los que se encontraban el coronel insurrecto Antonio Rodríguez Feo y Perfecto Solís. A continuación la columna se dirigió a Playa Girón, donde embarcó en el vapor Victoria de las Funas con dirección a La Habana, donde transbordó a la fragata Gerona.

En marzo de 1871 fue destinado como ayudante de la Comandancia de Marina y Capitanía del puerto de La Habana. El 19 de noviembre contrajo matrimonio con María Luisa Baralt con la que tuvo seis hijos. Por Real Orden de 1 de julio le fue concedido el grado de comandante del ejército de Tierra por las expediciones de guerra llevadas a cabo en la ensenada de Cochinos y en la ciénaga de Zapata.

En marzo de 1872 se trasladó a Cádiz a bordo del vapor Isla de Cuba para ocupar, primero el destino de ayudante interino de la Mayoría General, y más tarde el de ayudante del Arsenal de La Carraca, cargo que desempeñó hasta febrero de 1873 en que fue nombrado comandante del vapor Gaditano.

En diciembre de 1872 se recrudeció la insurrección carlista, por lo que el País Vasco se convirtió en el foco de las operaciones. En consecuencia, se envió al Cantábrico oriental una agrupación naval formada por el vapor Gaditano y las goletas Diana y África al mando de Lazaga. Esta agrupación patrulló la costa para proteger a los pueblos del litoral en caso de sufrir ataques carlistas, como el que se efectuó sobre Deva, en cuyas proximidades se hallaban más de tres mil de ellos. Una vez puestos en retirada, salió para San Sebastián para dar la alerta y también llevar documentación.

Continuó patrullando en misión de vigilancia de costa, tocando diferentes puertos, hasta agosto, en que cesó en el mando del referido vapor. Pasó destinado a eventualidades en Cádiz y posteriormente le fue asignado en Bilbao el mando del vapor Vizcaíno Montañés por un breve período de tiempo hasta su desarme.

Regresó a Cádiz por espacio de unos meses hasta febrero de 1874. De allí se trasladó a Ferrol para embarcar en la fragata Blanca, donde desempeñó el cargo de 2.º comandante interino, hasta que en marzo embarcó con ese mismo cargo en la fragata Esperanza y en junio fue pasaportado para Cádiz. De allí pasó destinado al apostadero de La Habana, siendo destinado a Manzanillo para tomar el cargo de 2.º comandante del vapor Conde de Venadito, con el que efectuó patrullas a lo largo de la costa cubana hasta octubre de 1876 en que desembarcó y regresó a la Península por enfermo y después de haber cumplido en exceso su campaña de ultramar. También en octubre le fue concedida la Medalla conmemorativa de la Campaña de Cuba con Distintivo Rojo y por Real Orden de 26 de enero de 1879 fue declarado Benemérito de la Patria por haber defendido el orden social en la acción de guerra sostenida con los insurrectos que se levantaron en Cádiz los primeros días de 1868 y por haber luchado en Cuba contra los rebeldes separatistas. En diciembre de 1876 embarcó en la corbeta Villa de Bilbao y, en enero de 1878, en la fragata Villa de Madrid, escuela de cabos de cañón y marinería. Por Real Orden de 4 de mayo le fue concedido el empleo de comandante de Infantería de Marina y, por comunicación de 11 de mayo, el de comandante de Ejército por los servicios de guerra prestados tanto en la Península como en la isla de Cuba. Por Real Orden de 3 de julio ascendió a teniente de navío de 1.ª Clase y por Real Orden de 19 del mismo mes le fue concedido el empleo de teniente coronel de Infantería de Marina. Permaneció embarcado hasta agosto de 1878.

Renunció a la licencia por enfermo que le había sido concedida y pasó destinado nuevamente al Apostadero de La Habana, adonde llegó en diciembre, tomando el mando del vapor María, con el que efectuó un gran número de patrullas a lo largo del litoral y tomó parte en diversas acciones contra los insurrectos hasta febrero de 1881 en que desembarcó, regresando a la Península. Por estas acciones le fue concedida la Cruz blanca del Mérito Militar.

En diciembre de 1882 regresó nuevamente a Cuba para hacerse cargo del mando del aviso Fernando el Católico, realizando diversas patrullas hasta marzo de 1884 en que regresó a la Península por enfermo, siendo nombrado jefe del centro meteorológico del Observatorio de Marina de San Fernando, destino que desempeñaría hasta junio de 1887, en que, ascendido a capitán de fragata, fue nombrado 2.º comandante de la fragata Gerona escuela de Artillería de mar. Con este buque efectuó diversas comisiones por el litoral peninsular hasta diciembre de 1888 en que cesó.

En enero de 1889 fue designado 1.er ayudante de la Mayoría General del departamento marítimo de Cádiz, cargo que desempeñó hasta noviembre de 1890, en que fue nombrado comandante del crucero Isla de Cuba, zarpando con la escuadra para Canarias. Desde allí efectuó varios transportes de tropas a Río de Oro, regresando a la Península en mayo del año siguiente y continuando en el mismo buque prestando servicios en las costas peninsulares. En enero de 1892 fue nombrado presidente de la junta de estudios para la canalización de Sancti Petri, y en junio del mismo año se trasladó a Puerto Rico por haber sido nombrado ayudante de Marina y capitán del puerto de Ponce, cargo que desempeñó hasta la primavera de 1894. En junio fue designado comandante del crucero Aragón, destino en el que continuó hasta que, ascendido a capitán de navío el 12 de febrero de 1896, se le nombró comandante de quilla del crucero acorazado Princesa de Asturias y luego presidente de la Junta de Fondos Económicos de Edificios Militares. Cesó en dichos cargos en enero y febrero respectivamente, del año 1897, por haber sido designado comandante del crucero acorazado Oquendo, con el que se unió a la escuadra de instrucción para efectuar adiestramiento en aguas de Galicia y Cartagena.

La política española de apaciguamiento de Cuba no tuvo éxito y, no obstante las reformas en el status de la isla, se presentó ante el puerto de La Habana el crucero acorazado Maine con el pretexto de proteger los intereses norteamericanos en la isla. Por desgracia, este navío sufrió una explosión interna en las carboneras el 15 de febrero de 1898 y se hundió, sirviendo de pretexto a Estados Unidos para declarar la guerra a España el 21 de abril. Lazaga salió con su buque a finales de febrero con destino a las Antillas, regresando a Cabo Verde en marzo para unirse a la escuadra, saliendo el 29 del mismo mes para la zona de operaciones de las Antillas. El 1 de mayo fondeó en la rada de Santiago de Cuba, donde asistió al bombardeo de la costa y puerto por la escuadra americana.

El 3 de julio salió con los restantes buques de la escuadra del almirante Cervera, a hacer frente a las muy superiores fuerzas navales norteamericanas al mando del almirante Sampson. En primer lugar salieron los cruceros acorazados Infanta María Teresa, Vizcaya, Colón y Oquendo y a continuación los destructores Furor y Plutón. Durante la salida a la mar del Oquendo, maniobra que ejecutó Lazaga con toda su sangre fría, recibió el fuego proveniente de los acorazados Indiana, Oregón e Iowa que lo esperaban en la bocana del puerto, quedando seriamente dañado ya antes de estar en franquía. El Oquendo prosiguió a toda máquina, mas al ver su comandante que no tenía escapatoria ante el continuo hostigamiento que sufría por parte de la práctica totalidad de la flota enemiga y que no podía responder con eficacia al fuego al haber sido inutilizado su cañón de proa por la explosión de una granada enemiga y ante los incendios declarados a bordo, que no era posible extinguir, decidió, para evitar que su buque cayese en manos del enemigo, avivar dichos incendios con petróleo y, como antes habían hecho los buques que le precedieron, embarrancarlo.

Lazaga falleció en la acción.

Por Real Orden de 14 de febrero de 1900, se le concedió la Cruz de San Fernando de 2.ª Clase. Además, estaba en posesión de la Cruz y Placa de San Hermenegildo y era caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III y comendador de San Benito de Avis, de Portugal.

 

Fuentes y bibl.: Archivo-Museo don Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), leg. 620/610, exp. personal.

A. Pirala, Anales de la guerra de Cuba, Madrid, Imprenta Felipe González Rojas, 1895; “Honor a los héroes de la Marina española”, en El mundo naval ilustrado (Madrid, Imprenta de los hijos de M. G. Hernández), t. II, n.º 30, 15 de julio de 1898: V. M. Concas y Palau, La escuadra del almirante Cervera, Madrid, Editorial San Martín, 1899; J. R. García Martínez, El combate del 2 de Mayo de 1866 en el Callao, Madrid, Editorial Naval, 1994; F. Fernando de Bordejé, Crónica de la Marina Española en el siglo xix, 1800-1868, ts. I y II, Madrid, Ministerio de Defensa, 1995; G. Placer Cervera, Guerra hispano-cubano-norteamericana. Operaciones navales, La Habana, Editorial de las Ciencias Sociales, 1997.

 

José Manuel Palencia Luaces

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