Torres y Ayala, Laureano de. Marqués de Casa Torres (I). ?, c. 1665 – p. t. s. xviii. Gobernador de San Agustín de la Florida y de La Habana, caballero de la Orden de Santiago.
Procedente de familia noble y bien posicionada, su padre, Tomás de Torres y Ayala, había sido procurador de la ciudad de Sevilla en 1655 y gobernador y capitán general de la provincia de Mérida. Con esta ventaja su ascenso dentro del ejército fue muy importante, ya que en 1686 se encuentra ya sirviendo como capitán de infantería en la Real Fuerza de Araya, en la provincia de Cumaná. Realizó diferentes acciones de defensa al frente de su compañía o que le valió la recomendación del gobernador de Cumaná Gaspar Mateo de Acosta. En 1688, con su propio navío y bajo las órdenes del gobernador de La Habana Diego Antonio de Viana, llevó a cabo misiones de corso contra los piratas de la zona.
Los servicios prestados, así como las oportunas recomendaciones, le valieron el nombramiento de gobernador de San Agustín de La Florida mediante decreto de 26 de julio de 1689, en sucesión de Diego Quiroga y Losada. Realizó en este importante empleo político y militar diferentes obras particulares en beneficio del Rey y de la utilidad pública, como la construcción de dos medias lunas exteriores en la fortaleza de la Real Fuerza de aquel presidio, así como la reparación de un importante tramo del lienzo de la muralla que daba al mar. Reparó y techó también el cuerpo de guardia principal, aumentando su extensión y amplitud, y fabricó una fragata de veintinueve codos de quilla, de nombre San Laureano, así como una pequeña lancha para el servicio de aquel puerto. Reparó la Sala de Armas y dirigió gran cantidad de salidas de los navíos a su cargo en busca de corsarios.
Su labor al frente de la administración fue realmente muy activa, pues modificó las garitas de la guarnición, y construyó una casa fuerte y diversas construcciones defensivas para el resguardo de los centinelas en las costas. De la misma forma, fomentó la labor evangelizadora con la fábrica de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe en el pueblo de Tolomato. A solicitud suya, consiguió que la guarnición diese un donativo real en 1697 de 8940 pesos para la preparación de armamentos de las escuadras que debían regresar a España. Llevó a cabo diversas disposiciones para que la población local, e incluso la guarnición, ayudaran financieramente al arreglo de las murallas.
En el juicio de residencia que le realizó su sucesor José de Zúñiga y la Cerda se le declaró libre de toda culpa. Una vez acabado su mandato en La Florida pasó a La Habana donde se le otorgó el nombramiento de capitán interino de la compañía de caballos de aquella ciudad, según mandato de su gobernador Diego de Córdoba de 1702.
En 1707 fue nombrado gobernador de La Habana e isla de Cuba y durante su gobierno tuvo una muy importante disputa con el teniente general de la ciudad José Fernández de Córdoba. Durante la investigación posterior fue suspendido de su cargo en 1711 pero se le reintegró sin tacha a su antiguo nombramiento en Cuba en 1713, donde lo ejerció hasta 1716. Durante su mandato introdujo grandes novedades en el cultivo del tabaco, que tuvo un gran auge y beneficio para los cultivadores y también para la real hacienda.
Fundó un hospital en La Habana así como en la ciudad de Santiago del Benjucal.
El 27 de febrero de 1709 se le concedió un título de Castilla con la denominación de marqués de Casa Torres. Fue también caballero de la Orden de Santiago.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Indiferente General, 164, 165; 136, N.118; Santo Domingo, 228, 475; Contratación, 5451, N.132; 2848; Contaduría, 965; Escribanía, 157A.
M. Henríquez (coord.), El libro de Santiago de Cuba: resumen histórico descriptivo, Santiago, Ediciones Archipiélago, 1931; F. Castillo Meléndez, “La hacienda municipal indiana: el caso de La Habana y Santiago de Cuba hasta 1700”, en Anuario de Estudios Americanos (Sevilla), vol. 42 (1985).
José Manuel Serrano Álvarez