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Luis Suñer Sanchis

Biografía

Suñer Sanchís, Luis. Alzira (Valencia), 1910 – 1990. Empresario.

Luis Suñer nació en Alzira, en 1910, el segundo de una familia de cuatro hermanos. Sus padres eran agricultores modestos, poseían algo de tierra de huerta que resultaba insuficiente para mantener a la nutrida familia. Para completar los ingresos el padre dispuso en la propia casa un pequeño taller en el que fabricaban cajas de cartón para una fábrica de tejidos de la localidad. Se trataba de un taller familiar, en el que echaban una mano todos los miembros de la familia y en el que Luis tuvo su primer contacto con el trabajo, encolando cajas en los ratos libres de la escuela. Al llegar a la edad laboral, los catorce años, entró como aprendiz mecánico en la fábrica de tejidos y se matriculó en la Escuela Industrial de Valencia, aunque no llegó a obtener el título de perito, como era su deseo. El taller familiar se había afianzado y reclamaba una presencia joven que le diera impulso. Luis abandonó la fábrica de tejidos y se hizo cargo del negocio.

Al llegar la Guerra Civil la pequeña industria fue puesta bajo control sindical, pero se permitió a Luis Suñer que siguiera ocupando la dirección, ya que no se había significado por opiniones políticas de derechas. Terminada la guerra recuperó la propiedad de la empresa y tuvo que hacer frente, como el resto de empresarios, a las difíciles condiciones de la posguerra, agravadas por la política autárquica. Suñer supo moverse en este mundo anómalo con habilidad, cultivando la amistad con algunos jerarcas del franquismo. La pequeña industria creció con rapidez, dando empleo a unos cien trabajadores, pero en 1945 un incendio devastador de la nave de fábrica truncó sus expectativas. Suñer emprendió la reconstrucción de la fábrica como un reto que debía asumir para ofrecer al pueblo de Alzira, que le había apoyado en la desgracia, una poderosa industria. Este planteamiento debió caer bien en algunas instancias del régimen, que le facilitaron los apoyos necesarios para la construcción de la nueva planta y la adquisición de maquinaria. Dos años más tarde, en el recorrido que Franco realizó por Valencia y su provincia, visitó la fábrica y sucesivamente lo irían haciendo diversos ministros. La empresa se convirtió en una de esas empresas ejemplares que el gobierno presentaba como florones de su política, por su creación de empleo en áreas agrícolas y sus prácticas paternalistas (economatos, viviendas para los obreros), y que, a cambio de ello, se beneficiaban de sus favores en un mercado intervenido.

Suñer comprendió que aquella situación anómala, que le había permitido despegar con éxito, terminaría y que la empresa tenía que volar por cuenta propia en un mercado que comenzaba a liberalizarse tímidamente a principios de los 50. Inició un proceso de diversificación fabricando diversos tipos de envases de cartón, alguno de los cuales (unas pequeñas cajas para las botellas de penicilina) tuvo una gran aceptación. A lo largo de los años 60 la empresa fue respondiendo a las variadas demandas de la sociedad de consumo con nuevos productos (envases para detergentes, alimentos, cigarrillos) que conllevaban elevadas exigencias tecnológicas (por ejemplo, la introducción del color) y una gran capacidad de adaptación.

Con la empresa de cartonaje en plena expansión, decidió, en 1958, introducirse en un sector nuevo y desconocido para él, el de los pollos congelados. Realizó una gran inversión y construyó una factoría modelo, con la correspondiente granja avícola, matadero y frigoríficos. Al frente de la nueva empresa, Avidesa, puso a su joven hijo, que murió al poco tiempo, con veintiún años, dejando una herida profunda e incurable en el padre. Avidesa fue pionera en el tratamiento de alimentos congelados y dominó este sector durante una década, hasta que la abundancia de imitadores hizo caer los precios y la convirtió, ya en los años 70, en poco rentable. Mientras tanto la experiencia con la tecnología del frío despertó en Suñer el deseo de abordar una nueva aventura, la fabricación de helados, donde tenía que competir con marcas acreditadas, como Frigo y Camy, pertenecientes a poderosas multinacionales. En 1965 puso en marcha la nueva empresa, Avidesa Helados, utilizando frente a los competidores una estrategia de contacto directo con los vendedores a los que ofrecía notables ventajas. En poco tiempo pasó a ser líder del sector con un 25 por ciento de cuota de mercado.

La década de 1970 representó el momento de apogeo del pequeño imperio Suñer, asentado sobre tres industrias sólidas y florecientes, líderes en sus respectivos sectores, pero fueron también los años en los que aparecieron los primeros síntomas inquietantes de una crisis general del modelo de crecimiento. A pesar de las dificultades, en 1979, Luis Suñer fue publicitado por la prensa como la persona más rica de España, con ocasión de darse a conocer la lista de mayores contribuyentes, en la que él aparecía en el primer puesto. Un hecho anecdótico y equívoco, ya que se debía a que las empresas figuraban como bienes personales, pero que tuvo fatales consecuencias. El 13 de enero de 1981 la organización terrorista Euskadi Ta Askatasuna (ETA), suponiendo que tenía mucho dinero disponible, secuestró al empresario exigiendo un elevado rescate para su liberación. Se produjo una importante movilización ciudadana en Valencia y Alzira, se realizaron complicadas gestiones y, al cabo de setenta y un días, fue puesto en libertad. Parece ser que la familia pagó 341 millones de pesetas por el rescate. El secuestro le afectó seriamente, tanto física como psicológicamente, debilitando su salud y extremando los rasgos emocionales y autoritarios de su carácter. Sin un rumbo definido la situación de las empresas se fue deteriorando hasta la muerte de su creador acontecida en 1990.

La familia (una hija y dos jóvenes nietos) no se mostró interesada en continuar su obra y encargó a una empresa especializada, Mercapital, la tarea de sanearlas y venderlas. Avidesa Pollos se cerró, Avidesa Helados pasó al grupo Netslé, que así se libraba de un molesto competidor, y Cartonajes Suñer fue adquirida por Lawson Mardon, una multinacional sueca.

Bibl.: vv. aa., Libro-Homenaje a D. Luis Suñer, Alzira, Ayuntamiento de Alzira, 1966; J. A. Martínez Soler, Los empresarios ante la crisis económica, Barcelona, Grijalbo, 1983; vv. aa., 1922-1997, 75 Aniversario, Alzira, Lawson Mardon, 1997.

Ramiro Reig Armero