Salmerón, Juan de. ?, ú. t. s. xv – c. 1548. Consejero de Indias.
No se conocen ni el lugar ni la fecha exacta de su nacimiento aunque se produjo en el último tercio del siglo xv. Fue nombrado alcalde mayor de Tierra Firme en 1526, territorio al que llegó con Pedro de los Ríos, nombrado gobernador de Castilla del Oro. Actuó como juez de residencia en el proceso abierto contra Pedrarias Dávila, gobernador protegido de Juan Rodríguez de Fonseca, a instancias de las acusaciones de Gonzalo Fernández de Oviedo, que estaba vinculado a Loaysa. No obstante la gravedad de las acusaciones, el antiguo gobernador no llegó a ser condenado y el Consejo de Inquisición revocó la decisión de Salmerón y de Pedro de los Ríos de quitar a Pedrarias la encomienda que tenía en la isla de las Perlas por considerar este consejo que habían actuado indebidamente.
Salmerón fue también el encargado de realizar el repartimiento de los indios de Tierra Firme, así como se ocupó de la administración de justicia cuando cesó en el cargo Pedro de los Ríos, cometidos que le habrían de brindar una importante experiencia en sus oficios posteriores. Tras estas actividades, Salmerón fue nombrado oidor de la Audiencia de México el 5 de junio de 1530.
Ejerció como oidor siendo presidente de la institución Sebastián Ramírez de Fuenleal, en un contexto de cambios importantes. Llevados a cabo durante el gobierno del conde de Osorno del Consejo de Indias, estos cambios estuvieron relacionados con dos cuestiones, acabar con la polémica gestión efectuada por Nuño de Guzmán por un lado, y poner en práctica los acuerdos tomados en la junta de 1529 en relación con la población indígena. En relación con este asunto, Salmerón mantuvo informado al Consejo de Indias de los problemas derivados de los intentos de eliminar las encomiendas. Los nuevos oidores debían terminar un memorial, que se había iniciado en 1528, cuyo fin era proporcionar al Consejo la información necesaria para proceder al reparto de los indios perpetuos. Sin embargo, la junta de 1529 había apostado por un medio transitorio para evitar las previsibles consecuencias de la supresión radical de las encomiendas. A comienzos de 1531 los oidores hubieron de poner freno a los intentos de los colonos de mandar procuradores a la metrópolis para lograr la confirmación de sus encomiendas. Según relataba Salmerón, las predicaciones de dominicos y franciscanos habían contribuido a agitar los ánimos. La Emperatriz instaba a los oidores a que calmaran la situación y agilizaran el fin del memorial. En 1532, Isabel ordenaba por su parte a Salmerón que la correspondencia sobre cuestiones generales fuera despachada conjuntamente por el presidente y por oidores de la Audiencia, mientras que él mismo debía continuar avisando en solitario de otras cuestiones. Finalmente el informe fue recibido por el Consejo en abril de 1533, junto al resultado del juicio de residencia efectuado a Nuño de Guzmán, el otro asunto cuyo cometido le había sido encomendado a Salmerón.
Durante su cargo Salmerón también se encargó de encauzar las relaciones entre la Audiencia y el Cabildo de la Ciudad de México y cumplió una importante labor en la fundación de la Puebla de los Ángeles, concebida como una población de labradores y no de encomenderos.
En 1534 volvió a la Península, dejando la Audiencia de México. Tomó parte en las deliberaciones de la junta reunida en Valladolid que dieron origen a las Leyes Nuevas promulgadas en 1542, y en febrero de 1543 fue nombrado consejero de Indias, ocupando la plaza que quedaba vacante por la destitución de Diego Beltrán. Sería, asimismo, propuesto para realizar la visita al virrey de México, Antonio de Mendoza, que recayó finalmente en otro.
En 1544 fue recusado, sin éxito, junto a Sebastián Ramírez de Fuenleal, como juez en el pleito que seguía Hernán Cortes en relación con sus bienes en el Consejo de Indias. La causa aducida por el marqués del Valle ante Carlos V estribaba en que Cortés había demandado a ambos la devolución de sus rentas, con intereses incluidos, de las que había sido desposeído como consecuencia de la actuación de los consejeros cuando servían sus oficios en la Audiencia de México.
A mediados de 1545 Salmerón solicitó licencia a Carlos V para retirarse a su casa, argumentando que sus enfermedades le impedían ocuparse eficazmente de los negocios, pero, pese a ello, continuó sirviendo como consejero hasta 1548.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, leg. 72 /16.
Colección de documentos inéditos para la Historia de España, vol. I, Madrid, Viuda de Calero, 1842, págs. 41-47; Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones españolas de Ultramar, serie II, vols. XIV, XV y XVIII, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1885, págs. 115 y 233, págs. 54 y 55-56 y pág. 70, respect.; C. Pérez Bustamante, “Don Antonio de Mendoza. Primer virrey de Nueva España (1535-1550)”, en Anales de la Universidad de Santiago, Santiago de Compostela, El Eco franciscano, 1928, pág. 28; E. Schaefer, El Consejo Real y Supremo de las Indias, vols. I y II, Sevilla, CSIC, 1935-1947 (col. Escuela de Estudios Hispano-Americanos, vol. 10, serie 2.ª) pág. 354, y págs. 451 y 556, respect.; P. Álvarez Rubiano, Pedrarias Dávila. Contribución al estudio de la figura del “Gran Justador”, Gobernador e Castilla del Oro y Nicaragua, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Instituto Fernández de Oviedo, 1944, págs. 338-341, 350-351 y 565-570; E. de Otte, “Documentos inéditos sobre la estancia de Gonzalo Fernández de Oviedo en Nicaragua, 1527-1529”, en Revista de Indias, 18 (1958), pág. 628; I. Sánchez Bella, La organización financiera de las Indias (siglo xvi), Sevilla, CSIC, 1968 (Escuela de Estudios Hispano- Americanos, vol. 179), pág. 115; E. O’Gorman, Cuatro historiadores de Indias, México, Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1972, págs. 73-75; R. J. Dworkoski, The Council of the Indies in Spain, 1524-1558, New York, Columbia University, Ph. D., 1979, pág. 185; H. Pizarro Llorente, “Juan de Salmerón”, en J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Carlos V, vol. III, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, págs. 379-381.
Alejandro López Álvarez