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Juan de Sanclemente y Torquemada

Biografía

Sanclemente y Torquemada, Juan de. Córdoba, 19.VIII.1534 – Santiago de Compostela (La Coruña), 20.IV.1603. Presbítero, canónigo, obispo de Orense en 1578, arzobispo de Santiago desde 1587 hasta su muerte.

Hijo de Juan de Sanclemente y de Catalina Torquemada. Dice la tradición que siendo niño de unos seis años sus padres lo presentaron a su pariente, el beato san Juan de Ávila, y éste, mirándolo fijamente, dijo a su padre: “este niño será gran siervo de Dios y operario grande en la Iglesia”. Fue a estudiar a Alcalá de Henares y se hospedó en casa de otro famoso pariente suyo, Ambrosio de Morales. Ya a los diecinueve años obtuvo el grado de maestro. Se ordenó sacerdote después de haber estudiado en los Colegios de San Antonio, de Sigüenza (Guadalajara) y Santa Cruz, de Valladolid. Opositó a la plaza de magistral de la Catedral de Badajoz y la obtuvo de forma muy lucida. En Badajoz conoció al rey Felipe II, cuando tuvo que estar el Monarca en la capital pacense algún tiempo por un ataque de gota. No olvidó el recuerdo de su acreditada ciencia y virtud del magistral de Badajoz. Por eso, cuando vacó la sede episcopal de Orense, lo propuso como prelado de la diócesis auriense. Notificada la propuesta a Sanclemente, dice su biógrafo (P. Sanz del Castillo, 1769) que, antes de aceptar, consultó a fray Luis de Granada, a Ambrosio de Morales y al arzobispo de Santiago, Francisco Blanco, a quien años después sucedería. Todos le animaron a aceptar el nombramiento.

Presentado el 7 de julio de 1578, y electo por el Papa el 5 de septiembre siguiente, fue consagrado obispo en Santiago de Compostela el 25 de enero de 1579 por su arzobispo, Francisco Blanco Salcedo, asistido por el obispo de Tuy, Fernando Velosillo Berrio, y por el de Lugo, Diego Torquemada. Gobernó la diócesis de Orense hasta 1587. En esos ocho años de pontificado celebró cinco sínodos diocesanos. En el mes de abril de 1587, Felipe II le comunicó, por carta, su decisión de presentarle para el arzobispado de Santiago, que había vacado. Como hizo cuando fue propuesto para obispo, consultó el caso con fray Bartolomé de los Mártires, obispo de Braga (hoy, Portugal), y con su antiguo maestro, Fernando Veloso, obispo de Lugo. Luego de ello, aceptó. Fue preconizado el 27 de julio de 1587, cesando como obispo de Orense, aunque las bulas de nombramiento se demoraron unos meses. Como su sucesor en Orense tomó posesión y él no podía tomarla en Santiago hasta la llegada de las bulas, marchó a Tuy y en el tiempo de espera, inició el conocimiento de su futura archidiócesis, tomando informes de personas prudentes y hasta mandó hacer un detallado mapa de ella. Llegadas las bulas, tomó posesión el 12 de octubre de 1587, haciendo su entrada solemne en la Catedral de Santiago el 11 de diciembre.

Lo primero que hizo fue una visita pastoral a la catedral y a todas las parroquias de Santiago. Cuando se disponía a viajar a las parroquias de toda la archidiócesis se produjeron unos acontecimientos que no sólo fueron importantes para la historia diocesana sino para toda la historia de España. Tras el desastre de la Armada Invencible (1578), se produjo, en mayo de 1589, el ataque a La Coruña de la flota inglesa mandada por el corsario Sir Francis Drake. Era una guerra de religión. Su propósito confesado era destruir Santiago, calificada de “principal emporio de la superstición papal”, y luego ocuparían Portugal para restaurar en el Trono al prior de Crato, que viajaba en una de sus naves. La preparación de la defensa, el avituallamiento de las tropas y otros menesteres de la guerra ocuparon al prelado, quien era señor de Santiago y gobernador y capital general del Reino de Galicia. La valiente defensa de La Coruña obligó a Drake a reembarcar, tras sufrir muchas bajas. Sus tropas, por su parte, destruyeron, en saña anticatólica, más de veinte iglesias de los alrededores de La Coruña. Al llegar la noticia del ataque inglés a La Coruña, el arzobispo y el Cabildo de Santiago adoptaron urgentísimas acciones de salvaguarda de los tesoros, ornamentos, reliquias y archivo. Las reliquias del Apóstol Santiago se escondieron dentro de la Catedral, en un lugar tan incógnito, que no se redescubrieron hasta el año 1879.

La amenaza de ataques ingleses obligó al arzobispo, y gobernador de Galicia, a pedir ayuda al Rey. Se reforzaron murallas, se acopiaron tropas, armas y municiones, pero no hubo más intentos. Otro enemigo invisible que padeció Santiago, y Galicia, fue el hambre y, como su consecuencia, la peste. En el palacio episcopal fallecieron diez familiares del prelado, quien se volcó en ayuda a los apestados, requirió más sacerdotes de fuera, llamó a Santiago a los religiosos hermanos de San Juan de Dios e improvisó hospitales.

Al tomar posesión del arzobispado, Sanclemente hizo imprimir un catecismo para uso de párrocos en la catequesis. En 1589, a impulsos del arzobispo, el Cabildo creó un colegio llamado “Seminario”, para la formación de acólitos y niños de coro; Sanclemente redactó su reglamento. El domingo 22 de mayo de 1594 clausuró el XLIX Sínodo diocesano compostelano. Sus constituciones se atuvieron mucho a las de su antecesor. Las mandó imprimir en 1601, añadiendo dos pláticas, una de ellas para sacerdotes, por san Juan de Ávila. En 1597 compró dos casas para edificar en sus solares un colegio para niñas huérfanas (sigue en la actualidad llamándose “Las Huérfanas”). Enriqueció el Colegio de la Compañía de Jesús, dotándole de escuelas primarias para niños, y creó en él una Cátedra de Teología Moral. La fundación más conocida fue la del Colegio que hasta el siglo xix, en que se suprimió, llevó su nombre (“Colegio de San Clemente”). Otorgó escritura fundacional para un “Seminario”, “según la mente del Concilio de Trento, para instruir mancebos estudiantes que aprovechasen en virtud y letras”. Consta que ayudó económicamente a Ambrosio de Morales, al teólogo fray Pedro Cañedo, al traductor fray Gregorio de Alfaro y al historiador Mauro Castellá.

Entre las muchas obras que realizó en Santiago destacan: las reparaciones de las murallas, las obras de reforma de la catedral, las del ábside de Santa Susana, la urbanización de la plaza catedralicia del Paraíso (hoy, de la Azabachería), el Colegio de Pasantes y muchas más.

Hombre austero, se preocupó por censar los bienes de la archidiócesis. Fijóse la visita anual de al menos cien de sus parroquias. No pudo realizar visita ad limina al Papa y falleció, a los sesenta y ocho años, el 20 de abril de 1601, siendo sepultado junto al púlpito del lado del Evangelio, en la catedral. Dijo la oración fúnebre el magistral Francisco Villafañe. En 1769 se publicaron un manuscrito de su secretario Pedro Sáez del Castillo, y un discurso en latín de Miguel Antonio de Montes y Piñeyro.

 

Bibl.: P. Sanz del Castillo, Vida del Exc.mo Señor Don Juan de San-Clemente. y Torquemada, escrita por su Secretario el Lic. D. ~, Canonigo, y Dignidad de la Santa Iglesia Cathedral de Santiago. Dala a Luz el Illmo Señor Rector, y Colegio de San Clemente. Ilustrada por el Doct. D. Miguel Antonio de Montes y Piñeyro, su Colegial, Canonigo Lectoral de la misma Metropolitana Iglesia [...], Santiago, Sebastián Montero y Frayz, 1769; In Laudem Illustrissimi, D. Joannis a San-Clemente, Oratio. Quam in Recordationem Sempiternam et perennem animi grati seu significationem, concinnavii Doct. D. Michael Antonius de Montes a Piñeiro, alumnus Clementinus, Togatus Bononiensis [...], Compost. In Officina Sebastian Montero & Frayz, 1769, 64 págs.; J. Guzmán, “Orense-Episcopologio”, A. Sáez, “San Clemente Torquemada, Juan de”, M. Ríos “Santiago”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Instituto Enrique Flórez, 1973, 1975, respect, vol. III, pág. 1834, vol. IV, pág. 2160 y 2199-2202, respect.; J. Precedo Lafuente, “Sanclemente Torquemada, Juan de”, en Gran Enciclopedia Gallega, vol. XXVI, Gijón, Silverio Cañada, Editor, 1974, págs. 277-278; F. Aguilar Piñal, Bibliografía de Autores Españoles del Siglo xviii, vol. VII, Madrid, CSIC, 1993, pág. 566, n.º 3994; J. J. Cebrián Franco, Obispos de Iria Flavia y Arzobispos de Santiago, Santiago de Compostela, Instituto Teológico Compostelano, 1997, págs. 196-203: “Don Juan de Sanclemente y Torquemada (1587-1602)”.

 

Fernando Rodríguez de la Torre

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