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Esteban Fernandez de León y García Cabrera

Biografía

Fernández de León y García Cabrera, Esteban. Esparragosa de Lares (Badajoz), 2.VIII.1748 – Madrid, I.1819. Intendente general de Ejército y superintendente de la Real Hacienda de Venezuela, miembro del Consejo de Regencia, consejero de Estado.

Esteban Fernández de León y García Cabrera González de León y Fernán Prieto González, natural de Esparragosa de Lares, provincia de Badajoz, fue el séptimo de los ocho hijos de Sebastián Fernández de León y Josefa María lbarra; esa y otras circunstancias coadyuvaron a que muy pronto los hermanos Fernández de León comenzaran a alejarse del solar paterno.

Apenas Esteban Fernández de León tiene siete años, ve cómo en 1755 su hermano mayor, el presbítero Lorenzo, marcha a las Indias como secretario del recientemente nombrado obispo de Caracas, Diego Antonio Díez Madroñero. La actividad e inteligencia de este clérigo, nombrado al poco de su llegada a Caracas provisor por el obispo Madroñero, hicieron que obtuviera grandes influencias e importantes cargos y pronto solicitara a sus hermanos, Esteban y Antonio, que marcharan a Venezuela.

En 1763, a la edad de quince años, llega a Venezuela.

Al igual que su hermano clérigo, posee y así lo atestiguarán los hechos posteriores, singulares dotes de dominio y espíritu de organización. Todo ello unido a una clara y sutil inteligencia, le harán pronto merecedor de la atención y el favor del primer intendente de Venezuela José de Ábalos. De esta manera, apenas transcurridos diez años de su llegada a la provincia de Venezuela, es nombrado teniente de gobernador de las sabanas de Ocumare y valles del Tuy, además de cabo de guerra, juez de comisos y administrador de las rentas de varios pueblos.

Es en el desempeño de esos cargos donde Esteban Fernández de León va a iniciarse en el arte de gobernar y escalar en la carrera de funcionario real, ayudado por sus ansias de poder y, sin duda, por su eficacia. En 1782 es sometido a juicio de residencia, encontrándosele cargos en su contra, por haber tenido durante el desempeño de su oficio una tienda pública de caldos y lienzos. El largo proceso contrasta con la rapidez con que escala puestos influyentes. En 1785 el intendente de Venezuela, José de Ábalos, con el beneplácito de su otro gran valedor Francisco Saavedra, nombra a Esteban Fernández de León administrador general de las rentas del tabaco de Venezuela. Con esas referencias su posible condena será imposible.

Allanadas estas primeras dificultades, en 1786, Esteban Fernández de León fue nombrado primer director general de la misma renta en las seis provincias del Distrito de Venezuela.

Llamado a la Corte el segundo intendente de Caracas, Francisco Saavedra, el nuevo intendente, Joaquín Cubells, fallece apenas cuatro meses después de tomar posesión; como consecuencia, por Real Orden, de 24 de julio de 1791, es Fernández de León quien se encarga de la Intendencia con carácter de interinidad, manteniéndose al mismo tiempo como director de la renta del tabaco. Es durante este período cuando se tramita su expediente de declaración de hijodalgo de nobleza de sangre y se le concede además la Real Orden de Carlos III. Tras dos años de interinidad, el 20 de septiembre de 1793, el rey Carlos IV expide el título de intendente en propiedad a nombre de Esteban Fernández de León que jura su cargo el 16 de diciembre de 1793, permaneció en el mismo hasta fines de junio de 1802, período que además de ser el más largo en el que un mismo intendente regirá los destinos de la Real Hacienda Venezolana, es conocido como el de la segunda fundación de la Intendencia.

El antiguo teniente de los valles de Ocumare está ya encumbrado en la más alta posición política y social de la Venezuela colonial, y pronto empieza a desear el retorno a su patria. Quizás el deseo de más altos cargos, ahora en la política peninsular, o bien ciertamente una larga y molesta enfermedad le hacen solicitar repetidamente a la Corona su retiro, petición que finalmente se le concede el 20 de junio de 1802.

A la edad, pues, de cincuenta y cuatro años Esteban Fernández deLeón regresa a la Península.

En mayo de 1804 llega finalmente a Madrid, en donde, preocupado por su salud, no desempeña empleo alguno salvo el de emitir informes y consejos que continuamente se le piden sobre asuntos de Indias.

En estos menesteres, presenció los sucesos de 1808, inmediatamente decide marchar de Madrid, y el día 2 de mayo a las diez y tres cuartos sale con destino a Esparragosa; al pasar por Móstoles, confirma a los alcaldes las noticias de lo acaecido en Madrid y junto con Juan Pérez Villamil, auditor del Almirantazgo, que casualmente se encontraba allí, convence a dichos alcaldes para pasar una circular a los demás pueblos del reino avisando de la tragedia de Madrid y explicando la traición de los franceses. Fue así como, según Fernández de León, se redactó el conocido bando del alcalde de Móstoles.

Afincado en Esparragosa recibe constantemente noticias de la Villa y Corte. En junio tiene nuevas de la creación de una Junta en Sevilla, a la que inmediatamente escribe poniéndose a su servicio. Marcha a Sevilla a principios de marzo de 1809 y en agosto, por mediación de su antiguo amigo Francisco de Saavedra, se le nombra contador general de las Américas y ministro del Consejo de España e Indias, y también miembro de la Junta de Medios y Arbitrios para la guerra.

La Junta Central tuvo que retirarse a la isla de León en Cádiz, en donde el 29 de enero se constituye el Consejo de Regencia compuesto por cinco personas: El obispo de Orense Pedro de Quevedo y Quintana, el consejero y ministro de Estado Francisco de Saavedra, el capitán general de los Reales Ejércitos Francisco Javier Castaños, el teniente general y ministro de Marina Antonio de Escaño y el ministro del Consejo de España e Indias Esteban Fernández de León. Este último “por consideracióna las Américas.

Este nombramiento es el inicio de un penoso camino que le llevó al hundimiento moral y espiritual; aduciendo su precaria salud, quiso renunciar al cargo pero ante la insistencia de los otros miembros y “por pura obediencia”, lo jura y entra a formar parte de la Regencia. No obstante, entre las fechas de nombramiento y la toma de posesión, una fuerte corriente de oposición toma cuerpo, y ello obliga a Esteban Fernández de León a renunciar finalmente a su cargo.

Dicha corriente de oposición la capitanea Miguel de Lardizábal y Uribe, diputado electo para la Junta Central por el virreinato de la Nueva España, que se manifestó en desacuerdo y amenazó con la no aceptación por parte de las Américas de una Regencia en la que no había miembro alguno de aquellos reinos; por otro lado, la Junta de Cádiz dirige un escrito a la Central apoyando en todos sus extremos la representación de Lardizábal. Ante esta situación la Regencia, instaurada el 31 de enero, pero con muchísimas dificultades para que se acatasen sus dictámenes, sobre todo por parte de la Junta de Cádiz, el día 3 de febrero, Esteban Fernández de León presenta su irrevocable dimisión como vocal del citado Consejo de Regencia, a cambio será nombrado consejero de Estado; en su lugar es nombrado Miguel de Lardizábal y Uribe.

A pesar de todo, la Regencia le ocupa en la realización de informes sobre la conservación de las Américas y de cómo evitar posibles insurrecciones en aquellos dominios. De entre toda esta labor destaca su propuesta para acceder a las instancias de las provincias americanas sobre el comercio con extranjeros durante la guerra. A consecuencia de este informe, el ministro de Hacienda, el marqués de las Hormazas, le encarga elaborar la Orden de 17 de mayo de 1810 conocida como “La orden apócrifa”, documento que una vez publicado generó una serie de problemas a la Regencia. Dicha Orden fue denunciada por la Junta de Comerciantes de Cádiz como “destructora del comercio y de la felicidad de España...”. La disputa tuvo lugar en el mismo seno de la Regencia de manera que, ante las palabras de Castaños que negó la intervención de la Regencia y el silencio que los regentes Saavedra, Escaño y Lardizábal guardaron, la mencionada Orden se declaró apócrifa y se ordenó se recogiesen los quinientos ejemplares publicados.

El proceso duró dos años y los acusados fueron: Hormazas, por no leer lo que firmaba; Fernández de León por haber hecho la orden con su criterio y Albuerne, oficial de la Secretaría de Estado, por haber originado todo el asunto. Los dos primeros lograron salir exentos tras demostrar que se habían limitado a cumplir un mandato. El último de ellos, Albuerne, fue penado no por autor de la Orden, sobre la que nada declaró la sentencia, sino por “oficiosidades y exceso en su defensa”.

A partir de ese instante, Esteban Fernández de León a la edad de sesenta y seis años (1813) se va a abstener de todo trato y comunicación con el Gobierno, retirándose a su tierra (Esparragosa). Allí se entera del retorno de Fernando VII y de que el 3 de junio de 1814 aparece el Decreto Real por el que se anulan las plazas de consejero de Estado conferidas por la Junta Central, la Regencia y las Cortes; se traslada a Madrid con miras de interceder directamente sobre su “difícil situación dado que los franceses han arruinado su escaso patrimonio en España y se había destruido el que tenía en América a resultas de la insurrección de las colonias”. En la Corte se encuentra a su hermano Antonio Fernández de León, marqués de Casa León, con objeto de las acusaciones que en Caracas se le han hecho como presunto colaborador de los insurgentes. Ambos hermanos procederán juntos a su propia defensa.

En esta empresa, a principios de 1819, muere Esteban Fernández de León a la edad de setenta y un años.

 

Obras de ~: Relación de servicios y méritos de Don Esteban Fernández de León y de su conducta en la anterior revolución contra Napoleón y a quién se debió ésta, s. f. (en Archivo Histórico Nacional, Estado, leg. 878).

 

Bibl.: N. Pérez Jiménez, “El bando del Alcalde de Móstoles y D. Esteban Fernández de León” (Continuación de la serie “Los extremeños de tierra de Serena en la Guerra de la Independencia”), en Revista de Extremadura. Ciencia y arte (Cáceres), CVI (abril de 1908), págs. 155-163; M. Lucena Salmoral, “La orden Apócrifa de 1810 sobre la Libertad de comercio con América”, en Boletín Americanista, Universidad de Barcelona, n.º 29 (1978), págs. 5-21; J. A. García Madruga, “El estanco del tabaco en Venezuela durante la etapa de Don Esteban Fernández de León, 1779-1803”, en Cuadernos de investigación histórica, n.º 11 (1987), págs. 89-110; J. Andreo García, La Intendencia en Venezuela. Don Esteban Fernández de León, Intendente de Caracas, 1791-1803, Murcia, Universidad, 2000.

 

Juan Andreo García

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