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José Cuero y Caicedo

Biografía

Cuero y Caicedo, José. Popayán (Colombia), 12.IX.1735 ant. – Lima (Perú), 9.X.1815. Catedrático universitario, obispo de Quito, revolucionario y presidente de la Junta quiteña.

Cursó sus primeros estudios en el seminario de su Popayán natal. Fue a Quito para estudiar en la Universidad jesuítica de San Gregorio, donde se doctoró en Teología. Después pasó a la Universidad de Santo Tomás de Aquino, de los frailes de la Orden de predicadores, para seguir Leyes; se graduó en 1768, y el 20 de junio de ese año se incorporó al Cuerpo de abogados quiteños.

Expulsados los jesuitas, se hizo cargo de la dirección del colegio seminario de San Luis, que había sido de dicha Orden, y allí enseñó Filosofía. A la tradicional enseñanza aristotélica unió novedades de Descartes y Gassendi. En 1769 desempeñaba la cátedra de Prima de Teología en la secularizada Universidad de San Gregorio. En octubre de 1778 el Rey le concedió el título de medio racionero en la iglesia catedral de Quito, y el obispo de Quito, Sobrino y Minayo, le designó provisor y vicario general de obispado. En este tiempo se distinguió en la predicación sagrada por un estilo especialmente florido y elocuente, que Espejo criticó acerbamente en El nuevo Luciano de Quito, en la conversación nona.

En 1791 fue socio fundador de la Sociedad Patriótica de Amigos del País.

En 1795 volvió a Popayán de maestrescuela y pasó luego a deán del cabildo eclesiástico. Pero sólo permaneció dos años. En 1797 el Rey lo promovió al episcopado de Cuenca (en la Audiencia de Quito).

Mientras se preparaba para asumir esa sede, en 1799 murió el obispo de Quito, y el Rey nombró a José Cuero para ese obispado. Se posesionó de su diócesis en 1802.

Como obispo de Quito vivió el grito de independencia, dado en Quito el 10 de agosto de 1809, y ocupó la vicepresidencia de la nueva Junta de Gobierno.

Incluido en el proceso que se siguió a los revolucionarios de agosto, se defendió con altivez. Tras la matanza de varios de los revolucionarios en los calabozos del Real de Lima, el 2 de agosto de 1810, intervino para pacificar al pueblo. Decidido por la causa de la independencia, formó parte de la nueva Junta. Elegido presidente por el pueblo, presidió el Congreso que se reunió en enero de 1812 para dictar Constitución. Y con sus pastorales y su predicación movió a gran parte del clero a trabajar por la causa de Quito y contra los ejércitos españoles.

Al entrar Montes en Quito, Cuero fue nuevamente encausado, y en espera de que llegase de España el proceso acusatorio allá remitido, se le envió en 1815 a Lima donde murió el 9 de octubre de ese mismo año.

 

Bibl.: Archivo Municipal de Quito, Causa seguida al Ilmo. Señor Cuero y Caicedo, en el proceso contra los Patriotas del 10 de Agosto de 1809. “Serie cronológica de varones ilustres que ha producido la Universidad pública y nacional del Angélico Doctor Santo Tomás de Aquino, establecida en esta ciudad de San Francisco de Quito, y de todos los doctores seculares y regulares que actualmente componen tan ilustre corporación. Formola el doctor José Manuel Flores, a 20 de octubre de 1821”, en Anales de la Universidad de Quito, serie III, n.º 16 (marzo de 1889), pág. 91; E. Espejo, Escritos de Espejo, t. III, Quito, Editorial Artes Gráficas, 1923, págs. 288-290; M. J. Caicedo, Viaje imaginario por las provincias limítrofes de Quito, y regreso a esta capital, en Cronistas de la independencia y de la República, Biblioteca Ecuatoriana Mínima, Puebla, Cajica, 1960, págs. 29-111; J. M.ª Vargas, “El Ilmo. señor don José Cuero y Caicedo y la independencia política de Quito”, VV. AA., Historia de la Iglesia en el Ecuador durante el Patronato español, Quito, Editorial Santo Domingo, 1962, págs. 447-510; R. Pérez Pimentel, “José Cuero y Cayzedo”, en VV. AA., Diccionario biográfico del Ecuador, t. 15, Guayaquil, Imprenta de la Universidad de Guayaquil, 1997, págs. 83-88; H. Rodríguez Castelo, Literatura en la Audiencia de Quito. Siglo xviii, Ambato, Consejo Nacional de Cultura, Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, Núcleo de Tungurahua, 2002, págs. 1247-1253.

 

Hernán Rodríguez Castelo