Peña y Montenegro, Pedro de la. Covarrubias (Burgos), c. 1520 – Quito (Ecuador) 17.III.1583. Obispo dominico (OP) y catedrático de Teología.
Miembro de la Orden Dominica, formado en el Convento de Santa Cruz de Valladolid, fue profesor del Colegio de San Gregorio en Valladolid, antes de embarcarse hacia México como prior y maestro de novicios del Convento dominico de Oaxaca.
En 1599 fue nombrado provincial de los dominicos de México, cargo desde el cual promovió la creación de la primera Universidad novohispana (1553), siendo él uno de sus primeros maestros. Como catedrático de Teología, sus clases se hicieron famosas, y entre sus destacados alumnos estaba el futuro arzobispo y virrey Pedro Moya Contreras. También fue confesor del virrey Luis de Velasco el Viejo. Preocupado siempre por dotar a los sacerdotes y misioneros con la mejor formación posible, trabajó por ello en todos los cargos y funciones en los que se desempeñó.
En 1561 regresó a España a tratar asuntos complejos, pues había un claro enfrentamiento entre los religiosos diocesanos y las Órdenes, por las apetencias y abusos de poder de los diocesanos. Además, el propio Pedro de la Peña tuvo problemas con la Inquisición y con la Orden Agustina, ya que veían con recelo sus buenas relaciones con el virrey y el acceso a la Cátedra de Prima Teología de la Universidad.
El 25 de enero 1563 fue nombrado obispo de Verapaz, pero apenas dos años después cambió de diócesis y marchó a Quito. Fue el primer precursor del Seminario de Quito, pues ya en 1570 el prelado escribió al Rey recomendando la fundación del mismo.
Aunque no viera realizado su sueño —el Seminario lo inauguró su sucesor Luis López de Solís, en 1594—, facilitó la labor formativa de los religiosos nativos y criollos, apoyando a las diversas Órdenes religiosas y fundando en 1583 la Cátedra de Latinidad y Teología.
Tres años más tarde facilitó la llegada de los jesuitas a Quito, entre otras cosas con el objetivo de formar en Humanidades a otros religiosos y futuros sacerdotes.
Su obsesión formativa y la preocupación por las vocaciones entre los nativos contrastaban con su visceral rechazo a la ordenación de mestizos y criollos, pese a la autorización papal. En 1570 convocó el I Sínodo Quiteño, donde, siguiendo el espíritu de la Contrarreforma trentina, impuso claramente la secularización del clero en contra de las Órdenes regulares.
Murió en Quito en 1583.
Bibl.: A. Ballesteros y Beretta, Historia de España y su influencia en la historia universal, vol. IV, 2.ª parte, Barcelona, Salvat Editores, 1949; F. Esteve Barba, Cultura Virreinal, Barcelona, Salvat Editores, 1965; J. M.ª González Ochoa, Quién es quién en la América del Descubrimiento, Madrid, Editorial Acento, 2003.
José María González Ochoa