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Alonso Marcos Llanes y Argüelles

Biografía

Llanes y Argüelles, Alonso Marcos de. Noreña (Asturias), 26.IV.1732 – Sevilla, 7.I.1795. Canonista, obispo de Segovia y arzobispo de Sevilla.

De linaje noble e ilustre relacionado con los condes de Marcel de Peñalba y marqueses de Campo Sagrado, fue hijo de Menendo de Llanes Campomanes, caballero de la orden de Santiago, señor de las casas de Llanes de Villallana y Campomanes de Muñón Cimero y de la Torre de Fresnedo, todo en el concejo de Lena, su regidor perpetuo, y de Teresa Antonia de Argüelles Cienfuegos y Villazón, señora del palacio del Rebollín, personas muy esclarecidas en el Principado de Asturias.

Entre sus ascendientes había clérigos de cierto renombre, como Antonio de Llanes Campomanes (fallecido en 1710), inquisidor de Cerdeña, y su hermano, el famoso general de los carmelitas fray Juan de la Anunciación. Cursó los estudios de Latinidad y Humanidades con preceptores, hasta que pasó a la Universidad de Oviedo, en la que se graduó de bachiller en Leyes y Cánones, y en la que hizo sus primeras armas como profesor, explicando Teología antes de cumplir los veintidós años. Al poco tiempo se trasladó a Salamanca, ingresando en el Colegio de San Pelayo el 14 de febrero de 1754. Allí explicó Leyes y Cánones y fue juez de estudios en la Universidad. El 17 de septiembre de 1755 recibió el grado de licenciado en Cánones por la Universidad de Ávila. A finales de 1754 estableció en Salamanca una academia para la enseñanza del Derecho, esencialmente Cánones, que alcanzó un gran prestigio en la ciudad universitaria por antonomasia en España. En 1761 ganó por oposición la dignidad de canónigo doctoral en el Obispado de Palencia. Poco después fue nombrado provisor de este obispado, y vicario general por sede vacante. En 1763 entró en el Colegio de Santa Cruz de Valladolid hasta que, el 28 de noviembre de 1765, obtuvo por oposición la plaza de canónigo doctoral del Arzobispado de Sevilla, tomando posesión de la misma en febrero del año siguiente.

Desde ese año hasta el final de su vida estuvo vinculado al Arzobispado y Cabildo de Sevilla, a quienes todos los años felicitaba las Navidades, incluso cuando era obispo de Segovia, aunque físicamente no se estableció en Sevilla hasta 1784, pues, a poco de conseguir la canonjía doctoral, el Cabildo de esta archidiócesis lo nombró su diputado en Madrid para representarlo en los numerosos asuntos que afectaban al Cabildo y a la Iglesia sevillana y que se resolvían en la Corte. Esto generó dos voluminosos legajos de correspondencia (unas ochocientas cartas), de las que se desprende una muy sólida formación canonista, cuyas argumentaciones, fuerza persuasiva y galanura de estilo literario son recopiladas en la Demostración histórico-canónica-legal de los reales privilegios y donaciones que hicieron los señores reyes San Fernando y don Alfonso el Sabio, su hijo, al reverendo arzobispo y cabildo de Sevilla, publicada en Madrid en 1771, relacionada con el más afamado y largo de los pleitos que gestionó y ganó en 1774: la defensa de los derechos que el Cabildo sevillano tenía en la percepción de los diezmos del territorio de la abadía de Olivares, que había sido muy privilegiada en el siglo anterior por el famoso conde-duque del mismo nombre.

Estos años de abogado del Cabildo sevillano en la Corte (1766-1774) fueron capitales en su vida, pues entabló relaciones con personas doctas y de gran influencia en la Corte, incluida la Familia Real y Campomanes, que culminaron con la propuesta de su nombre para ocupar la mitra vacante del obispado de Segovia, el 19 de abril de 1774, “por fallecimiento del reverendo en Cristo padre Juan José Martínez Escalzo y teniendo delante las virtudes, letras y otras buenas partes de don Alfonso Marcos de Llanes, canónigo doctoral de la santa iglesia de Sevilla”.

Desde el punto de vista de la historia literaria, en estos años madrileños Llanes hizo íntima amistad con el también abogado canonista Esteban Meléndez Valdés (1742-1777), por cuyo motivo lo llevó como secretario (1774-1777) a su Obispado de Segovia y se convirtió en protector del mejor poeta del siglo XVIII, Juan Meléndez Valdés (1754-1817).

Preconizado como obispo de Segovia el 6 de junio de este mismo año, el conde de Floridablanca remitió desde Roma, el 16 de junio, las bulas, que fueron recibidas en la secretaría del Real Patronato el 20 de julio de 1774. Tomó posesión el 23 de julio y fue consagrado el 28 de agosto del mismo año en el Monasterio de los Carmelitas Descalzos de Madrid, por Francisco Antonio Lorenzana Butrón, arzobispo de Toledo. A finales de septiembre ya estaba en Segovia.

Visitó la diócesis los años 1777, 1779 y 1780. El año 1782 hizo la visita Ad limina (Archivo Diocesano de Segovia, Estado, ms. 4).

Instituyó Seminario Conciliar de San Frutos y San Ildefonso (1781) con una buena biblioteca y escribió un plan de estudios eclesiásticos.

Llanes se preocupó de la mejora material e intelectual del clero, dotando los curatos, y abrió al público una selecta biblioteca en junio de 1781. En 1776 promovió la creación de una Sociedad Económica de Amigos del País de la provincia de Segovia, que finalmente no consiguió por la oposición de algunos sectores de la ciudad.  En ese mismo año ordenó sacerdote a su amigo Antonio Vidaurre, que además de religioso fue pintor, poeta y autor dramático. En 1782 fue asistente de fray Pedro Ximénez, prior del monasterio de El Escorial en el funeral de la infanta María Luisa Carlota de Borbón, hija de Carlos IV de España y de María Luisa de Parma, acompañando el cadáver desde el Palacio Real de San Ildefonso.

En 1783 aprobó el Plan de Reforma de Beneficial, fijando la congrua de los curas de la ciudad en 5.000 reales anuales, en 4.000 la de los curas de los pueblos y en 3.500 la de los vicarios perpetuos. Para título de ordenación fijó la congrua en 1.100 reales, según Barrio Gozalo (1982).

En resumen, durante los nueve años (1774-1783) que estuvo como obispo en Segovia se preocupó muy vivamente por su diócesis. Organizó la jurisdicción y los derechos de las parroquias, impulsó la enseñanza popular, recorrió varias veces la diócesis en visita pastoral, y escribió varias pastorales, dejando un buen recuerdo.

Es promovido a la sede hispalense, en carta comunicada a su Cabildo del 2 de noviembre de 1783 y, despachadas las bulas el 15 de diciembre, tomó posesión por poderes el 8 de febrero de 1784, aunque no llegó a Sevilla hasta el 26 de mayo. Visitó dos veces personalmente los curatos del arzobispado. Los Libros de Mayordomía reflejan los gastos realizados en las visitas pastorales. En 1789 empleó para dicho fin 307.725 reales, y en 1791 la suma de 153.659 reales.

El 17 de diciembre de 1787 publicó una pastoral apoyando las medidas gubernamentales represivas del contrabando. Entre los gastos generales del prelado, conservados en los Libros de Mayordomía, figuran las grandes sumas empleadas en limosnas. Según el cronista Matute, las limosnas repartidas durante este pontificado “pasaron de siete millones de reales y seis mil fanegas de trigo”.

La preocupación mayor de Llanes fue la digna dotación económica de los clérigos y su instrucción en todos los conocimientos necesarios para el desempeño de sus sagrados ministerios. Para ello, en 1790, reunió los beneficios poco rentables y dotó a los curas de sueldos decentes. Tenía la idea de la fundación del seminario conciliar, pero —aunque para este fin reservaba 10.000.000 de reales— no pudo ver cumplidos sus deseos. También fracasó en su pretensión de hacer los enterramientos fuera de las iglesias.

Para que fuese realidad el restablecimiento de la disciplina eclesiástica, la digna dotación de los curatos y la mejora del nivel intelectual de los clérigos llevó a cabo durante los años de su pontificado un programa de reformas, basado en la elevación de las congruas de las capellanías, dotación digna y suficiente para los sacerdotes que ejercían la cura de almas y, por último, el restablecimiento de las conferencias morales como mejor remedio para erradicar la ignorancia en el clero.

Estos objetivos aparecen claros en la oración fúnebre pronunciada por Antonio Vargas, canónigo y rector de la Universidad de Sevilla, en el sagrario de la catedral el 25 de abril de 1795 (Biblioteca Colombina).

Empleó grandes sumas en obras y reedificaciones. Planificó un seminario que no llegó a fundar y es destacable su participación artística. Intervino en el solado de la catedral de Sevilla entre 1789 y 1793 (contribuyó con cincuenta mil pesos) y en otras ejecuciones en el templo; dotó la biblioteca del palacio Arzobispal (en el que se conserva un retrato suyo, obra de José Suárez en 1793) y aportó numerosas pinturas para el palacio. Asimismo, llevó a cabo importantes reformas en el palacio arzobispal de Umbrete, residencia veraniega de los prelados, que también enriqueció con diversidad de obras de arte. También participó en las reformas del convento del Espíritu Santo y del de Santa María la Real y en la reedificación de la iglesia de San Bernardo de Sevilla, en las de Villar, El Madroño y Las Delgadas.

Fue muy generoso con los clérigos emigrados franceses que no juraron la constitución civil del clero del 26 de agosto de 1792. Remitió al obispo de Pamplona 12.000 reales para su distribución entre los más necesitados y 20.000 reales para los que fueran llegando. Ofreció al obispo de Calahorra cinco mil misas de a dos reales para los presbíteros franceses.

Recogió en su arzobispado a más de ciento sesenta religiosos franceses y corrió con la manutención de la mayor parte de ellos (Archivo General del Arzobispado de Sevilla). Trató con el cardenal Lorenzana para poder admitir en esta diócesis a los prelados que residían en Montserrat.

En Sevilla, Llanes tuvo como obispo auxiliar a Agustín de Ayesterán y Landa (1738-1805) y contó con el apoyo de su hermano Francisco Llanes, canónigo, y de su sobrino, Rodrigo de Sierra y Llanes, canónigo y sumiller de cortina.

Los cronistas destacan la mansedumbre y amor a la paz de su carácter. Fue elegido académico numerario de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras el 14 de septiembre de 1787. Fue condecorado por el rey Carlos IV con la Gran Cruz y Collar de Oro de la Orden de Carlos III el 6 de junio de 1792. La Universidad de Sevilla le ofreció las borlas de Teología, Filosofía, Leyes y Cánones el 3 de enero de 1793 (entre los festejos programados estaba la representación de la Zayda, tragedia de Voltaire). La Hermandad de Los Negritos de Sevilla le suplicó su pertenencia a ella, a lo que el prelado accedió, siendo recibido como hermano mayor el 7 de julio de 1784, siendo presidente Tomás Baltasar de Morales. Falleció el 7 de enero de 1795 “de una afección al pecho que le dificultó la respiración durante dos meses”, a los sesenta y dos años. Fue enterrado en el sagrario de la catedral y en agosto de 1798 se concluyó su panteón, en cuyo epitafio se califica justamente a Llanes de “afable, docto, piadoso y espléndido”.

El Mercurio Histórico y Político recogió la noticia de su muerte destacando “su zelo pastoral mientras ocupó una y otra silla fue muy recomendado, y de el dexó muchos y señalados testimonios”, entre los que enumera que “visitó personalmente ambas diócesis; formó en ellas el plan de erección y dotación de curatos, que mereció la aprobación de SM.; erigió en la de Segovia el Seminario Conciliar, cuyo establecimiento promovía en la de Sevilla igualmente que el plan de uniones de Capellanías incongruas del Arzobispado, después de haber fundado y enriquecido la biblioteca pública de su Dignidad”. En cuanto a su personalidad elogia “su caridad, mansedumbre y humildad, que harán eterna su memoria entre sus diocesanos y los Sacerdotes Franceses emigrados, que lloran la muerte de un prelado que a todos se manifestaba afable, benigno y compasivo”. Aun suponiendo alguna hipérbole en esta necrológica, aparece un Llanes como un eclesiástico verdaderamente ilustrado y un obispo-pastor que da la vida por sus ovejas.

En resumen, Llanes fue un profundo conocedor del Derecho Canónico (convencido de la justicia en el pleito de Olivares, lo sostuvo en contra de la opinión del Cabildo, que llegó a pensar en una transacción), un celoso pastor espiritual (visitó todos los pueblos de su obispado, predicando junto con los misioneros que lo acompañaban) y buen obispo ilustrado (siempre preocupado por la promoción intelectual y económica del clero y del pueblo: el 12 de abril de 1792 abrió al público la biblioteca del palacio), que gobernó acertadamente sus dos diócesis, oscilando entre el más aparatoso y rancio catolicismo, como evidencia su amistad con el capuchino beato fray Diego José de Cádiz, cuyas santas misiones alentó en su arzobispado (Llanes anualmente hacía ejercicios espirituales en el convento capuchino de Sevilla), y la promoción de la oración mental en sus pastorales y exhortaciones, como demuestra su gran aprecio por la casa de ejercicios de San Felipe Neri, y el más estricto sometimiento a la política religiosa del regalismo de sus protectores gubernamentales, como Campomanes.

 

Obras de ~: Cartas del doctoral don Alonso Marcos Llanes, agente en la Corte, al Cabildo de Sevilla desde Madrid, en su diputación de Hacienda. Años 1766-1774 (en Archivo Capitular de Sevilla, libs. 479 y 480); Demostración histórica, canónico legal del valor e inteligencia de los Reales Privilegios y donaciones que hicieron los señores Reyes San Fernando y Don Alonso el Sabio, su hijo, al arzobispado de Sevilla, en cuya virtud han estado y están percibiendo los diezmos eclesiásticos de la Abadía de Olivares. Por el licenciado don Alonso Marcos de Llanes, canónigo doctoral de dicha Santa Iglesia y su diputado en Corte. Para satisfacer los reparos y objeciones que ha propuesto la insigne Colegial de Olivares en el Supremo Tribunal de la Cámara, contra el valor e inteligencia de dichas Reales Donaciones, Madrid, Joaquín Ibarra, 1771; Exhortación pastoral que el ilustrísimo señor don Alonso Marcos de Llanes hace a los Vicarios, Curas Párrocos, Confesores, Predicadores y demás fieles de su obispado, con motivo de la extensión del jubileo del año Santo, concedida por nuestro Santísimo Padre a todo el orbe christiano, Madrid, Joaquín Ibarra, 1776; Don Alonso Marcos de Llanes, a nuestros muy amados y venerables hermanos, señores presidente y cabildo de nuestra Santa Iglesia Catedral, vicarios, párrocos, prelados y clero secular y regular, y a todos los fieles de nuestro obispado, salud en Nuestro Señor Jesu-Christo, s. l. [1783]; Pastoral del Ilmo. Sr. Don Alonso Marcos de Llanes, obispo de Segovia, arzobispo electo de Sevilla, en que explica los motivos y medios para que los fieles tributen a Dios las gracias por los prósperos sucesos de la Monarquía, les deja algunos avisos espirituales y procura excitar el celo y vigilancia de los párrocos, sacerdotes, predicadores y confesores, Segovia, Imprenta de Antonio Espinosa, 1784; Plan y decreto de erección y dotación de curatos del Arzobispado de Sevilla, Sevilla, Imprenta Mayor de Sevilla y de la Dignidad Arzobispal, 1791.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Diocesano de Segovia, Estado, ms. 4; Archivo General del Arzobispado de Sevilla, Asuntos Despachados, n.º 83; Biblioteca Colombina, Papeles Varios, 63-1-30.

A. de Vargas, Oración Fúnebre que en las exequias se hicieron por el Excmo. Sr. D. Alonso Marcos de Llanes y Argüelles el día 28 de Abril de 1795, Sevilla, 1795, pág. 47; J. Alonso Morgado, Prelados sevillanos o episcopologio de la Santa Iglesia Metropolitana Patriarcal de Sevilla, Sevilla, Tipografía de Agapito López, 1899-1904, págs. 699-722; M. Barrio Gozalo, Estudio socioeconómico de la Iglesia de Segovia en el siglo XVIII, Segovia, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia, 1982; C. Roc (dir.), Historia de la iglesia de Sevilla, Sevilla, Castillejo, 1992, págs. 528-530; A. García y García-Estévez, “Episcopologio de la diócesis de Segovia”, en Estudios Segovianos (Instituto Diego de Colmenares, Diputación Provincial, Segovia), t. XL, n.º 97 (1998), págs. 298-299; F. Amores Martínez, “Las devociones particulares del arzobispo Don Alonso de Llanes (1783-1795)”, en Boletín de las cofradías de Sevilla, 499 (2000), págs. 59-60; “Las empresas artísticas del Arzobispo ilustrado D. Alonso de Llanes y Argüelles (1783-1795)”, en Laboratorio de Arte: Revista del Departamento de Historia del Arte, 13 (2000), págs. 173-192; J. Sánchez Herrero (coord.), Historia de las diócesis españolas. 10, Iglesias de Sevilla, Huelva, Jerez y Cádiz y Ceuta, Madrid, Biblioteca de Autores Españoles (BAC), 2002; T. Egido (coord.), Historia de las diócesis españolas. 19, Iglesias de Palencia, Valladolid y Segovia, Madrid, BAC, 2004; F. Sabas Ros González, “Los modelos de retablos del arzobispo sevillano Alonso Marcos de Llanes y Argüelles”, en J. Paniagua Pérez (coord.), España y América entre el Barroco y la Ilustración (1722-1804). II Centenario de la muerte del Cardenal Lorenzana, León, Universidad, 2005; A. Astorgano Abajo, “Esteban Meléndez Valdés (1742-1777) y la educación del joven Batilo (1767-1777)”, en VV. AA., Actas del Simposio Internacional sobre Juan Meléndez Valdés, Cáceres, 2005; Juan Meléndez Valdés, 250 años después, Badajoz, Publicaciones de la Diputación Provincial, 2005; F. S. Ros González, “Los modelos de retablos del arzobispo sevillano Alonso Marcos de Llanes y Argüelles”, en J. Paniagua Pérez (coord.), España y América entre el Barroco y la Ilustración (1722-1804): II Centenario de la muerte del Cardenal Lorenzana (1804-2004), León, Universidad, 2005, págs. 591-606; J. P. Domínguez Teba, “Mons. Alonso Llanes y Argüelles, arzobispo de Sevilla (1783-1795)”, en Isidorianum, 26, 51-52 (2017), págs. 203-226.

 

Antonio Astorgano Abajo