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Alonso de Nava Grimón y Benítez de Lugo

Biografía

Nava Grimón y Benítez de Lugo, Alonso de. Marqués de Villanueva del Prado (VI). San Cristóbal de La Laguna, Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 3.XI.1759 – 2.IV.1832. Destacado ilustrado y político canario, autor de reconocidos estudios socioeconómicos y políticos.

Miembro de una de las familias de mayor abolengo y riqueza de Canarias, era hijo del dilecto ilustrado Tomás de Nava y Porlier, V marqués de Villanueva del Prado, en cuyo palacio lagunero se reunían —en la conocida como “tertulia de Nava”— los más sobresalientes intelectuales tinerfeños que en 1777 fundaron la Sociedad Económica de Amigos del País, de la que el marqués fue su primer director.

Gracias al ambiente familiar, Alonso de Nava adquirió una esmerada educación que, desde muy joven, se manifestó a través de su actividad intelectual realizada en el seno de la Sociedad Económica, en la que fue recibido como socio a los dieciocho años de edad, en 1777, a los pocos días de que su padre la fundara. Desde entonces, la mayor parte de su obra escrita —estudios, memoriales e informes— estuvo ligada a los avatares de dicha Sociedad Económica, de la que ocupó durante años, también desde su más temprana juventud, sucediendo a su padre, el puesto de director (de 1787-1791 y de 1794-1798), imprimiéndole durante su mandato el mayor dinamismo a la institución lagunera.

Su actividad al servicio público comenzó en fecha muy temprana. En 1778 asumió su primer puesto público como apoderado y protector de la Hermandad de Labradores de la Laguna. En 1779, tras el fallecimiento de su padre, pasó a ser el nuevo marqués de Villanueva del Prado y, en su nueva condición de destacado miembro de la aristocracia isleña, desempeñó otros cargos públicos vinculados a la nobleza, como el de capitán de las Milicias Provinciales (1780). Cargas y honores que compatibilizó con su formación intelectual a través de viajes y contactos con relevantes personalidades e instituciones, nacionales e internacionales. En 1782 se desplazó a la Península y en la Corte se relacionó con el grupo de isleños canarios que destacaban en los círculos ilustrados de la España del momento. En 1784 viajó a Francia, donde permaneció dos años, disponiéndose de escasas noticias sobre sus actividades en la capital gala. La influencia de la ilustración francesa en el pensamiento de Nava se tradujo en su nombramiento como miembro de la Sociedad Filantrópica o el de corresponsal de la Academia de Ciencias de París, así como en el gran número de volúmenes de distintas parcelas del saber ilustrado incorporados a su excelente biblioteca. En 1786 regresó a España; fue nombrado socio benemérito de la Sociedad Vascongada; celebró su matrimonio en Écija y en el verano de 1787 estaba de vuelta en la isla de Tenerife.

Comenzó entonces una nueva y fecunda etapa en su trayectoria vital, política e intelectual. Asumió importantes funciones de responsabilidad cívica en la isla: fue designado personero general entre 1790, 1799 y 1806, años de grandes dificultades para el archipiélago a causa de las guerras, crisis de subsistencia y alteraciones de régimen fiscal canario. Miembro y prior del Consulado de Comercio entre 1796-1797 y 1800-1801, en los años críticos en que se debatió el nuevo marco de relaciones mercantiles que tanta repercusión habría de tener en las islas Canarias. En relación con los compromisos públicos adquiridos, el marqués redactó una serie de memorias e informes —a petición de las instituciones a las que sirvió, unas, y otras por propia iniciativa, cuando así quería dejar constancia de su posición personal ante las cuestiones por dilucidar— que, en su conjunto conforman una de las aportaciones más singulares del pensamiento económico ilustrado y liberal español, gracias a la originalidad de su análisis y a la bien cimentada formación de su conocimiento de la ciencia económica moderna. Cabe destacar, entre ellos, los dedicados al comercio exterior y con América (1788), repartimiento de baldíos (1788), emigración (1791, que es sin duda el estudio más original y bien construido sobre el tema en la España del momento), las levas militares (1792), la inconveniencia sobre las imposiciones sobre el tráfico (1792), fiscalidad (1792), comercio interior y extracción de granos (1793), diseño de una política educativa para Canarias, etc. En total, de sus Memorias patrióticas dedicadas a temas de economía, y conservadas manuscritas en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, se han publicado veintiséis de ellas, redactadas entre 1788 y 1827. Su actividad intelectual corrió pareja con el mecenazgo cultural y científico que desarrolló acorde con la época, destacando sobre cualquier otra su iniciativa de crear, a su costa, el Jardín Botánico de la Orotava (Real Orden de 24 de enero de 1791).

Su implicación y proyección en la política nacional estuvo ligada a los avatares de la Guerra de la Independencia. Expandida la sublevación del pueblo español a raíz del 2 de mayo de 1808, Alonso de Nava fue designado presidente de la Junta Suprema de Canarias, creada a similitud de tantas otras que se formaron en territorio peninsular como órgano patriótico de gobierno en una coyuntura de crisis institucional de poder nacional. Con posterioridad fue elegido diputado para la Junta Central (5 octubre de 1809). Como miembro de la Junta, participó activamente en sus tareas, estableció relación —convertida con el tiempo en estrecha amistad— con Jovellanos y se involucró en las cuestiones, no sólo económicas, sino también políticas de los problemas inherentes al modelo de estado-nación que desde las Cortes convocadas iba a perfilarse para España. Este tema fue para él de particular relieve por cuanto se vio interferido por el conflicto de la independencia de las colonias americanas con las que la sociedad y la economía canarias estaban tan íntimamente ligadas. Al tiempo, intentó preservar la unidad del archipiélago como un todo regional frente a las aspiraciones de fragmentación en dos provincias que empezaban a hacerse notar en los enfrentamientos entre las elites tinerfeña y grancanaria.

Finalizada la Guerra de la Independencia, Nava y Grimón se vio alejado de la actividad pública, aunque, de vez en cuando, volvió a ocupar cargos regionales, como el de personero, que le permitieron seguir batallando en pro de proyectos de interés para la comunidad canaria. Un relativo retiro que se vio acompasado por un moderantismo político que le llevó a posiciones de pensamiento y compromiso político más conservadoras, figurando desde 1814 como un aliado de la causa absolutista. En 1815, gracias a su amistad con el canario C. Bencomo, confesor de Fernando VII, sacó adelante sus planes y proyectos educativos para Canarias, entre ellos el establecimiento de una primera creación universitaria, de corta vida. Enviado al retiro político durante el Trienio Constitucional, retomó un cierto protagonismo a partir de la segunda reacción absolutista, aunque su avanzada edad y su deteriorada salud le impidieron afrontar cargos y responsabilidades notables, pese a lo cual aceptó el presidir la comisión que llevaría a cabo la depuración universitaria de profesores y alumnos emprendida en 1824. Ya casi al final de sus días, obtuvo nuevos reconocimientos públicos al ser nombrado vocal de la Junta de Fomento y miembro de mérito de la misma. Las vicisitudes y transformaciones de los tiempos llevaron a aquel aristócrata ilustrado, enciclopedista, liberal e innovador en los estudios económicos en España —y que sacrificó buena parte de su peculio personal en beneficio de la patria— a defender, en sus últimos años a una Monarquía y un orden estamental en crisis irreversible.

 

Obras de ~: Ensayo sobre la versificación más propia para la epopeya en lenguas modernas, Madrid, Imprenta de Miguel de Burgos, 1816; Quién es Dios o introducción a la doctrina cristiana, La Laguna, Imprenta de Bazzanti, 1816; Obras Políticas, ed., introd. y notas de A. Cioranescu, Santa Cruz de Tenerife, Editorial Aula de Cultura del Cabildo Insular de Tenerife, 1974; Tres informes de Economía canaria. Selección del Dpto. Historia Económica de la Universidad de La Laguna, ed. de A. M. Bernal y A. M. Macías, La Laguna, Editorial Banco de Bilbao, 1980; Escritos Económicos. Canarias: Economía e Ilustración, ed., introd., est. y notas de A. M. Bernal y A. M. Macías, Santa Cruz de Tenerife, Universidad de La Laguna y Fundación Insides-CajaCanarias, 1988.

 

Bibl.: A. Cioranescu, “Introducción” en A. Nava Grimón, Obras políticas, op. cit.; A. M. Bernal y A. M. Macías, “Introducción” en A. Nava Grimón, Escritos Económicos. Canarias: Economía e Ilustración, op. cit.; L. Perdices de Blas y J. Reeder, Diccionario de pensamiento Económico en España (1500-1812), Madrid, Fundación ICO-Editorial Síntesis, 2000; Diccionario de pensamiento Económico en España (1500-2000), Madrid, Fundación ICO-Editorial Síntesis, 2003.

 

Antonio Miguel Bernal Rodríguez