Cornelius Anullinus, Publius. P(ublius) Cornelius P(ubli) f(ilius) Gal(eria tribus) Anullinus. Iliberri (Granada), c. 131-133 – ?, 199 post. Senador hispano- romano y gobernador de la Baetica.
Fue uno de los administradores y militares romanos de mayor prestigio en la segunda mitad del siglo ii; gozó de la confianza primero de Marco Aurelio (161- 180) y luego de Septimio Severo (193-211), con quien mantuvo amistad personal (Dión Cassio, 74, 7, 1 y 4-8; 75, 3, 2; Aurelio Víctor, 20,6) y al que apoyó desde su llegada al trono. Su carrera sólo se vio interrumpida durante el gobierno de Cómodo (180-192) que le mantuvo —como a otros senadores— apartado prácticamente de la vida política. Fue padre de Publius Cornelius Anullinus, cónsul del año 216.
Por una inscripción de Granada (CIL II²/5, 623 = II 5506) se sabe que su carrera senatorial se inició como cuestor (quaestor) con responsabilidades financieras hacia los veinticinco años de edad, siendo después tribuno de la plebe y alcanzando el rango de pretor con unos treinta años antes del 165.
Publius Cornelius Anullinus fue enviado como gobernador con rango de procónsul a la Baetica el año administrativo 170/171; su llegada a Hispania debió coincidir con la invasión de la Baetica por los Mauri norteafricanos, lo que le permitió el año 171 ponerse al frente de la legión VII Gemina, transferida al sur de Hispania para hacer frente a la invasión. Según Alföldy, sus éxitos militares de ese año junto al gobernador de la Hispania citerior Caius Aufidius Victorinus le proporcionarían el prestigio del que dependería el resto de su carrera. De hecho, en la década siguiente su carrera toma unas dimensiones considerables: fue el primer gobernador de la provincia de Raetia entre 171/172 y 173/174, cónsul sufecto hacia el año 174, responsable de la curatela del Tíber en Roma hacia 174-176 y gobernador de la provincia de Germania superior hacia 176-178.
Fue nombrado gobernador del África proconsular el año 192/193 y allí se encontraba a la llegada al trono de Septimio Severo, que le envió a Oriente como jefe del ejército primero en el marco de las actuaciones contra el usurpador Pescennius Niger el año 194 y luego para la primera guerra pártica el año 195. De vuelta a Roma, entre los años 196 y 199 fue prefecto de la capital del Imperio Romano (praefectus Urbi) y ese último año, el 199, alcanzó su segundo consulado, esta vez ordinario, con el que terminó su carrera. Tenía por entonces algo más de sesenta y cinco años, había servido a tres emperadores de dos dinastías, y había sido protagonista de algunos de los más importantes conflictos de su tiempo.
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Juan Manuel Abascal
