Valerius Propinquus, Lucius. L(ucius) Valerius L(uci) f(ilius) Gal(eria) Propinquus. Denia (antes Dianium, Alicante), ¿p. m. s. II? – ?, ¿m. s. II? Sacerdote de la provincia Hispania citerior.
Su nombre permite adivinar un parentesco con la conocida familia de Edeta (Liria) a la que pertenecieron Marcus Valerius Propinquus Grattius Cerealis y su hijo, el senador Marcus Valerius Propinquus Granius Grattius Cerealis Geminius Restitutus. En este caso, Lucius Valerius Propinquus se declara Dianensis, es decir, natural de Dianium, lo que indica que este grupo familiar se extendió por diversas ciudades de la fachada costera de la Hispania citerior, incluyendo también, como se sabe, a Saguntum.
Lucius Valerius Propinquus vivió a lo largo del siglo II de nuestra era. Aunque no se pueden precisar las fechas de su nacimiento y muerte, sí se sabe que llegó a la cima de su carrera entre los años 120 y 180. Desempeñó en su ciudad diferentes magistraturas municipales, aunque se ignora si todas, como genéricamente se dice en uno de los textos que ilustran su carrera, y ocupó en Dianium el sacerdocio del culto al emperador y a los monarcas difuntos (flamen Romae Divorum et Augustorum). Más tarde fue elegido por la asamblea provincial de la Hispania citerior (concilium provinciae) para atender el mismo culto en el templo de Roma y Augusto de Tarraco (Tarragona) en representación de todos los ciudadanos de la provincia, lo que debió suponer el traslado de su residencia a esa ciudad durante un año; al término de esta actividad fue elegido para ocupar un puesto como juez de las decurias judiciales en Roma, momento en que se pierde la pista de su carrera en un momento ya avanzado del siglo II.
Lucius Valerius Propinquus fue honrado por la provincia Hispania citerior con un pedestal con estatua en Tarragona para conmemorar su paso por el sacerdocio provincial del culto al emperador, pero otros tres pedestales del foro de Dianium erigidos por amigos y libertos recuerdan su figura y dan idea del importante peso que tuvo en la vida pública de aquella ciudad.
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Géza Alföldy y Juan Manuel Abascal Palazón
