López de Zúñiga, Francisco. Marqués de Baides (IV), conde de Pedrosa. Pedrosa (Valladolid), 27.VIII.1599 – Cádiz, 19.IX.1656. Caballero de la Orden de Santiago, gobernador del reino de Chile.
Hijo de Francisco López de Zúñiga, natural de Pedrosa, a tres leguas de Toro, bautizado en su iglesia parroquial de Santa Cruz (4 de octubre de 1567), caballero de la Orden de Santiago, marqués de Baides (II), conde de Pedrosa y señor de la casa de Zúñiga, y de María Bautista de Meneses y Padilla, natural de Talavera de la Reina y bautizada en su colegial de Santa María la Mayor (12 de mayo de 1570). Sus abuelos paternos fueron Diego López de Zúñiga, natural de Valladolid, marqués de Baides (I) y conde de Pedrosa (I), y Juana de Zúñiga, natural de Valladolid. Sus abuelos maternos fueron Cosme de Meneses y Padilla, natural de Talavera, caballero de la Orden de Alcántara (1567), y Laurencia Manrique, natural también de Talavera de la Reina.
Inició su carrera militar en los Ejércitos de Flandes, donde sirvió diez años en una compañía de Infantería y otros cinco en una de a caballos, y los continuó en las campañas de Alemania, y, después de dieciséis años de haber servido en aquellas partes, regresó a la Villa y Corte reteniendo su plaza de capitán de caballos.
Se le hizo merced de un hábito de la Orden de Santiago (1626) y fue nombrado gobernador de Santa Cruz de la Sierra (1634), concediéndosele la licencia para embarcar, junto a tres criados, en ese mismo año (23 de abril de 1634), pero una vez arribado a Lima no pasó a servir su destino e hizo dejación de él (15 de mayo de 1635) y disponiéndose a regresar a los reinos de España, enterado de las muertes de su padre y hermano, recibió en la Ciudad de los Reyes (11 de octubre de 1638) los Reales Despachos que contenían sus títulos de gobernador y capitán general del Reino de Chile y presidente de la Real Audiencia de Santiago por el término de ocho años (10 de abril de 1638).
Después de tratar con el conde de Chinchón la remisión del situado anual para salarios del Ejército de Chile y de hacer leva de soldados para el Ejército de Arauco, a lo que se mostraba renuente el virrey, salió de Lima (10 de marzo de 1639) y días más tarde embarcó en el puerto de Callao (20 de marzo de 1639), y a finales del mes siguiente entró en la ciudad de Concepción (30 de abril de 1639) y el día después tomó posesión de sus empleos (1 de mayo de 1639). De inmediato hizo publicar la residencia de su antecesor y se dedicó a “ynquirir y saber del estado de la guerra” y repartió los soldados que había levantado en Lima destinando cien de ellos al tercio de Angol, ochenta al de Arauco y los demás entre los fuertes y presidios de la frontera, es decir, Concepción, Chillán, San Cristóbal, estancia de Buena Esperanza, San Rosendo, Nacimiento, Colcura, Lebu y San Pedro.
Desde los principios de su gobierno, se formó un mal concepto de las actuaciones de su antecesor, Francisco Laso de la Vega, y resumía su opinión informando al cabo de diez meses de mando que: “Gran yerro a sido querer dar a entender que esto este pacifico” y, por lo desapercibidos que se hallaban los soldados y faltos de pertrechos ante las hostilidades de los naturales, siguiendo el consejo de algunos religiosos de la Compañía de Jesús se dispuso a acordar unas paces con los indios rebeldes, encontrándose con ellos en los llanos de Quilín (6 de enero de 1641), pero al cabo de dos años nuevamente comenzaron los enfrentamientos con los indios rebeldes. No sólo ocupó su atención la guerra en la frontera, sino también la presencia de la escuadra holandesa comandada por Enrique Brouwer (1643), que, después de haber atacado la ciudad de Castro en la isla de Chiloé, asaltó la de Valdivia y la ocupó durante algún tiempo, de todo lo cual dio cuenta al virrey marqués de Mancera.
Cuando llevaba cinco años en el reino comenzó a solicitar licencia para regresar a los reinos de España (1643) y en el año siguiente se designó como sucesor suyo a Martín de Mújica y Buitrón (30 de diciembre de 1644), a quien al cabo de algo más de un año entregó el mando en la ciudad de Concepción (8 de mayo de 1646). Acabado su gobierno pasó a la Ciudad de Los Reyes y, después de permanecer en ella durante algunos años, dispuso su viaje a los reinos de España embarcándose en Callao en la nao almiranta de la Armada del Mar del Sur (18 de octubre de 1654) y, después de tocar puerto en Panamá y Cartagena, se detuvo algunos días en La Habana, ciudad en la que, hallándose próximo a continuar su viaje en la nao almiranta de la Armada de Marcos del Puerto, otorgó testamento mancomunado con su mujer (24 de julio de 1656) y en él consignaban sus bienes, entre los que se contaban una gran cantidad de barras de plata y cerca de 40.000 pesos en doblones y tejos de oro fino, más 1.600 marcos de plata labrada. Hallándose la nao almiranta a la vista del puerto de Cádiz, mantuvo una refriega con navíos ingleses y durante ella se incendió y fue a pique, pereciendo en tales sucesos los marqueses de Baides y sus hijos Diego y Juana y fueron tomados prisioneros por los ingleses sus otros hijos Francisco y José.
Había contraído matrimonio (1624) con María de Salazar, que nació de paso en la ciudad de Charcas en Perú, siendo su padre oidor de aquella Real Audiencia, pues era hija de Alonso Pérez de Salazar, nacido de paso en Madrid (11 de febrero de 1561) y originario del valle de Salazar de Somorrostro, y de Ana de Coca, que nació de paso en la ciudad de Lima. De este enlace nacieron: Francisco José Marcelino López de Zúñiga, nacido en Lima (26 de abril de 1639) y bautizado en su iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe (28 de mayo de 1639), marqués de Baides, alcalde mayor de Zapotitlán (24 de agosto de 1670), casado con Francisca Fernández Dávila y Córdoba; Diego López de Zúñiga; Miguel López de Zúñiga; Ana Josefa López de Zúñiga, Juana López de Zúñiga, y Catalina López de Zúñiga.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Contratación, 970, n. 1, r. 2; Contratación, 5.415, n. 98; Contratación, 5.790, l. 1, fols. 123v.-127r.; Chile, 21, r. 1, n. 1, 5, 6, 7, 9, 10, 11, 20; Archivo Histórico Nacional (Madrid), Órdenes-Expedientillos, 1.626 y 3.699; Órdenes-Santiago, exp. 4623 y 4628; Archivo Histórico Nacional, Secc. Nobleza, Bornos, c. 426, d. 14.
M. de Mendiburu, Diccionario Histórico-Biográfico del Perú, 5, Lima, Imprenta “Bolognesi”, 1885, págs. 83-84; J. T. Medina, Diccionario biográfico colonial, Santiago de Chile, Imprenta Elzeviriana, 1906, págs. 477-478; J. L. Espejo, Nobiliario de la antigua Capitanía General de Chile, Santiago de Chile, Imprenta Universitaria, 1917, págs. 281-282; L. de Roa y Ursúa, El Reyno de Chile 1535-1810. Estudio histórico, genealógico y biográfico, Valladolid, Talleres Tipográficos “Cuesta”, 1945, pág. 656; E. Schäfer, El Consejo Real y Supremo de las Indias. Su historia, organización y labor administrativa hasta la terminación de la Casa de Austria, II, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano Americanos, 1947, pág. 531; D. Barros Arana, Historia general de Chile, V, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1999, págs. 291-292.
Javier Barrientos Grandon