Iunius Silanus, Caius Appius. Caius Appius Iunius C(ai) f(ilius) Silanus. Roma, c. 10-7 a. C. – 42 d. C. Senador romano y gobernador de la Hispania citerior.
Fue hijo de Caius Iunius Silanus, el cónsul del año 10 d. C., y perteneció por línea materna a la poderosa familia de los Appii Claudii. Fue cónsul ordinario del año 28 d. C. (Tácito, Annales, 4, 68, 1) y hasta el año 40 no salió de Roma. El año 32, tras la muerte de Aelius Seianus (Sejano), el prefecto del pretorio de Tiberio (14-37), fue denunciado y acusado por la lex Iulia de maiestas, pero el testimonio de un tribuno de una cohorte urbana le libró de ser encausado (Tácito, Annales, 6, 9, 3); entre los años 38 y 39 está atestiguada su presencia como Frater Arvalis en uno de los principales colegios sacerdotales de Roma, el creado el año 29 a. C.
A finales del gobierno de Calígula (37-41), el año 40, fue enviado a la Península Ibérica como gobernador de la Hispania citerior (Dión Cassio, 60, 14, 3); su sede administrativa y lugar de residencia fue Tarraco (Tarragona). Su presencia en Hispania fue breve, pues el año 41, tras la llegada de Claudio al trono (41-54), fue reclamado por éste para que retornara a Roma y contrajera un matrimonio de conveniencia política y dinástica.
Iunius Silanus estuvo casado en primeras nupcias con Aemilia Lepida, nieta de Augusto, matrimonio del que nació Lucius Iunius Silanus. Sin embargo, el año 41 y por orden del emperador Claudio, contrajo matrimonio con Domitia Lepida, madre de Valeria Messallina —la esposa de Claudio— y suegra, en consecuencia, del Emperador, convirtiéndose formalmente en suegro de Claudio.
Murió el año 42 en el marco de un turbio suceso con amplio eco en las fuentes. Messallina y el liberto imperial Narcissus dijeron haber soñado que Silanus asesinaba a Claudio (Suetonio, Claudio, 37, 3; Dión Cassio, 60, 14); la llegada casual del acusado a palacio fue entendida por el Emperador como una confirmación de la premonición del sueño, por lo que ordenó su asesinato (Suetonio, Claudio, 29, 2). Aunque Dión explica la conspiración de Messallina en términos de intrigas amorosas, por un rechazo sentimental que habría sufrido de Iunius Silanus, lo cierto es que hoy el acontecimiento tiene una lectura política, no por el intento de Messallina de posicionar dinásticamente a su hijo Britannicus sobre Silanus, sino por la probable existencia de una conspiración senatorial de la que formaban parte el propio Silanus y Annius Vinicianus, como dedujo Scheid de un pasaje de Dión Cassio (60, 14, 3).
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Juan Manuel Abascal