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Miguel de Morillo

Biografía

Morillo, Miguel de. ?, p. m. s. XV – c. 1494. Religioso dominico (OP), inquisidor general.

Los Reyes Católicos no trataron “de instaurar la tradicional Inquisición romana, sino una peculiar, la que se ha dado en llamar la Inquisición española, que aun cuando reconociendo la suprema jurisdicción papal dependía, de hecho, de los reyes”, en palabras de Escudero López. El papa Sixto IV expidió el 1 de noviembre de 1478, la bula “Fundacional”, conocida como la bula Exigit sincerae devotionis affectus, que autorizaba a los monarcas españoles a nombrar inquisidores, facultándoles para designar como tales a tres sacerdotes mayores de cuarenta años, expertos en Teología o en Derecho Canónico, así como para destituirlos o sustituirlos libremente.

Curiosamente, el original de tal bula no se ha encontrado en los registros del Archivo Vaticano, lo que indica que, muy probablemente —en opinión de Escandell Bonet— se tramitase por procedimientos excepcionales; no obstante, dicha bula y la carta de los Reyes Católicos, pueden verse en el Bulario de la Inquisición española: hasta la muerte de Fernando el Católico, de Gonzalo Martínez Díez, documentos 17 y 18.

Se creó, pues, el Tribunal, y el 27 de septiembre de 1480 se produjeron en Medina del Campo los primeros nombramientos en la historia del Santo Oficio de la Inquisición en las personas de los dominicos Miguel de Morillo y Juan de San Martín, como inquisidores, y como asesor Juan Ruiz de Medina, acompañados de Juan Núñez del Barco, procurador del Fisco (resulta curioso y significativo el hecho de que los Monarcas tardasen casi dos años en ponerlos en vigor), quienes en noviembre del mismo año se trasladaban a Sevilla, y tras cumplimentar al Cabildo y al Ayuntamiento, se instalaban en el castillo de Triana.

Al hacer referencia a la sucesión de los inquisidores generales se suele mencionar a Tomás de Torquemada como el primero, señalándose que a su muerte (1498) fue sustituido por Diego de Deza Tavera. Tal es la versión más extendida y aceptada, si bien se hace precisa una doble puntualización. En primer lugar, Henry Charles Lea sostiene que en 1491 fue nombrado inquisidor general Miguel de Morillo; así lo afirma el historiador norteamericano en su Historia de la Inquisición Española, y añade que, tras los conflictos de los primeros años, “fray Miguel gozó de un triunfo momentáneo, pues una carta papal del 26 de septiembre de 1491 lo comisiona como inquisidor general de Castilla y Aragón, poniéndole así en situación de igualdad con el mismo Torquemada”.

Cabe señalar la novedad de esta referencia, a la que el primer gran historiador del Santo Oficio, el afrancesado Juan Antonio Llorente, no parece referirse a ello (Historia crítica de la Inquisición en España), “lo que sí está fuera de dudas es que fray Miguel había sido propuesto por el propio rey Fernando al general de los dominicos como provincial de la Orden en el Reino de Aragón”. Posteriores autores, o bien dieron por buena la curiosa referencia de Lea, o bien la olvidaron.

Meseguer Fernández, al escribir la historia del período fundacional (Historia de la Inquisición en España y América, dirigida por Pérez Villanueva y Escandell Bonet), dice: “Parece que (los reyes) de nuevo recurrieron a la Santa Sede para que el Papa nombrara inquisidor general a la persona por ellos presentada, que fue nuestro conocido Miguel de Morillo, de quien no se sabe nada fuera del hecho del nombramiento”.

Lo cierto es que el breve de Alejandro VI (23 de junio de 1494), nombrando inquisidores generales al arzobispo de Messina, a los obispos de Córdoba, Ávila y Mondoñedo, nada dice de Morillo.

La actitud prepotente de los inquisidores causó pésima impresión en Sevilla, tanto entre los cristianos viejos como entre los nuevos. Algunos optaron por la huida, pero otros urdieron una conjura para asesinar a sus perseguidores; entre ellos figuraba un rico converso, Diego de Susan, cuya hija estaba enamorada de un cristiano viejo, y al que puso al corriente de todo.

Un elevado número de criptojudíos fue detenido y encarcelado. El primer auto de fe del Santo Oficio se celebró en el quemadero sevillano de Tablado el 6 de febrero de 1481, tras un ardoroso sermón del dominico Alonso de Hojeda, converso; perecieron en las llamas seis personas.

Posteriormente, Morillo y sus acompañantes se trasladaron a Toledo (1485), a donde había sido trasladado, con carácter permanente, el Tribunal de Ciudad Real, fundado en 1483.

 

Fuentes y bibl.: Informaciones aportadas por: Francisco Javier Pastor Muñoz (Madrid), arqueólogo; Bartolomé Escandell Bonet (Madrid), de la Real Academia del la Historia.

B. Escandell Bonet y J. Pérez Villanueva (dirs.), Historia de la Inquisición en España y América, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, Centro de Estudios Inquisitoriales, 1984-2000, 3 vols.; J. A. Escudero López, La Inquisición en España, Madrid, Información y Revistas, 1985 (Cuadernos de “Historia-16”, n.º 108); R. García-Cárcel, La Inquisición, Madrid, Biblioteca El Sol, Biblioteca Básica de Historia, 1991; H. Kamen, La Inquisición Española, Barcelona, Editorial Crítica, 1992; C. Gómez Roan, “Notas sobre el establecimiento de la Inquisición Española”, en Revista de la Inquisición, n.º 7 (1998); J. M. Walker, Historia de la Inquisición Española, Madrid, Edimat, 2001; http:/www.pachami.com./Inquisición/Espa.htm; file://D:/PerfilUsuario/fjpm3/Commadri/MisVideos/conoze_com/InquisidoresGenerales.htm; http://www.hermandaddelvalle.org/article.php?Sid:4875; http://usuarios.lycos.es/valdelacasa/INQUISICION.htm.

 

Fernando Gómez del Val

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