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Antonio Balobesso y de Pavía

Biografía

Balobesso y de Pavía, Antonio. Antonio de la Cruz. Indiano. Tembleque (Toledo), c. 1594 – Madrid, 1670. Carmelita descalzo (OCD), escritor de temas místicos y de vida solitaria y eremítica.

Se tienen muy pocas noticias de él. Profesó en Pastrana el 18 de diciembre de 1611. Se le llama el Indiano por haber sido provincial de la provincia de San Alberto de México. Estuvo de prior en Almodóvar del Campo y en calidad de tal asistió al Capítulo de 1636. Ermitaño y también prior del Desierto de Bolarque y prior de Pastrana. Siendo prior del Desierto de Bolarque le tocó a principios de diciembre de 1647 acompañar a los cuerpos de dos santos mártires, san Sabino y san Certesio que iban en dos urnas. Las reliquias, recibidas por los ermitaños y otros asistentes del clero y del pueblo con gran regocijo, fueron depositadas solemnemente en la iglesia del convento el 10 de mayo de 1648. De 1649 a 1652 fue prior del noviciado de Pastrana, nombrado en el Capítulo Provincial celebrado en San Ángel en 1654. Provincial de la provincia de San Alberto de México. Había sido enviado desde España como visitador de aquellas tierras. El provincial anterior había abierto una fundación en Guadalajara, que pudieron inaugurar en junio de 1651.

Hubo mucha contradicción por parte de otras órdenes que se querellaron contra los descalzos ante la Audiencia de la ciudad, ante la de México y también ante el Consejo Real: “Como los fallos solían darse muy tarde, juzgaron más conveniente algunos religiosos tomarse la justicia por su mano, y un día les quitaron los nuestros las campanas de la espadaña de donde colgaban. Avisado el Provincial [Francisco de Jesús], y vista la maraña y el mala sesgo que tomaba aquella fundación, que tan atolondradamente había aceptado, enfermó de disgusto y al poco tiempo murió” (P. Silverio). Llegado como visitador Antonio de la Cruz, de acuerdo con los propios superiores mexicanos se suprimió la casa en 1653. Le tocó actuar de igual modo con la fundación de Aguas Calientes. Terminado su provincialato mexicano y vuelto a España, fue prior de Bolarque desde febrero de 1663. Murió en San Hermenegildo de Madrid en 1670, a los setenta y seis años de edad.

Escritor fecundo, sus obras han quedado inéditas y se conservan en la Biblioteca Nacional de Madrid (BNE), adonde fueron a parar desde el archivo riquísimo de la Orden en Madrid mismo, después de la exclaustración de Mendizábal.

La titulada Libro de la contemplación consta de cinco libros y está dedicada a la infanta sor Margarita de la Cruz, de las Descalzas Reales. “Trato —dice el autor— en esta obra de la más alta sabiduría que hay, que es la mística, la que llega a conocer a Dios a lo puro amoroso y regalado”. Escribe con la misma idea que movió a san Juan de la Cruz a escribir, es decir, ayudar a las almas e iluminarlas en este mundo interior de la contemplación. Por eso quiere que su obra sea algo así como introducción a las Obras del doctor místico y fiel guía en el estado de transformación de amor. Fue acaso escrita entre 1630-1640.

Otra obra titulada Libro del camino de la gracia, dividida en tres libros, correspondientes a “las tres sendas de la gracia” o etapas: principiantes, aprovechados y perfectos, o vía purgativa, iluminativa y unitiva. La dedica a los carmelitas descalzos de la provincia de México. Quiere encaminar a las personas “por el camino del cielo, guiándola con la luz de la verdad a saberle andar, y obrar en él su salvación”. Con esta obra quiere agradecer a los mexicanos la buena acogida que le hicieron como visitador y provincial, así les descubre su gran amor a la provincia y a cada uno de los religiosos.

Otra obra, Libro de la vida en la muerte..., en dos libros, la dedica a Leonor de Jesús María, carmelita descalza en Guadalajara. Centrando el tema del libro, dice: “La vida en la muerte muriendo a lo transitorio, y la muerte en la vida, aprendiendo a morir para vivir en lo eterno, he delineado”.

Una cuarta obra, Vida solitaria y eremítica, dividida en tres libros, la dedica al duque de Pastrana y tiene por objeto tratar de la vida de soledad y de los yermos o desiertos carmelitanos. Aunque habla especialmente a los solitarios y de los solitarios, cualquier lector, dice, podrá encontrar doctrina para su profesión, por hablarse de la santidad de vida en que hay que trabajar.

El perfecto prelado es otro de sus libros, en dos partes, que se animó a escribir por haber probado por experiencia “la dificultad que hay en las prelacías, por las obligaciones que en ellas hay, [...] para que se huyan y no se deseen”. Lo dedica “A los prelados de nuestra Sagrada Religión de carmelitas descalzos”.

Algún otro escrito suyo, conocido hasta el siglo XVIII, no se ha podido encontrar.

 

Obras de ~: Libro de la contemplación divina, Biblioteca Nacional de España, Madrid (BNE), ms. 4461; Libro del camino de la gracia en que caminando el hombre por sus sendas halla el seguro puerto de la salvación, BNE, ms. 3855; Libro de la vida en la muerte y de la muerte en la vida, BNE, ms. 4397; El perfecto prelado, BNE, ms. 3633.

 

Bibl: S. de Santa Teresa, Historia del Carmen Descalzo en España, Portugal y América, Burgos, Monte Carmelo, 1942, t. X, págs. 195-196 y 798-799; A. de la Virgen del Carmen, “Figuras de la Escuela Mística Carmelitana, El Vbl. P. Antonio de la Cruz”, en Revista de Espiritualidad (RE), 14 (1955), págs. 17-36; F. de la Virgen del Carmen, La soledad fecunda. Santos desiertos de carmelitas descalzos, Madrid, EDE, 1961, págs. 25-27, 90, 117 y 125; A. de la Madre de Dios, “Sobre algunos autores espirituales del Carmen Descalzo. Notas biobibliográficas”, en RE, 22 (1963), págs. 179-182; A. de la Virgen del Carmen, “Figuras de la Escuela mística carmelitana. El V. Antonio de la Cruz”, en RE, 24 (1965), págs. 584-608.

 

José Vicente Rodríguez, OCD

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