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Juan de Guadalupe

Biografía

Guadalupe, Juan de. Guadalupe (Cáceres), m. s. xv – Civitella (Italia), X.1505. Fraile franciscano (OFM), reformador de su Orden, y de la descalcez.

Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, ni es posible averiguarla, pues si bien en el monasterio del mismo nombre se conservan por fortuna los libros de partidas de bautismo más antiguos conocidos hasta hoy, desgraciadamente sus anotaciones empiezan un poco más tarde. Por la misma razón, se desconocen los nombres de sus padres y su estatus social. Hizo sus primeros estudios en el Colegio de Gramática de su villa natal, regentado por los monjes jerónimos de su monasterio, culminando su formación intelectual con el estudio de Artes y Teología en la Universidad de Salamanca. Finalizados sus estudios, fue ordenado sacerdote, sin que se sepa cuándo, ejerciendo su ministerio sacerdotal en su villa natal, y siendo uno de los varios sacerdotes seculares asalariados habitualmente por los monjes, que ejercían como capellanes la cura de almas en aquel famosísimo santuario mariano en nombre de la comunidad jerónima.

Por aquel entonces (año 1471) había ingresado como monje jerónimo en el monasterio de Guadalupe Juan de Sotomayor, conde de Belalcázar y de la Puebla de Alcocer, pero, abandonando todos esos títulos, aceptó como apellido por modestia el de Juan de la Puebla. Unos ocho años después, éste, deseoso de más estrechez y perfección evangélica, se dirigió a Roma con la debida autorización de sus superiores, donde recibió el hábito franciscano de manos del Papa, también franciscano, Sixto IV, haciendo al propio tiempo en sus manos la profesión solemne. En 1486 regresó a España, incorporándose a la provincia franciscana de Castilla, en la cual fundó la Custodia de los Ángeles, la que configuró con unos rigurosos estatutos, amparado en un breve que él había obtenido del papa Inocencio VIII (1489), siendo la primera reforma de esa familia franciscana.

Sin duda que fray Juan de la Puebla y fray Juan de Guadalupe habrían intimado durante la estancia de aquél como monje en el monasterio de Guadalupe, dialogando sobre la posibilidad de abrazar ambos un género de vida religiosa más austero, y ahora, cuando ya se había hecho jurídicamente realidad ese estilo de vida con la fundación de la referida Custodia, volverían a relacionarse para lo mismo; el hecho es que fray Juan de Guadalupe se dirigió al convento de Nuestra Señora de los Ángeles, cabeza y centro de esa Custodia, levantado en las montañas de Sierra Morena, en el término municipal de Hornachuelos, donde el de Guadalupe recibió el hábito franciscano de manos de su homónimo y amigo en 1490 y al siguiente año hizo su profesión religiosa. Poco después fue enviado por el custodio a fundar el convento de Jarandilla (Cáceres), fundación que había ofrecido Fernando Álvarez de Toledo, conde de Oropesa, y que se llevó a cabo con el título de Santo Domingo.

Morando en este convento fray Juan de Guadalupe, comenzó a pensar en una nueva reforma dentro de la Orden franciscana, y aconsejándose de su amigo el custodio y de otras personas sensatas, se dirigió a Roma, impetrando del papa español Alejandro VI en 25 de febrero de 1496 un breve dirigido al arzobispo de Granada, en el que, entre otras prerrogativas pertinentes, se le concedieran facultades para fundar un pequeño convento en el reino de Granada. Llegado a su Custodia de los Ángeles, partió, con el beneplácito de sus superiores, para el reino de Granada junto con otros tres compañeros que se le unieron, para llevar a la práctica los proyectos autorizados por el Pontífice, pero los tales proyectos no pudieron realizarse, pues, entre tanto, el general de la Orden había obtenido otro breve del mismo Papa, para que los frailes, que vivían de esa manera en pequeños grupos al margen de las autoridades de la Orden, se reintegraran a su obediencia.

Ante tan gran contrariedad, el padre Guadalupe no se amilanó, sino que se apresuró a volver a Roma, para exponerle de nuevo al Papa su problema y versión de los hechos en su caso, obteniendo del Pontífice el 25 de julio de 1499 y 28 de julio de 1499 sendos breves, en cuya virtud pudo ir fundando distintos conventos en Castilla, e incluso la Casa de la Piedad de Villaviciosa en Portugal; todos ellos en conformidad con ese espíritu de pobreza y austeridad que preconizaban él y los suyos, conforme al cual habían establecido leyes y estatutos en sus Capítulos para la más estrecha observancia de la regla de san Francisco. Pero todo esto provocó durísimos enfrentamientos, no sólo dialécticos, con los otros religiosos franciscanos, tratando éstos de desacreditarlos, recurriendo para ello al Papa, a los Reyes Católicos y a personajes influyentes de la Iglesia y de la sociedad. Tales enfrentamientos no carecían en principio de razón, ya que por aquel entonces eran no pocos los religiosos que en particular o en pequeños grupos obtenían semejantes privilegios para vivir al margen de la obediencia de los superiores con el pretexto de una supuesta estrechez acomodada a la regla y espíritu franciscano, pero después su conducta de ordinario no era precisamente modélica. A pesar de esa dura oposición, la reforma de la Descalcez siguió adelante cada vez con más pujanza, estableciéndose Custodias y provincias franciscanas descalzas, separadas de las otras llamadas observantes, pero dentro de la misma Orden y obediencia del mismo ministro general, no sólo en España, sino fuera de ella, especialmente en Indias, siendo uno de los principales movimientos reformadores dentro de la Orden franciscana, reforma que pervivió hasta los días aciagos de la llamada desamortización.

Fray Juan de Guadalupe, que era el primero en acusar los envites de los poderosos y numerosos enemigos de la reforma, permaneció con ánimo sereno amparado por los suyos y por otras personalidades eclesiásticas y civiles no menos influyentes que las que apoyaban a sus contrarios.

En una de esas muchas idas y venidas a pie, como lo manda la Regla del padre san Francisco, de España a Roma y de Roma a España, en esta ocasión para asistir al Capítulo General de toda la Orden en Roma, fray Juan de Guadalupe fue acometido de una grave enfermedad, ya no lejos del final de su camino, en la ciudad de Civitella, donde falleció rodeado de un halo de santidad, en el mes de octubre del año 1505.

 

Bibl.: J. B. Moles, Memorial de la Provincia de San Gabriel, Madrid, Pedro de Madrigal, 1592 [ed. facs., Madrid, Editorial Cisneros, 1984]; J. Trinidad, Chronica de la Provincia de San Gabriel de frailes descalços de la apostolica Orden de Menores, Sevilla, Juan de Osuna, 1652; A. de Guadalupe, Historia de la Santa Provincia de Los Angeles, Madrid, Mateo Fernández Impressor del Rey Nuestro Señor, 1662 [ed. facs. Madrid, Editorial Cisneros, 1994]; M. de Castro, “Guadalupe, Juan”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 1056.

 

Hermenegildo Zamora Jambrina, OFM

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