Quintana Roo, Andrés. Mérida, Yucatán (México), 30.XI.1787 – Ciudad de México (México), 15.IV.1851. Redactor de la Constitución de Apatzingán, ministro de la Suprema Corte, periodista y poeta.
Hijo de José María Quintana, político e intelectual liberal, miembro de familia criolla, su padre había instalado, con apoyo de José María Cos, la primera imprenta de Yucatán en la que se editaron periódicos constitucionalistas. En el Seminario Conciliar de Mérida fue condiscípulo de Lorenzo Zavala, liberal y diputado por Yucatán en las Cortes del Trienio Liberal.
En 1808 se trasladó a la Ciudad de México, donde obtuvo la licenciatura de abogado, empleándose como pasante en el bufete del doctor Agustín Pomposo Fernández, en cuyo despacho conoció a Leona Vicario, con la que se prometió en matrimonio.
Tras la prisión de su padre, alcalde constitucional de Mérida en 1810, se incorporó a la insurgencia, por lo que decidió poner su pericia de abogado y escritor al servicio del licenciado Ignacio López Rayón, siguiendo al cual tomó parte en numerosas acciones militares. Tras la muerte de Hidalgo, al asumir Rayón la jefatura militar, Quintana Roo, Verduzco, Cos y otros intelectuales en 1813 participaron en las labores del “Supremo Congreso Nacional Gubernativo de la América Septentrional”. Convocados los líderes insurgentes por Morelos a un congreso de unidad en Chilpancingo, sus trabajos se iniciaron en septiembre de 1813. Andrés Quintana Roo, diputado por Puebla y más tarde por Yucatán, formó parte de la comisión que eligió a Morelos “generalísimo” de los Ejércitos y encargado del poder ejecutivo. El 6 de noviembre de 1813, Quintana Roo, en calidad de presidente, redactó y encabezó la lista de firmantes del Manifiesto a la Nación, también llamada Acta de Independencia.
Debido a la presión de las tropas realistas, los miembros del Congreso se vieron en la necesidad de escapar de Chilpancingo, iniciando un largo recorrido que les llevó hasta Tehuacán, mientras los encargados de redactar la Constitución, Quintana Roo, Carlos María de Bustamante y José Manuel Herrera, continuaban sus trabajos. Finalmente, el 22 de octubre de 1814, en la ciudad de Apatzingán, se presentó públicamente el Decreto Constitucional para la libertad de la América mexicana, más conocido con el nombre de Constitución de Apatzingán.
Más tarde, Quintana Roo, perseguido por los realistas, redactó una carta dirigida al virrey, ofreciendo su rendición y la de su esposa si se les concedía el indulto.
Apodaca accedió a esta petición, obligándoles a residir en Toluca hasta 1820, cuando se reconoció en México la vigencia de la Constitución de Cádiz.
Conseguida la independencia, en 1822 fue diputado al Congreso por Yucatán y Agustín de Iturbide le nombró subsecretario de Relaciones Exteriores e Interiores.
Posteriormente, en desacuerdo con los procedimientos de Iturbide, escribió: “Entiendo que la nación se inclina por la monarquía moderada, pero es el Congreso el que debe conservar intacta la facultad de declararla […]”, por lo que fue perseguido y procesado.
En abril de 1826 fundó el Instituto de Ciencias, Literatura y Artes, y en 1827, en la controversia sobre la expulsión de los españoles, con Zavala y otros liberales, se opuso a que se aceptara esta discriminación.
En El Federalista Mexicano, que se publicó a partir de 1831, contribuyó a la defensa de las posiciones de Vicente Guerrero, denunciando su destitución y asesinato, y enfrentándose al gobierno usurpador que presidía Anastasio Bustamante. También editó El Correo de la Federación, y colaboró en El Fénix de la Libertad y en La Oposición, en los que defendió un liberalismo democrático e igualitario.
Era ministro de la Suprema Corte de Justicia, cargo en el que se mantuvo hasta su muerte, cuando se produjo la invasión francesa de 1838, y poco después, en noviembre de 1841, se le encomendó resolver la situación de Yucatán, donde se manifestaban fuertes tendencias a favor del separatismo. Negoció un posible convenio por el que se reconocía la soberanía del Estado en el seno de la Federación, pero el presidente Santa Anna rechazó esta solución.
Poeta desde su juventud, publicó poemas de corte clásico y formó parte del grupo de románticos y neoclásicos, identificados con el liberalismo, que Altamirano tituló “los poetas de la Independencia”. Menéndez Pelayo, que elogiaba al yucateco, encontró en sus versos una clara huella de Horacio. Jurista y letrado, fue un buen ensayista y un escritor abundante, como lo demuestran sus numerosos artículos periodísticos, sus discursos de prosa enérgica y los escritos políticos de la época insurgente.
Murió el 15 de abril de 1851, y sus restos, junto con los de Leona Vicario, se encuentran desde 1910 en la Columna de la Independencia.
Bibl.: J. M. Miquel i Vergés, La Independencia mexicana y la prensa insurgente, México, El Colegio de México, 1941; J. I. Rubio Mañé, Andrés Quintana Roo, México, 1944; F. Esteve Barba, Cultura Virreinal, Barcelona. Salvat Editores, 1965; H. García Rivas, 150 biografías de Mexicanos Ilustres, México, Diana, 1967; R. Osorio y Carbajal, Andrés Quintana Roo, patricio excelso, México, SEP, 1967; J. M. Miquel i Vergés, Diccionario de Insurgentes, México, Porrúa, 1969; J. J. Blanco, “Quintana Roo, Andrés”, en R. Gullón (dir.), Diccionario de Literatura Española e Hispanoamericana, vol. II, Madrid, Alianza, 1993, pág. 1347.
Manuel Ortuño Martínez