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Jerónimo Román Zamora

Biografía

Román Zamora, Jerónimo. Logroño (La Rioja), 17.IX.1535 – Medina del Campo (Valladolid), c. 1597. Agustino (OSA), cronista e historiador.

Hijo de Martín Román y de Inés Zamora. Recibió las aguas del bautismo en la parroquia de Santiago Apóstol de Logroño. En los primeros años se mostró travieso, reacio al estudio y desobediente a sus padres, causas que motivaron que le expulsasen del hogar familiar.

Viéndose en situación de necesidad y no encontrando dónde vivir ni quién le diese de comer, se hizo religioso “sin quererlo”, según refiere el mismo Jerónimo Román. Ingresó en el Convento San Agustín de Haro (La Rioja), donde profesó hacia 1552.

Estudió Artes y Teología en el convento de Dueñas (Palencia), al tiempo que fue descubriendo su inclinación hacia la historia. Por entonces comenzó sus lecturas de autores como Herodoto, Tito Livio, Plinio y Ovidio, entre otros. Dotado de una prodigiosa memoria y talento para la investigación, los superiores le autorizaron para que visitase archivos y bibliotecas de España, Francia, Italia y Portugal, en búsqueda de noticias, datos y documentos, con el fin de que elaborase una historia de la Orden Agustiniana. En Trento presenció la última sesión del concilio, que dio comienzo el 3 de diciembre de 1563. De regreso a España, dos años residió en Toledo; en 1566 se fue a Salamanca, después a Burgos y al año siguiente a Portugal. Asistió al capítulo que se celebró en Coimbra en 1568, y luego se fue con Luis de Montoya, a Lisboa. Luego estuvo en Madrid, Alcalá de Henares, Sevilla, Vascongadas, Barcelona, Salamanca, Córdoba, Sevilla, Extremadura, etc., siempre en busca de documentos y libros.

No en vano Tomás de Herrera le describió como “devorador de libros” (“librorum helluo”).

La primera producción literaria de Román fue la Crónica de la Orden de San Agustín (Salamanca, 1569), dirigida al obispo de Seborge-Albarracín, Juan de Muñatones. Contiene abundante información histórica sobre la historia de la Orden Agustiniana comprendida entre los años 354 a 1568. Además ofrece un catálogo de órdenes, congregaciones e institutos religiosos que siguen la Regla de San Agustín, añadiendo el texto castellano de la misma. Esta obra se conoce también como Centurias, y representó en España “el punto de arranque para posteriores estudios más científicos y documentos sobre la Orden”, afirma Villarroel. Algunas de las propuestas de Román fueron polémicas. Así, por ejemplo, la mantenida entre franciscanos y agustinos, por sostener que san Francisco había profesado en una de las congregaciones agustinas antes de fundar su Orden de Frailes Menores.

Esta disputa se prolongó durante más de un siglo.

En 1569, el prior general de la Orden, Cristóbal de Padua, incluyó a Jerónimo Román entre los cronistas de la Orden, si bien el título de cronista general de la Orden, con todas las prerrogativas, le fue concedido el 1 de octubre de 1573. Una segunda obra de Román versa también sobre historia agustiniana, aunque más voluminosa que la anterior. El plan general de la misma constaba de cuatro partes o tomos, imprimiéndose sólo el primero, como indica el título Primera parte de la historia de la orden de los frayles hermitaños de sant Augustin, al que incluyó otro escrito sobre los orígenes y antigüedad de la Orden. La obra fue impresa en 1572, en Alcalá de Henares, ciudad donde conoció al cronista real e historiador Ambrosio de Morales. La segunda parte y tomo comprendería la historia de San Columbano a la Gran Unión (1256), y de aquí hasta el generalato de Tadeo de Perusa. La parte siguiente de la obra se ocuparía de los santos, beatos, doctores y obispos; los privilegios pontificios concedidos por los papas desde Inocencio I hasta Pío V, con apuntes históricos de cada pontificado. Finalmente, el tomo cuarto se centraría en la historia de la Orden Agustiniana en España y sus provincias de Castilla, Aragón, Cataluña, Valencia, Cerdeña, etc.; pero también de Portugal, Nueva España, Perú. Todo un amplio programa de estudio e investigación del que no ha quedado más que la primera entrega.

Sin formación académica específica, pero sí con suficiente talento, capacidad de trabajo, estudio de la documentación archivística y tesón ante las adversidades, Jerónimo Román obtuvo nuevo reconocimiento intelectual por parte de la Orden agustiniana al concederle el grado de maestro, junto con los “privilegia magistralia”, según decreto expedido el 26 de marzo de 1583.

Otros favores y privilegios, seis en concreto, consiguió por parte del general de la Orden el 26 de junio de 1589, cuando se encontraba de visita en Portugal, cuya provincia agustiniana de Portugal le había acogido desde 1586 cuando la suya, la de Castilla, le había negado apoyo y protección. En su destierro voluntario tomó como nueva residencia Lisboa. Aquí encontró el sosiego y facilidades para la investigación. En agradecimiento a los agustinos portugueses concluyó la biografía de Luis de Montoya, iniciada en portugués por Tomé de Jesús, y que fue publicada en Lisboa en 1588. Después continuó profundizando en la historia de la nación portuguesa, para lo que contó con un mecenas, Luis César, miembro del Consejo Real, quien poseía una magnífica biblioteca. Al menos seis obras dedicó a materias portuguesas. Durante su estancia en Portugal consultó los archivos de la Torre de Tombo, Thomar, Belem, Coimbra, Alcobaza, Braga, Orense, Vigo, Tuy y también los de las órdenes militares y religiosas.

La obra mejor lograda de Jerónimo Román y la que le ha dado más prestigio es la titulada Repúblicas del mundo (Medina del Campo, 1575), dirigida a Felipe II, e ideada cuando contaba con veinte años de edad. Contiene cuanto atañe al amplio campo de la cultura humana descubierta por Román en sus múltiples viajes y lecturas. En ella trabajó continuamente desde su juventud hasta los treinta y nueve años de edad. Se presenta cargada de erudición sobre “la cosa pública”, de ahí el título de Repúblicas. Agrupa conocimientos de religión, leyes, príncipes, guerras, ciencias y artes liberales, juegos, libreros, impresores, bibliotecas, universidades, colegios mayores, órdenes militares, conquista de América, etc. A su edición contribuyó la provincia de México por mediación de Alonso de Veracruz. El libro fue incluido en el Índice expurgatorio de 1583, mostrándose los censores especial rigidez en lo concerniente a las Repúblicas hebrea y cristiana, no por sostener ideas contrarias a la fe o a la verdad histórica, sino porque no elogiaba a la nobleza y a los jesuitas. Así lo confirman Jerónimo Bautista de Lanuza, en su Memorial presentado a Felipe II (1598), y Rodrigo Serrano Trillo en su correspondencia con el marqués de Zafra (30 de octubre de 1659).

Por su parte, el Consejo de Indias se había quejado al Rey el 30 de septiembre de 1575 por haber autorizado la impresión de Román cuando en el tratado de la República de los Indios occidentales “se habla mal de los conquistadores españoles, refiriendo muchas cosas en deshonor suyo, poniendo en duda su señorío”.

No es que no fueran ciertos los hechos que cuenta Román, tomados de documentos originales y de primera mano, sino que era inoportuna su difusión. La segunda edición (Salamanca, 1595) apareció una vez examinada por los censores, y con la inclusión de nuevas Repúblicas, aportando conocimientos de sguizaros y etíopes, tártaros y turcos, de China y de Fez.

Cuando se encontraba en Medina del Campo, cansado de vivir y achacoso, falleció en el convento agustino, depositando sus restos mortales en la capilla de Nuestra Señora de los Remedios, al lado derecho del Evangelio de la capilla mayor.

Escritores coetáneos y posteriores a Román coinciden en apuntar que Repúblicas es una obra de carácter totalizador o enciclopédico de las civilizaciones, con amplísimos conocimientos y selección hechos culturales más sobresalientes. En este sentido puede considerarse a Jerónimo Román el precursor de la concepción moderna de la historia de las civilizaciones.

Sus tratados de historia están elaborados antes de la aparición de los falsos cronicones, que se publicaron trece años después de su muerte, razón por la que su historia aporta información y conocimientos fidedignos al estar basada en documentación segura y auténtica.

Fue de los primeros en proclamar que la historia ha de estudiarse sobre fuentes auténticas. Escritor versátil sobre todo género de asuntos históricos, y de cuya extensa producción literaria, una treintena de obras, veinte o más no llegaron a publicarse o se han perdido.

Quedan unos fragmentos de la Historia de la Iglesia de Santiago y algunos manuscritos más, los conservados en la Biblioteca Nacional de Madrid, y los dos existentes en el Museo Británico, la Predicación del Santo Evangelio, junto con las Memorias de la Orden de San Agustín, y una copia de La antigüedad y metrópoli de Braga. Otra copia hizo Enrique Flórez, y que utilizó cuando escribió sobre esta iglesia en la España Sagrada.

Algunos autores y catálogos de bibliotecas confunden al historiador agustino y autodidacta Jerónimo Román Zamora, con sus homónimos, el jesuita y también historiador Jerónimo Román de la Higuera (1538-1611), compositor y difusor de los “falsos cronicones”; el agustino italiano Jerónimo Román (muerto en 1507), que fue prior del Convento San Agustín de Roma, teólogo y predicador; Jerónimo Romano (1605-1662), también conocido por “Nicolius”; y Jerónimo Romano Zonca, agustino italiano de mediados del siglo XVII.

 

Obras de ~: “In laudem authoris. Carmen Trochaicum”, en G. de Illescas, Historia pontifical y católica, Salamanca, Imprenta Domingo de Portonariis, 1569, fol. 5v.; Crónica de la Orden de los Ermitaños del Glorioso Padre Sancto Augustin, dividida en doze Ceturias [sic]. Van juntamente las vidas de los summos [sic] Pontífices, con los títulos y creaciones de Cardenales que cada uno celebro, y adonde están sepultados, y las sedevacantes [sic], con todos los Concilios generales y provinciales que se hallan hasta nuestros tiempos, Salamanca, Imprenta Ioan Baptista de Terra-nova, 1569; Primera parte primera de la historia de la orden de los frayles hermitaños de sant Augustin [...] Va junto con este volumen el Defensorio de la antigüedad desta sagrada religión, y al cabo una copiosa tabla de las obras que el glorioso padre sant Augustin escrivió, Alcalá de Henares, Imprenta Andrés de Angulo, 1572; Repúblicas del mundo divididas en XXVII libros, Medina del Campo, Imprenta Francisco del Canto, 1575, 2 ts. (ed. corregida y censurada, con nuevas Repúblicas, Salamanca, Imprenta Juan Fernández, 1595; reimpresión de la parte referida a América, edición de 1575, con el título, Repúblicas de Indias, Madrid, Ed. Victoriano Suárez, 1897); Historia de la vida del muy religioso varón Fr. Luis de Montoya, Lisboa, 1588; Vida de San Nicolás de Tolentino, Valencia, 1590; Historia de los dos religiosos Infantes de Portugal. Historia de la vida y obra maravillosa de la religiosa princesa doña Juana hija de don Alonso el Quinto de Portugal, Medina del Campo, Imprenta Santiago del Canto, 1595 (Zaragoza, 1600); “Historia de la Iglesia de Compostela”, en Galicia Histórica (enero-febrero de 1903), págs. 4-180; “Carta al Prior General de la Orden de San Agustín. 3 de mayo de 1586”, en Revue Hispanique, 50 (1920), págs. 9-13; Historia de la predicación y conversión de las gentes desde que los sanctos Apóstoles la començaron hasta nuestros tiempos (inéd.); Anales de la Orden de San Agustín (inéd.); Apuntamientos historiales (inéd.); La antigüedad y metrópoli de Braga (inéd.); Memoriales contra las herejías; Memoriales de las monarquías del mundo; Vida de los santos de la Iglesia (desapar.); Católica historia de todos los santos de España (desapar.); Decretales de Graciano corregidas (desapar.); Historia eclesiástica de España (desapar.); De las tres órdenes militares de Portugal (desapar.); Historia de la Real Casa y Monasterio de Santa Cruz de Coimbra (desapar.); Historia da Serenísima casa de Braganza (desapar.); Historia do convento de Alcobaça (desapar.); Historia de la ínclita Caballería de Aviz de la corona de Portugal (desapar.); Vida de Santa Rita de Casia (desapar.); Vida del Ven. Fr. Álvaro Montero; Vida de Cristo (desapar.); Vida y proceso de canonización de San Pedro Regalado (desapar.).

 

Bibl.: J. F. Ossinger, Bibliotheca Augustiniana historica, critica et chronologica, in qua mille quadringenti Augustiniani Ordinis scriptores eorumque opera tam scripta, quam typis edita inveniuntur, Ingolstadii- Augustae Vindelicorum, Typ. Joannis Francisci Xavierii Craetz, 1768, págs. 772-774 ; J. Lanteri, Postrema Saecula sex religionis augustinianae in quibus breviter recensentur illustriores viri augustinenses qui sanctitate et doctrina floruerunt post magnam Ordinis unionem peractam anno MCCLVI ab Alexandro IV usque ad haec tempora, Tolentini, Typ. Guidoni, 1859, págs. 288-289; D. L. D’Orvenipe, “Carta dedicatoria a los Señores D. Ricardo Palma y D. José T. Medina, sabios investigadores de las antigüedades de Indias”, en República de Indias, idolatrías y gobierno en México y Perú antes de la Conquista ordenadas por fray Jerónimo Román, Madrid, Victoriano Suárez, 1897, págs. 8-11; G. de Santiago Vela, Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, VI, Madrid, Tipografía del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1922, págs. 660-678; P. Martínez Vélez, “Leyendo nuestras crónicas”, en Archivo Agustiniano, 27 (1927), págs. 145-146; E. de Tejada, Fray Jerónimo Román y el estudio político del Islam en España, Madrid, Facultad de Derecho de la Universidad Central, 1951; J. Quijano, “Memorias para la historia de la provincia de Castilla de N. P. San Agustín”, [1635], edición preparada por I. Arámburu”, en Archivo Agustiniano, 62 (1963), págs. 352-355; A. J. Sánchez, “El logroñés Jerónimo Román y su obra sobre las repúblicas del mundo”, en Coloquios sobre la historia de La Rioja, I, Logroño, Colegio Universitario de La Rioja, 1984, págs. 307- 315; J. I . Sáenz-Díez, “Jerónimo Román: Los indios occidentales en el contexto de las Repúblicas del mundo. Los agustinos y la historia de Indias”, en Los Riojanos en América, Madrid, Mapfre, 1992, págs. 100-105.

 

Rafael Lazcano González

 

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