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Melchor Prado Mariño

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Biografía

Prado Mariño, Melchor. Santiago de Compostela (La Coruña), 1770 – La Coruña, 1838. Arquitecto académico, maestro de obras de la Catedral de Santiago y arquitecto municipal de La Coruña.

Inició su formación en su ciudad natal, en la Escuela Patriótica de Dibujo, dependiente de la Sociedad Económica de Amigos del País, donde tuvo como profesor a Miguel Ferro Caaveiro, maestro de obras de la Catedral de Santiago. Con apenas diecinueve años, en 1789, logró un encargo de cierta importancia del Cabildo catedralicio: un dibujo del apóstol Santiago, para el cual tomó como modelo la imagen sedente del altar mayor. Su inteligencia y buenas cualidades lograron la atención del arzobispo fray Sebastián Malvar (1783- 1795). A instancias del prelado, se trasladó a Madrid en 1792 para estudiar Arquitectura en la Real Academia de San Fernando, con la intención de que en el futuro sirviese a la Iglesia de Santiago con la mayor preparación.

Con esta labor de mecenazgo Malvar cumplía un servicio al arzobispado y al Cabildo de la Catedral.

En febrero de 1787, Floridablanca se había dirigido oficialmente al Cabildo, expresando la necesidad que tenía la basílica jacobea de un arquitecto titulado. La formación académica de Prado se refleja en el proyecto de reforma integral de la Catedral de Santiago que le solicitó Malvar en 1794. El 29 de mayo de 1794, el joven estudiante, compitiendo con su antiguo maestro Ferro Caaveiro, presentó un proyecto arquitectónico y urbanístico, en el que incluía plantas, alzados internos, secciones y alzado de fachada hacia la Quintana, con el que se pretendía dar satisfacción al deseo de Malvar de transformar el interior de la basílica jacobea. Se trata de una planimetría práctica, dirigida a reestructurar y depurar los espacios catedralicios, creando un interior diáfano y funcional, eliminando los órganos y la sillería coral de la nave mayor y todo el aparato barroco del altar principal, para lo cual creaba una nueva cabecera con retrocoro, amplio deambulatorio con capillas y sacristía y enfática fachada clasicista; una cabecera que, además, tenía muy en cuenta su implantación urbanística en el espacio público de la Quintana. Los planos fueron presentados a la censura académica el 12 de marzo de 1794, siendo aprobados por la Comisión de Arquitectura. Las obras no pudieron realizarse debido a la falta de caudales que había supuesto costear parcialmente las guerras contra Inglaterra y, a partir de 1789, contra la República Francesa.

En 1795, logró el encargo de proyectar y edificar la iglesia compostelana de San Benito del Campo. Dibujó tres planos que fueron examinados en Madrid y aprobados por la comisión de Arquitectura el 28 de agosto de 1795, con algunas modificaciones de Pedro Arnal, director de Arquitectura de la Academia. El proyecto es enteramente regular, con planta de salón, de nave única abovedada con cañón y profunda capilla mayor, con presbiterio absidal cubierto por una bóveda que conjuga el medio cañón con el cuarto de esfera.

Tras el presbiterio se ubica una sacristía rectangular y un segundo piso para despacho parroquial. La nave se divide en cuatro tramos, con pilastras toscanas que articulan los paramentos laterales y enmarcan los arcos de piedra que acogen a los altares secundarios. Como cubierta, eligió una bóveda de cañón con lunetos. La fachada trasluce la preocupación vilanovina por el estudio de la geometría y la búsqueda de un juego de luces y sombras, acentuado por el rehundimiento de la calle única, el marco del semióculo y el nítido resalte del frontón triangular. La iglesia se terminó a finales de 1799, comenzando a utilizarse en enero de 1800.

Al año siguiente de dibujar los planos de esta iglesia presentó en la Academia su ideario arquitectónico, plasmado en la Disertación que acompañaba a su proyecto para una Biblioteca Real (1796), con el que obtuvo el rango de académico de mérito. Una vez titulado viajó a Portugal para realizar una comisión artística ordenada por Carlos IV, y algo más tarde formó parte de una expedición arqueológica a Cabeza de Griego. En 1798, se encontraba en Santiago, ultimando San Benito del Campo y recibiendo nuevos encargos. El 9 de julio de 1798 la Universidad le pidió un nuevo proyecto para la fachada, zaguán, escalera y piezas adyacentes del edificio académico que estaba construyendo. Los planos que presentó el 9 de agosto de 1798 fueron alterados en el proceso de ejecución (1799-1802). En 1798 también realizó el proyecto para las casas de los canónigos de Iria Flavia (Padrón, La Coruña), situadas frente a la iglesia colegiata.

Las obras corrieron a cargo de Ramón Pérez Monroy, de modo que el sobrio, funcional y dilatado edificio estaba ultimado en la primera década del siglo XIX. En agosto de 1800, Prado recibió el encargo del deán Andrés Acuña y Malvar de dibujar los planos para un nuevo trascoro para la Catedral, empleando en la obra mármoles, jaspes y bronces. El diseño tenía que integrar, en su centro, la venerada imagen de la Virgen de la Soledad, flanqueada por una pintura con el tema de la Anunciación y otra con san Jorge alanceando al dragón. Los planos del nuevo trascoro fueron presentados a la censura académica el 29 de abril de 1802, siendo aprobados el 19 de agosto. Se comenzó la obra, pero no fue terminada, abortada por la invasión francesa y la Guerra de la Independencia (1808-1812). Parecida fortuna corrió el suntuoso proyecto para una nueva sacristía que realizó por encargo del deán Acuña y Malvar, aprobado el 31 de julio de 1806. La nueva sacristía profundizaba en el sentido suntuoso y palacial de un espacio específico para los canónigos. La articulación mural del alzado estaba pautada por pilastras corintias de fustes lisos que separan los paños murales rehundidos, solución academicista cuyos modelos pueden rastrearse en los proyectos académicos de la década de 1760.

Hacia 1812, proyectó la fachada de la Capilla General de Ánimas (Santiago), un riguroso y monumental diseño posiblemente inspirado en el álbum de dibujos del proyecto para el Sagrario de la Catedral de Jaén, de Ventura Rodríguez (1761). El alzado presenta dos pares de columnas de orden gigante sobre podio flanqueando la entrada y sosteniendo la reciedumbre de un entablamento liso y su correspondiente frontón triangular. En 1813 la cofradía de las Ánimas propuso la realización de un atrio ante la fachada de la capilla, también proyectado por Prado, pero que no pudo realizarse por prohibición municipal. En 1814 realizó el proyecto de fachada de la iglesia compostelana de San Miguel dos Agros, un templo reedificado y concluido a principios de la década de 1780. Los planos de Prado fueron aprobados por el Consistorio en julio de 1814, pero no pudo hacerse la obra hasta el verano de 1823, nueve años después de haber conseguido licencia, con dirección de José Otero, joven maestro local. El frontis se articula en una sola calle, flanqueada por pilastras jónicas, en correspondencia, en cuanto a anchura, con la nave. Dos vanos la animan: la puerta adintelada, con un guardapolvo recto sobre ménsulas y un óculo enmarcado por un cuadrado levemente rehundido. Las pilastras se elevan sobre podio, presentan fustes acanalados y capiteles jónicos con guirnaldas que soportan un sobrio entablamento liso coronado por un frontón triangular flanqueado por campanarios.

La labor de Prado como arquitecto de la Catedral de Santiago concluyó en 1815 sin que tuviese ocasión de ver realizado ningún proyecto. En ese año inició fuera de la ciudad del apóstol su obra más celebrada: la Colegiata de Santa María de Vigo (hoy concatedral), proyectada en 1811 pero aplazada su construcción por la invasión napoleónica. Es templo de nave única inscrita en un rectángulo, evidenciando en alzado la desnudez y claridad de los elementos arquitectónicos.

Prado empleó en el interior solemnes columnas dóricas que soportan el entablamento sobre el cual vuela la bóveda de cañón. El ritmo de dichos elementos y, en general, el efecto unitario y axial del espacio dirigen la vista del fiel hacia el altar, situado en el presbiterio semicircular, con un alzado articulado por pilastras, en el que resuenan las evocaciones vilanovinas. La sobria fachada sigue también pautas académicas inspiradas por Villanueva, en especial en su sobria volumetría coronada por frontón recto.

Tras la muerte en 1818 del arquitecto municipal coruñés F. Domínguez Romay, Prado se hizo cargo del puesto vacante, hasta su muerte en 1838. Su labor en la ciudad herculina fue discreta. Se tiene constancia de su intervención en la capilla de los Dolores de la iglesia de San Nicolás, obra sencilla que no ofrece ninguna novedad estilística ni técnica y que se muestra como una pieza de escaso vuelo artístico.

En La Coruña Prado se limitó a controlar el buen diseño de las casas que se construían en la ciudad y el correcto mantenimiento de los servicios públicos —empedrado de calles y plazas, abastecimiento hídrico, etc.— que dependían de su cargo.

 

Obras de ~: Iglesia de San Benito del Campo, Santiago de Compostela, 1795-1800; Casas de los canónigos de Iria Flavia, Padrón (La Coruña), 1798; Proyecto para la fachada, zaguán, escalera y piezas adyacentes del edificio de la Universidad, Santiago de Compostela, 1799-1802; Fachada de la Capilla General de Ánimas, Santiago de Compostela, 1812; Colegiata de Santa María (hoy Concatedral), Vigo, 1811.

Escritos: Disertación (sobre) la calidad del Edificio (para) Biblioteca (Real), Madrid, 1796 (publicado en F. J. Sánchez Cantón, Opúsculos gallegos sobre Bellas Artes en los ss. xvii y xviii, Santiago de Compostela, Colección de Bibliófilos Gallegos, 1956, págs. 285 y ss.).

 

Bibl.: R. Otero Túñez, “Melchor de Prado y la Academia de San Fernando”, en Cuadernos de Estudios Gallegos (CEG), XXIV (1969), págs. 126-139; M.ª S. Ortega Romero, “Influencia de la Academia en la formación de los artistas (Problemas entre los arquitectos de la Academia y los no titulados)”, en VV. AA., Actas del XXIII Congreso Internacional de Historia del Arte: España entre el Mediterráneo y el Atlántico, vol. III, Granada, Universidad, 1976, págs. 443-447; A. Vigo Trasancos, “Melchor de Prado Mariño”, en R. Otero Pedrayo (dir.), Gran Enciclopedia Gallega, t. XXV, Santiago de Compostela, Gran Enciclopedia Gallega, 1983, págs. 202-204; C. Sambricio, “Melchor del Prado y Maariño”, en La Arquitectura Española de la Ilustración, pról. de R. Moneo, Madrid, Colegio Superior de los Arquitectos de España-Instituto de Estudios de Administración Local, 1986, págs. 399-400; A. Vigo Trasancos, “A Arquitectura da Ilustración, do século xviii e xix”, en VV. AA., A Arte Galega. Estado da cuestión, La Coruña, 1990, págs. 324-325; M.ª C. Bouzas Pose, “Melchor de Prado: el nártex de la Capilla General de Ánimas”, en J. López Calo (coord.), Estudios sobre Historia del Arte ofrecidos al Prof. Dr. D. Ramón Otero Túñez, Santiago de Compostela, Universidad, 1993, págs. 27-29; F. Singul, “Proyecto y arquitectura en la Catedral de Santiago durante el Neoclasicismo (1765-1808)”, en La Meta del Camino de Santiago, Santiago de Compostela, Universidad, 1995, págs. 141-168; “A Basílica da Ilustración: o proxecto de reforma da Catedral de Santiago para o século xix”, en Galicia, Terra Única. O século xix, Santiago de Compostela, Xunta de Galicia, 1997, págs. 130-141; F. Pérez Rodríguez, “Datos para las biografías de los hermanos Manuel y Melchor de Prado Mariño”, en Compostellanum, 42, n.os 3-4 (1997), págs. 465-476; “El arquitecto académico Melchor de Prado y Mariño y su cuestionamiento por la corporación municipal compostelana”, en CEG, XLVI, 111 (1999), págs. 209-244; J. M.ª Amado López, Melchor de Prado e a Cidade de Santiago. Notas artístico biográficas, Santiago de Compostela, Consorcio de Santiago, 1999; A. Vigo Trasancos, La Catedral de Santiago y la Ilustración. Proyecto clásico y memoria histórica (1757-1808), Madrid, Electa España, 1999; “El orden ilustrado. Proyecto clásico y especulaciones historicistas”, en M. Núñez Rodríguez (ed.), Santiago, la catedral y la memoria del arte, Santiago de Compostela, Consorcio de Santiago, 2000, págs. 209-213; F. Singul, Santa María del Camino, Ánimas y San Benito del Campo. Al final del Camino de Santiago, Santiago de Compostela, Consellería de Cultura, Comunicación Social e Turismo, 2000, págs. 47-48 y 81-87; La Ciudad de las Luces. Arquitectura y urbanismo en Santiago de Compostela durante la Ilustración, Santiago de Compostela, Consorcio de Santiago, 2001.

 

Francisco Singul Lorenzo

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