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Salvador Velayos Hermida

Biografía

Velayos Hermida, Salvador. Lugo, 2.II.1908 – Madrid, 2.VI.1997. Físico.

Hijo del director del Instituto de Lugo, Salvador Velayos estudió en el Colegio de los Maristas y en el Instituto de su ciudad natal, pasando a continuación a cursar la carrera de Ciencias Físicas en la Universidad de Madrid, en la que obtuvo el grado de licenciado en 1928 (durante sus años de estudiante se alojó en la Residencia de Estudiantes, donde ejerció como tutor y profesor de apoyo en la práctica de disciplinas científicas experimentales asociadas a los laboratorios de la Residencia). Una vez licenciado, entró a formar parte del Laboratorio de Investigaciones Físicas de la Junta para Ampliación de Estudios que dirigía Blas Cabrera, del que también fue ayudante en la Universidad. El propio Cabrera dirigió su tesis doctoral (realizada mientras vivía en la Residencia de Estudiantes), que defendió el 27 de octubre de 1934: Paramagnetismo de algunos compuestos de elementos de tierras raras. En este trabajo midió la susceptibilidad paramagnética —y su dependencia térmica— de los compuestos de tierras raras. Sus resultados —que ya había comenzado a difundir en un artículo publicado en 1933 en los Anales de la Sociedad Española de Física y Química— sirvieron como comprobación de las reglas de Hund y de base de la teoría de John van Vleck sobre el paramagnetismo, como reconoció este científico, que en una reunión celebrada para recordar el centenario del nacimiento de Blas Cabrera, escribió: “En un artículo que escribí en 1969, encontré que algunas medidas que Velayos había efectuado en el Gd2O3 eran muy útiles para determinar el efecto de su cambio en Eu2O3. Habían sido realizadas por Velayos en 1935, pero cuando la investigación experimental se efectúa de forma completa y cuidadosa no pierde su interés con el paso del tiempo”.

Fruto de aquellas investigaciones fue también un artículo (“Constantes magnéticas de algunos sulfatos octohidratados de las tierras raras”) que publicó en el Boletín de la Academia de Ciencias (1935) en colaboración con Blas y con el hijo de éste, Nicolás Cabrera, y otros dos en solitario: “Propiedades magnéticas de algunos compuestos de elementos raros” y “Contribución al estudio del paramagnetismo de los sulfatos octohidratados de las tierras raras” (1935).

Una vez doctor, y becado por la Fundación Conde de Cartagena de la Academia de Ciencias de Madrid, se trasladó en 1935 a Alemania para trabajar con Walther Gerlach en el Physikalisches Institut de la Universidad de Múnich; con él y con H. Bittel estudió la variación de la resistividad del níquel con la temperatura y su singularidad en la temperatura de Curie, midiendo asimismo efectos magnetoelásticos en níquel.

A su regreso a España, obtuvo en febrero de 1936, por oposición, la Cátedra de Física Teórica y Experimental en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valencia. Sin embargo, esto no le impidió continuar utilizando las instalaciones del Instituto Nacional de Física y Química, sucesor del Laboratorio de Investigaciones Físicas, en sus investigaciones. Durante la Guerra Civil continuó en el Instituto Nacional de Física y Química, donde realizó un trabajo, clásico en la bibliografía de la magnetoelasticidad, sobre la influencia de la comprensión en las curvas de imanación del níquel, lo que significaba que abandonaba el paramagnetismo, en el que, bajo la influencia de Blas Cabrera, se había iniciado en la investigación, por el ferromagnetismo. Se ocupó, asimismo, de problemas prácticos de acústica.

Tras la Guerra, fue sometido a un Consejo de Guerra, en el que se le acusó de rebelión y de haber retrasado la victoria nacional con su aportación al desarrollo de unas escuchas parabólicas que detectaban la proximidad de los aviones. No sufrió, sin embargo, las mismas consecuencias que otros científicos (como Cabrera o Moles) que habían trabajado en el centro de investigación de la Junta: fue absuelto de la acusación de rebelión (Juzgado de Valencia, sentencia del 18 de octubre de 1939), y también como funcionario del Instituto Nacional de Física y Química (orden del 6 de mayo de 1940), aunque fue suspendido de empleo y sueldo e inhabilitación durante dos años por el Tribunal Especial de la Universidad de Valencia. Gracias a la ayuda de Julio Palacios, antiguo compañero suyo en los laboratorios de la Junta para Ampliación de Estudios y entonces vicerrector de la Universidad de Madrid, que declaró en su favor, la sanción fue sustituida (OO. MM. de 22 de noviembre de 1940 y de 24 de enero de 1941) por el traslado forzoso a una Cátedra de Física General en la recién establecida Facultad de Ciencias de Valladolid, inhabilitado para cargos directivos y de confianza.

Uno de sus discípulos de entonces, Víctor Sánchez-Girón, describió lo que se encontró Velayos allí: “Al comienzo de la década de los años cuarenta, la universidad de Valladolid se parecía, más que a lo que hoy día es en realidad, a lo que entendemos por Colegio Universitario facultado para impartir algunas de las enseñanzas superiores. En efecto, en el año 1940, la Universidad de Valladolid estaba facultada para impartir las enseñanzas de Medicina, Derecho y parte de las de Filosofía y Letras. Aprovechando la circunstancia de que en los estudios de Medicina se impartían enseñanzas de Biología, Física y Química, cabía la posibilidad de cursar los dos primeros años de la Facultad de Ciencias en su Sección de Químicas. En el año de 1940, el Rector Mergelina consigue para la Universidad de Valladolid la creación de la Facultad de Ciencias en una sola de sus Secciones, la de Químicas, y es así como, en el curso académico 1940-41, se incorpora el profesor Velayos a la Universidad de Valladolid para desempeñar las funciones correspondientes a la cátedra de Física de la recién creada Facultad de Ciencias”.

Allí, en medio de una gran escasez de medios, Velayos logró crear un pequeño grupo de investigación (del que formaron parte José M. Alameda —el primer doctor producido por la Facultad—, Miguel P.

de Andrés, Víctor Sánchez-Girón, Felisa Núñez, Aurelio Martín, Ángel Tobalina), formado inicialmente por estudiantes de la Facultad, y dedicado a temas como magnetoquímica de algunas sales del níquel, películas delgadas, materiales magnéticamente duros, y la denominada chapa magnética (constituida en esencia por una aleación de hierro y silicio), utilizada entonces en grandes cantidades por la industria para la fabricación de equipos y maquinaria destinados a la producción, transporte y transformación de energía eléctrica. Para desarrollar estos trabajos recibió la ayuda del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, al crearse poco tiempo después de su llegada a Valladolid una Sección de Magnetismo (que se mantuvo hasta 1954) dependiente del Instituto Alonso de Santa Cruz del Consejo. El propio Velayos narró en 1982 cómo surgió aquella sección: “Al observar la vocación y la constancia con la que un reducido grupo de alumnos de último curso trata de investigar en Magnetismo sugiere el Prof. José María Albareda [secretario general del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)] la creación de una Sección de Magnetismo, dependiente del Instituto ‘Alonso de Santa Cruz’ del CSIC, en la Cátedra de Física de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valladolid.

La elección del tema de trabajo está sujeta a las circunstancias del momento, pues no hay que olvidar que se trata de una Cátedra en una Facultad de nueva creación, que todavía no ha dado ningún licenciado, con la consiguiente escasez de medios materiales, con la penuria propia de unos años de posguerra y en plena conflagración mundial. Sin embargo, se quiere intentar abrir un nuevo campo de investigación, el del ferromagnetismo, un fenómeno cooperativo buscando el origen de la imanación espontánea, como consecuencia de fuerzas de canje, y, también, el problema más técnico de los procesos de imanación en estos materiales ferromagnéticos”.

En general, durante estos años predominaron las investigaciones de carácter técnico (magnetismo técnico), con posibles aplicaciones técnicas, lo que explica que una buena parte de sus publicaciones de aquella época aparecieran en la revista Metalurgia y Electricidad, aunque también llegó a publicar un artículo —sobre chapa magnética, junto a Sánchez- Girón— en la prestigiosa revista inglesa Nature.

Pudo, asimismo, dedicarse a aspectos más básicos, especialmente durante los años 1946-1947, que pasó en la Universidad de Harvard, trabajando junto a John van Vleck.

En diciembre de 1955, y favoreciéndose de las medidas de apertura del ministro de Educación Ruiz Jiménez, ganó por oposición a la Cátedra de Física Teórica y Experimental de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid. En la capital, logró mantener la relación con el CSIC, constituyéndose una nueva Sección de Magnetismo del Instituto de Física Alonso de Santa Cruz en locales del antiguo Instituto Nacional de Física y Química, ahora ya Instituto de Química-Física Rocasolano, que trabajaba en colaboración con la Cátedra de Física de Velayos. Esta colaboración se mantuvo hasta 1966, año en que desapareció el Instituto Alonso de Santa Cruz.

En su Cátedra de la Universidad Complutense (donde permaneció hasta su jubilación en 1978), Velayos acogió a algunos de sus colaboradores en Valladolid (como Felisa Núñez), formando también a otros (como Antonio Hernando) que contribuyeron notablemente al desarrollo experimentado en España en la investigación en magnetismo.

 

Obras de ~: “Estudio magnético del MnSO4 y de algunas tierras raras”, en Anales de la Sociedad Española de Física y Química, 31 (1933), págs. 597-606; Paramagnetismo de algunos compuestos de elementos de tierras raras, memoria presentada para obtener el grado de doctor en Ciencias Físicas, Madrid, 1935; “Propiedades magnéticas de algunos compuestos de elementos raros”, en Anales de la Sociedad Española de Física y Química, 33 (1935), págs. 5-33; “Contribución al estudio del paramagnetismo de los sulfatos octohidratados de las tierras raras. I. Terbio, Disprosio, Holmio y Erbio”, en Anales de la Sociedad Española de Física y Química, 33 (1935), págs. 297- 313; con W. Gerlach y H. Bittel, “Widerstand, spontane Magnetisierung und Curiepunkt von Nickel”, en Sitzungsberichte der Bayerischen Akademie der Wissenschaften. Mathematisch- naturwissenschaftliche Abteilung (1936), págs. 81-136; con H. Bittel, “Variación, con la temperatura, de la resistencia eléctrica del níquel”, en Revista de la Academia de Ciencias, 23 (1936), págs. 615-622; “Bocinas exponenciales: influencia de la curvatura del eje”, en Anales de la Sociedad Española de Física y Química, 35 (1937), págs. 21-34; “Der Einfluss elastischer Druckbelastung auf Suszeptibilitäts-maximum con Nickel. Die Eigenspannungen”, en Zeitschrift für Physik, 116 (1940), págs. 340-348; “Medida de las tensiones propias en los metales. Métodos magnéticos”, en Metalurgia y Electricidad (diciembre de 1940), págs. 20-25; “Permeabilidad magnética inicial de un ferrosilicio”, en Metalurgia y Electricidad (abril de 1941), págs. 34-40; con V. Sánchez-Girón, “Loss due to magnetic hysteresis in silicon-steel sheets”, en Nature, 157 (1946), págs. 583-584; con P. G. Echeverría, “Conductividad eléctrica de la chapa magnética”, en Metalurgia y Electricidad (marzo de 1946), págs. 44-48; Historia del magnetismo, Valladolid, Colegio Mayor Universitario de Santa Cruz, 1949; “La remanencia y la coercitividad magnéticas del níquel sometido a compresión longitudinal”, en Anales de la Sociedad Española de Física y Química, 50 (1954), págs. 99-104; “Contribución de D. Blas Cabrera al desarrollo del diamagnetismo y del paramagnetismo de la materia”, en El centenario de Blas Cabrera, Universidad Internacional de Canarias Pérez Galdos, 1979, págs. 31-58; “Magnetismo”, en 50 años de investigación en Física y Química en el edificio Rockefeller, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1982, págs. 65-80.

 

Bibl.: J. H. Van Vleck, “Cabrera’s experiments and the early theory of paramagnetism”, V. Sánchez-Girón, “Magnetismo en Valladolid”, F. Núñez, “Valladolid II” y A. Hernando, “El estudio de los procesos de imanación en el Laboratorio de Magnetismo de la Universidad Complutense”, en El centenario de Blas Cabrera, Las Palmas, Universidad Internacional de Canarias Pérez Galdós, 1979, págs. 21-29, págs. 105- 124, págs. 125-133 y págs. 135-141, respect.; A. Hernando, “Introducción a la historia del magnetismo”, en Arbor, 108, n.° 424 (abril de 1981), págs. 18-31; J. L. Vicent y A. Hernando, “Salvador Velayos (1908-1997): breve apunte sobre su actividad investigadora en la primera mitad del siglo”, en Revista Española de Física, 11, n.° 3 (1997), págs. 67-69.

 

José M. Sánchez Ron

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