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Pedro de Lorca

Biografía

Lorca, Pedro de. Belmonte (Cuenca), 1590 – Alcalá de Henares (Madrid), 26.XII.1612. Cisterciense (OCist.), teólogo, general reformador, escritor.

Henríquez, contemporáneo suyo, resume los grandes valores de este religioso cisterciense: “Fray Pedro de Lorca, como religioso hizo célebre su monasterio de Valbuena con la piedad; con su sabia dirección ilustró toda la Congregación cisterciense, con su prudencia, la España entera, y con sus escritos, la Iglesia universal”. Poco se sabe de sus primeros años, sólo que descendía de familia bien situada que le envió a la Universidad de Alcalá a los catorce años, pero poco tiempo perseveró frecuentando las aulas, porque habiendo entablado amistad con los cistercienses del colegio de San Bernardo, solicitó el ingreso en la Orden, enviándole el general a Valbuena (Valladolid) a los dieciséis años, distinguiéndose pronto por su piedad y aplicación al estudio. Cerciorados los superiores de su agudo ingenio, procuraron que se formara convenientemente.

Se hallaba en plena formación literaria, cuando fray Marcos de Villalba, llevado por el deseo de elevar el nivel cultural de los monjes, planeaba el nuevo colegio de San Bernardo a la sombra de la Universidad salmantina. En 1583 se colocó la primera piedra fuera del casco urbano de la ciudad, en pleno campo saliendo por la puerta de San Francisco, llamada en lo sucesivo de San Bernardo. En octubre ya concurrieron los doce primeros estudiantes, que se alojaron de manera provisional en casas contiguas. Entre los doce escogidos figuraba fray Pedro de Lorca. En 1589 comenzó su nombre a figurar en la plantilla de los maestros, al ser nombrado lector, junto con fray Luis Bernaldo de Quirós, monje de la Espina, y fue trasladado Lorca al poco tiempo a la Universidad de Alcalá.

Fray Luis de Estrada, monje del mismo monasterio, en una obra que escribió después la muerte de Lorca, refiere lo que fue el magisterio de Lorca: “Leyó en la religión antes de ser catedrático doce años artes y teología, y siendo lector en el nuestro Colegio de Alcalá, comenzó con tanto crédito que tenía más de cien estudiantes seglares, y en la entrada de Sto. Tomás, y de Prima de Escoto estuvo al pie de quince años, y en este tiempo fue elegido general, y acudió a las cosas de la misma manera que si no hubiera otra ocupación que hacer porque el talento que Dios le había dado era para abarcar todas estas cosas juntas y muchas más”.

En 1596 le nombraron abad del colegio de Alcalá, hasta 1599, y en 1602 otra vez volvió a ocupar el mismo puesto. Al llegar el Capítulo General de 1605 se reunió toda la congregación para hacer la renovación de puestos importantes, habiendo recaído la mayoría de los votos para que Lorca ocupara el puesto de general durante un trienio. Según Mendoza, rigió la congregación “con gran prudencia y una integridad digna de alabanza. Carácter integérrimo, rectitud hasta la tenacidad, realizó algunas cosas a pesar de que algunos se les antojasen duras. Mas siendo de carácter activo tomó a pecho intrépidamente los asuntos de la Orden sin parar mientes en lo que pudieran decir de él, antes fija la mirada solamente en mejorarla por todos los medios, de manera que para unos vino a ser un sujeto formidable, mientras para otros digno de la mayor veneración. Que rigiera la orden con toda justicia, lo delata el hecho de haber confesado a la hora de la muerte no haber hecho nada que no comprendiera fuera para el bien de la Orden o en contra de su conciencia”.

Pedro de Lorca pidió en secreto a la Santa Sede, todas las dispensas necesarias para que un joven que había sido discípulo suyo —Felipe de Tasis—, fuera general, a pesar de ser excesivamente joven para ese cargo. Consiguió así que fuera elegido, aunque tuviera que acudir en secreto a los dicasterios romanos.

Lorca fue un personaje destacado de la Universidad de Alcalá. Así lo reconoce el autor del Tumbo del mismo colegio: “Concurrió con el Dr. Luis de Montesinos y el Dr. Álvaro de Villegas, dos luces clarísimas de la Teología Sagrada, a quienes en nada fue inferior, superior en muchas cosas, especialmente en la defensa de la doctrina de Santo Tomás contra el P. Vázquez”.

Murió cuando frisaba los cincuenta y dos años. Sus funerales constituyeron una manifestación general de duelo en la Universidad. La oración fúnebre estuvo a cargo de fray Lorenzo de Zamora, monje de Huerta quien puso por tema aquella frase de la Escritura referente a Saúl: “Eminebat super omnem populum ab humero et sursum”. Sobre su tumba se colocó el siguiente epitafio: Hic autem quis? R.P.Fr. Petrus de Lorca. / Hic autem qualis? Cisterciensium Generalis. / Cathedrae moderator. / Hic autem quid’ / Si eum volo manere donec venitam, quid ad te? / Obiit die 20 Decembris anno domini 1612. / Aetatis suae 52”.

 

Obras de ~: Commentaria et disputationes in universam Primam Secundae Sancti Tomae (contiene: De último fine. De Beatitudine et actibus humanis et de vitiis et peccatis. De Legibus et de Gratia), Alcalá, 1609, 2 ts.; Commentaria et disputationes in Secundam secundae Divi Tomae (en tres secciones); De fide. De locis catholicis scholasticarum disputationum liber primus; De Sacra Scriptura, s. l., s. f.; De divinis traditionibus, s. l., s. f. (sin concluir); De spe. De Chharitate, Madrid, 1614; De notis Eccleaiae, s. l., s. f.; Commentaria in Tertiam Paretem Divi Tomae, s. l., s. f.; De Incarnatione, Alcalá, 1616.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional (Madrid), L. de Estrada, Exordio de la Congregación de Castilla, ms. sign. 16.621, fol. 84; R. Calderón, leg. 1106, fol. 238.

B. Mendoza, Synopsis monasteriorum Congregationis Castellae (ms.), San Isidro de Dueñas (Palencia), s. f., págs. 118-119; C. Henríquez, Phenix reviviscens, Bruxellae, 1626, págs. 445- 447; C. de Visch, Bibliotheca sriptorum sacri ordinis cisterciensis, Coloniae, 1656, págs. 268-270; A. Manrique, “Apéndice sobre la Congregación de Castilla”, en Anales Cistercienses, t. IV, Lugduni, Hæred G. Boissat y Lavrentii Anisson, 1659, passim; R. Muñiz, Biblioteca Cisterciense Española, Burgos, por Joseph de Navas, 1793, págs. 191-193; E. Amann, Dictionnaire de Theologie Catholique, t. IX, Paris, Letouzei et Ané, 1909-1950, col. 936; “Tumbo del Colegio de San Bernardo de Alcalá”, en Cistercium, III (1951), pág. 31; E. Martín, Los Bernardos españoles. Historia de la Congregación de Castilla de la Orden del Císter, Palencia, Gráficas Aguado, 1953, pág. 44; P. Guerin, “Lorca, Pedro de”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de la Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 1346; E. Mannig, Dictionnaire des auteurs cisterciens, Rochefort, Abbaye Notre-Dame de St Remy, 1975, pág. 460; D. Yáñez Neira, “Fray Pedro de Lorca”, en Cistercium, XXIX (1977), págs. 49-68; H. Priego Sánchez-Morate y J. Silva Herranz, Diccionario de personajes conquenses (nacidos antes del año 1900), cuenca, Diputación Provincial, 2002, pág. 225.

 

Damián Yáñez Neira, OCSO

 

 

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