Ayuda

Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Beaufort

Biografía

Téllez-Girón y Beaufort, Pedro de Alcántara. Duque de Osuna (XI), duque del Infantado (XIV). Cádiz, 10.IX.1810 – Madrid, 25.VIII.1844. Cortesano.

Hijo de Francisco de Borja Bruno Téllez-Girón y Pimentel (1786-1820) y de la condesa María Francisca Filipina de Beaufort y Toledo (1785-1830), sucedió a su padre a una edad muy temprana; fue una figura muy querida y valorada entre la aristocracia de Madrid de su época.

Reunió en su persona todos los títulos de las grandes casas de Osuna, Benavente y Mendoza, constituyéndose de esta forma uno de los mayores conglomerados de dignidades nobiliarias, estados y fortunas del momento. A la muerte de su padre, en 1820, sucedió como primogénito los títulos de duque de Osuna (XI), marqués de Peñafiel (XII), los condados de Ureña (XV), y de Fontanar, la Grandeza de 1.ª Clase y los cargos de notario mayor de Castilla, y camarero mayor del Rey, así como los señoríos de las villas de Morón de la Frontera, del Arahar, Cazalla de la Sierra, Archidona, Olvera, Ortejícar, Tiedra, Briones y Gumiel de Izán, agregados de importantes mayorazgos. En 1834 cuando falleció su abuela y madrina, Josefa Pimentel, se convirtió en conde (XVI)-duque (XIII) de Benavente, duque de Béjar (XIV), de Plasencia, de Arcos (XIII), de Gandía (XV), Mandas, Villanueva, y Monteagudo; príncipe de Squilache; marqués de Gibraleón, de Lombay, de Zahara y de Terranova (este título lo cedió a su hermano Mariano); conde de Mayorga, de Bañares, de Belalcazar, de Oliva y de Mayalde; vizconde de la Puebla y Alcocer; primera voz del Estamento Noble de Cerdeña y justicia mayor de Castilla, junto a importante señoríos e insignes casas como las de Alonso Pimentel, Borja, Ponce de León y Zúñiga entre otras. Cuando en 1841 falleció su tío abuelo, el XIII duque del Infantado, Pedro Alcántara de Toledo y Salm-Salm (1768-1841), soltero y sin herederos legítimos, recibió todas las dignidades nobiliarias de la casa de Mendoza: duque del Infantado (XIV), de Medina de Río Seco, de Lerma, de Pastrana, de Estremera, de Francavilla; príncipe de Éboli y Mélito; marqués de Távara, de Santillana, de Argüeso, de Almenara, de Arguecilla, de Cenete y de Cea; conde del Real de Manzanares, de Saldaña del Cid, de Villada, y de Melgar; maestrante de Sevilla (1827), caballero de Calatrava (1840), Gran Cruz de Carlos III y caballero de la Legión de Honor.

Fue gentilhombre de cámara del Rey, con ejercicio y prócer del Reino en la legislatura de 1834; en esta Cámara destacó cuando presentó una proposición, que fue aprobada, frente a Mendizábal, en la que pedía la suspensión de los decretos sobre la venta de los bienes de las comunidades religiosas, no obstante lo anterior, y en unión de otros moderados (Veragua, Istúriz, Miraflores...) hubo de expatriarse, siéndole temporalmente secuestrados sus bienes. Desde 1836 hasta su fallecimiento renunció reiteradamente al acta de diputado por Sevilla y a todo tipo de representación política dedicándose a la administración de su vasto patrimonio, repartido por toda España, con especial presencia en Andalucía, las dos Castillas y Extremadura, y con extensiones en Bélgica.

Siguiendo la tradición familiar fue uno gran protector de las artes y de las letras, que él mismo cultivó, en concreto la música y el canto. Presidió e impulsó el Liceo Artístico y Literario de la Villa y Corte, donde se congregaban los artistas y escritores románticos de la época; su reconocida labor de mecenazgo le llevó a tutelar los estudios de numerosos artistas en el extranjero y a mantener la capilla de músicos y capellanes fundada por su familia. Gran amante de los caballos, organizó en 1835 la primera carrera de caballos de España en la Alameda de Osuna (bosque de su propiedad, que decoró y embelleció convirtiéndolo en uno de los más bellos de Europa), unos años más tarde, en 1841, fundó en el citado bosque la Sociedad de Fomento de la Cría Caballar.

Falleció muy joven, de un ataque cerebral, y al ser soltero le sucedió su hermano Mariano (1814-1882), que condujo a la ruina, por su extravagante vida, a la casa de Osuna. Tras su muerte, también sin descendencia, las casas de Osuna y del Infantado se separaron definitivamente.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Senado, Expedientes personales, HIS-0326-02.

I. Atienza Hernández, Aristocracia, poder y riqueza en la España moderna. La Casa de Osuna siglos xv-xix, Madrid, Siglo XXI de España, 1987; A. Marichalar, Riesgo y ventura del Duque de Osuna, Madrid, Palabra, 1999; R. Mateos Sainz de Medrano, Nobleza Obliga: Una historia íntima de la aristocracia española: los Alba, los Romanones, los Urquijo [...], Madrid, La Esfera de los Libros, 2006.

 

Marta Cadarso Santaolalla