Pedrosa, Gregorio de. Valladolid, 3.VII.1571 – San Lorenzo de El Escorial (Madrid), 15.VIII.1646. Jerónimo (OSH), predicador real, general de la Orden, obispo.
Sus padres eran naturales de Gumiel de Hizán (Burgos), desde donde se fueron a vivir a Valladolid.
Viendo el talento de su hijo, lo enviaron a estudiar a la Universidad vallisoletana, que aprovechó con notable lucimiento. A los dieciocho años ingresó en el Monasterio jerónimo de Nuestra Señora de Prado, en el mismo Valladolid. Allí estudió Filosofía y Teología con tanta ventaja que su Orden le encomendó la Cátedra de Artes del Colegio, que a la sazón estaba en San Jerónimo de Benavente (Zamora). “Mas —dice su biógrafo— como Nuestro Señor le tenía guardado para cosas mayores y había puesto en él su Espíritu y gracia, le proveyó de otra cátedra de filosofía celestial ordenando que volviese a su monasterio con título de Predicador de Corte, que estaba entonces en Valladolid, alcanzando con ello gran fama”. Trasladada de nuevo la Corte a Madrid, le eligieron prior de su casa. Acabado su trienio, fue enviado a Madrid para ejercer de nuevo como predicador en la Corte.
Felipe III, movido por las muchas prendas que en él veía, le dio título de predicador suyo, y después lo fue también de Felipe IV. Se vieron los efectos de su fervoroso y animoso espíritu en la muerte de Rodrigo Calderón, marqués de Siete Iglesias, al cual acudió y asistió en la cárcel y en el suplicio. Agradecido por los servicios prestados, Felipe IV quiso recompensarle con un obispado, pero le parecía “que no caían bien estas mercedes sobre sujetos que no hubiese calificado la religión”. Con este fin escribió al capítulo general, que se celebraba en abril de 1624: “Por la noticia y experiencia que tengo de las letras, prudencia, virtud y religión de fray Gregorio de Pedrosa, mi predicador, entiendo será a propósito para el gobierno de esa Religión; lo cual me ha parecido representaros para que en la elección que ahora habéis de hacer de general, tengáis memoria de él; que de más de que nuestro Señor será de ello servido, yo recibiré particular contentamiento”. Y, en efecto, fue elegido padre general. Pero, al ser la intención última del Monarca la elevación a un obispado, sólo mes y medio desempeñó el generalato de la Orden, pues el 16 de septiembre de 1624 fue promovido al obispado de León. En su servicio a la diócesis mostraba el cuidado del ejemplo y edificación con obras y doctrinas santas, mirando al útil y acrecentamiento espiritual de sus diocesanos, y saber las necesidades de los pobres, para remediarlos. Al fin de los quince años, renunció al obispado por el deseo de retiro y celda, mas no lo pudo conseguir porque su majestad le eligió para el de Palencia. Pero, no habiéndose ajustado esto, fue designado para la sede de Valladolid (31 de enero de 1633). Lo aceptó con un poco más de gusto que el anterior por la razón de estar cerca de su monasterio, donde podría retirarse los ratos que vacaba de sus ocupaciones.
Al fin, renunció también a esta diócesis (24 de marzo de 1646) y se retiró a San Jerónimo el Real de Madrid, donde se labró una sepultura, viviendo en una celda que se había preparado en sus tiempos de predicador real. Pasado algún tiempo, se trasladó al Monasterio de El Escorial, donde falleció al poco tiempo. En cumplimiento de su testamento, fue sepultado en la casa de Madrid. Dejó muchos escritos de materias predicables, en que se había ejercitado tanto y tan bien, mas no se sabe qué se hizo con ellos, aunque algunos sí se han conservado. Hay un retrato suyo en el Museo Diocesano de Valladolid.
Obras de ~: Sermón hecho el viernes de la Octava que se celebró en las Religiosas Descalzas Carmelitas de Madrid, en la Beatificación de la Madre Teresa de Jesús [...], Madrid, Viuda de A. Martín, 1615, fols. 39-50; Sermón que predicó [...] en la quaresma, en la Capilla Real, s. l., 1620 (ms. en Biblioteca de Jesuitas de Salamanca); Carta [...], sobre la existencia en Simancas de un Breve original de Pio V, dirigido a los Arzobispos y Obispos de España, para que pueda cada uno en su diócesis reformar las religiones, Madrid, 2 de junio de 1638 (Biblioteca Nacional de España, ms. 2789, 49, fol. 131); Sermón que en las honras de la Serma. y Católica Señora Doña Isabel de Borbón, Reyna de España [...], Pompa funeral, honras y exequias en la muerte de [...] Doña Isabel de Borbón [...] en el Convento de San Jerónimo el Real [...], Madrid, 1645, fols. 54-70.
Bibl.: F. de los Santos, Quarta Parte de la Historia de la Orden de San Gerónimo, Madrid, Bernardo de Villa-Diego, 1680, págs. 112-113 y 589-592; M. Sangrador Vítores, Historia de la muy noble ciudad de Valladolid, desde su más remota antigüedad hasta la muerte de Fernando VII, vol. II, Valladolid, 1854, págs. 130-132; M. Castro Alonso, Episcopologio Vallisoletano, Valladolid, José Manuel de la Cuesta, 1904, págs. 269-274; I. de Madrid, “Pedrosa, Gregorio de”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1973, pág. 1954; M. P. Dávila Fernández, Los Sermones y el Arte, Valladolid, Universidad, Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de Prehistoria, Arqueología, Antropología Social y Ciencias y Técnicas Historiográficas, 1980, págs. 123 y 166-169; E. Wattemberg y A. García Simón (coords.), El Monasterio de Nuestra Señora de Prado, Valladolid, Castilla y León, Consejería de Educación y Cultura, 1995, págs. 225, 393, 396, 401, 408-409 y 413-415; F. Pastor, Las Memorias Sepulcrales de los Jerónimos de San Lorenzo del Escorial, vol. II, San Lorenzo de El Escorial, Ediciones Escurialenses, 2001, págs. 806-807.
Ignacio de Madrid, OSH