Piédrola Gil, Gonzalo. Granada, 2.IV.1907 – Madrid, 20.XI.1996. Médico, catedrático, higienista.
Realizó sus estudios de Medicina en la Facultad de Granada. Estudiante inquieto y dedicado a la vida en la Facultad, durante el período clínico fue alumno interno por oposición de la Cátedra de Patología Médica, oposición de mucho prestigio en su tiempo y sólo reservada a los mejores alumnos. Acabada la carrera, obtuvo en el examen de licenciatura el Premio Extraordinario, así como posteriormente lo obtuvo en el doctorado. Inmediatamente, tras la oposición correspondiente, ingresó en el Cuerpo de Sanidad Militar, en el que llegó con el tiempo a ser general inspector médico, siendo varios años director del Instituto de Medicina Preventiva Capitán Médico Santiago Ramón y Cajal. Fue además médico por oposición del Cuerpo de Sanidad Nacional. Obtuvo igualmente la plaza de profesor adjunto de la Universidad Complutense y posteriormente, en 1958, por oposición, ganó la Cátedra de Medicina Preventiva y Social de Granada. En 1960, de nuevo por oposición, obtuvo la Cátedra de Higiene y Sanidad y Parasitología de la Universidad de Madrid. Fue jefe de los Servicios Sanitarios de la Dirección General de Protección Civil, jefe del Laboratorio de Investigaciones Clínicas de la Facultad de Medicina de Madrid y jefe de la Sección de Medicina Preventiva e Higiene del Instituto Español de Medicina Tropical del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Fue nombrado jefe de la Subdirección General de Gerocultura y Geriatría de la Dirección General de Sanidad, organizando la asistencia geriátrica en España. Asistió, como representante del Gobierno español, a diversos congresos, simposios y reuniones internacionales.
Discípulo de Valentín Matilla Gómez, sus principales aportaciones a la medicina fueron en los aspectos preventivos de las enfermedades y en el estudio de los factores sociales, económicos y del comportamiento de las enfermedades tanto transmisibles como no transmisibles. Entre las líneas a las que dedicó especial atención se encuentran, entre otras, la del estudio de los insecticidas y ahuyentadores, las radiaciones ionizantes, diversas enfermedades tropicales, organización de servicios sanitarios para niños, adolescentes y ancianos y actuación ante las calamidades públicas. Profundizó además en la relación entre la contaminación y la ecología humana, así como las amenazas que deterioran el medio ambiente y los antroposistemas. Una de sus características más llamativas fue su capacidad de liderazgo en el trabajo que desarrollaba, para aglutinar a un conjunto de colaboradores y crear una auténtica escuela en su disciplina. Sus profundos conocimientos de la materia, su capacidad docente y creativa, sus dotes de investigador, su exigencia en hacer bien las cosas, su talante amable pero riguroso, así como su bondad fue una auténtica mezcla que transmitió a sus muchos discípulos, de los que hoy está llena la universidad española y los mejores centros hospitalarios de España. Entre otros de sus discípulos, cabe destacar a Manuel Domínguez Carmona, Gonzalo Piédrola Angulo, Ramón Gálvez Vargas, María del Carmen Maroto Vela, Pedro Cortina Creus, Antonio Sierra López y José Fereres Castiel.
Entre sus publicaciones destaca, entre otros muchos, el libro Higiene, Medicina Preventiva y Salud Pública, del que fue editor y coordinador junto a Agustín Pumarola Busquets y José Bravo Oliva, el cual alcanzó hasta nueve ediciones, la última en 1991, siendo libro de texto en muchas universidades de España y de otros países de lengua castellana. Este libro llenó un vacío en la literatura médica española, dándole un enfoque totalmente nuevo al problema de la higiene y medicina preventiva. En él se tocaban todos los aspectos más modernos de la especialidad destacando los capítulos dedicados a la sanidad internacional en relación a las enfermedades infecciosas, llamando la atención por entonces de las repercusiones que en materia sanitaria podría tener lo que hoy se llama “globalización”. Con los mismos colaboradores publicó Lecciones de Higiene y Sanidad, otra obra de gran calidad más enfocada a los estudiantes.
Otros libros fueron Ventilación, calefacción, climatización y Aspectos sanitarios de la energía nuclear en la paz y en la guerra, publicados en colaboración con José Amaro Lasheras. Destacan además sus trabajos sobre los conceptos cambiantes sobre la salud en el individuo, integrado no sólo en la familia, sino también en la comunidad. Dedicó algunas de sus publicaciones a las necesidades alimentarias de la población mundial creciente y a los problemas de regulación de nacimiento.
Su obra abarcó otros muchos estudios y reflexiones sobre las calamidades públicas, la ecología humana y contaminación, la educación de la adolescencia y juventud, el hambre y enfermedades en los países menos adelantados y en los en vías de desarrollo, planteando en todos los casos no sólo los problemas, sino propuestas de soluciones. Profundizó igualmente sobre las necesidades sanitarias y sociales del cuarto mundo y en los últimos años de su vida estudió con detenimiento los acuerdos de la Cumbre de Río, hablando de las esperanzas e ilusiones que de ella cabría esperar.
De gran modestia y humildad, nunca buscó honores ni distinciones, y a pesar de ello, recibió a lo largo de su vida numerosos reconocimientos. Entre ellos, destacan la Encomienda con Placa de la Orden Civil de Sanidad, la Medalla de Plata de la Cruz Roja Española, la Medalla del Mérito Militar con distintivo blanco, la Cruz y Placa de San Hermenegildo y la Medalla de la Unione della Legion d’Oro Italiana.
En 1947 obtuvo el Premio con Medalla de Oro de la Real Academia Nacional de Medicina por su trabajo Nuevos insecticidas y ahuyentadores: su estudio, importancia y técnicas de empleo. En 1963 ingresó como académico de número en la Real Academia Nacional de Medicina pronunciando el discurso titulado Quimioprofilaxis, ocupando la plaza vacante dejada por fallecimiento de Carlos Blanco Soler. En dicho discurso hizo un pormenorizado estudio de la quimioprofilaxis en todos los campos de la medicina haciendo especial hincapié en la enorme significación que su conocimiento y realización tenía para la prevención de un sinfín de enfermedades. Su trabajo en la Real Academia fue intenso y ejemplar asistiendo con puntualidad a sus sesiones y colaborando con cuantos encargos se le hacía.
Obras de ~: Manual Higiénico-sanitario del soldado, Madrid, Diana Artes Gráficas, 1945; con V. Matilla y J. Amaro Lasheras, Defensa contra las terribles armas modernas, Madrid, José Luis Cosano, Imp, 1953; Envejecimiento de las poblaciones: problemas que crea y organizaciones para solucionarlos, Madrid, Dirección General de Sanidad, Gráficas González, 1955; Manual práctico de laboratorio: dedicado al analista, al médico práctico, al diplomado en sanidad y al auxiliar de laboratorio, Madrid, Marbán, 1955; con J. Amaro Lasheras, Aspectos sanitarios de la energía nuclear en la paz y en la guerra, Madrid, editado por los autores, 1957; “Pasado, presente y futuro de la Medicina Preventiva”, en Anales de la Real Academia Nacional de Medicina (ARANM), 77 (1960), págs. 195-215; con A. Pumarola y J. Bravo Oliva, Lecciones de Higiene y Sanidad, Madrid, Amaro, 1961; Estudio sanitario de las calamidades públicas, Madrid, Gráficas González, 1964; con A. Pumarola y J. Bravo Oliva, Higiene, Medicina Preventiva y Salud Social, Madrid, Amaro, 1965; “Hambre y enfermedades en los países menos adelantados y en vías de desarrollo, propuestas de soluciones”, en ARANM, 101 (1984), págs. 39-96; “Problemas sanitarios y sociales del cuarto mundo”, en ARANM, 102 (1985), págs. 247-270; “Esperanza e ilusiones de la cumbre de Río”, en ARANM, 110 (1993), págs. 439-454.
Bibl.: V. Matilla Gómez, Contestación al discurso de ingreso del Excmo. Sr. D. Gonzalo Piédrola Gil, Madrid, Real Academia Nacional de Medicina, 1964, págs. 120-144; J. del Rey Calero, “En memoria del Excmo. Sr. D. Gonzalo Piédrola Gil”, en ARANM, 94 (1997), págs. 27-36; M. Díaz-Rubio, 100 médicos españoles del siglo xx, Madrid, You & Us, 2000.
Manuel Díaz-Rubio García