Martín Lagos, Francisco. Granada, 7.XI.1897 – Beniarbeig (Alicante), 4.XI.1972. Médico, catedrático, cirujano.
Estudió la carrera en la Facultad de Medicina de Granada, licenciándose en 1921 con Premio Extraordinario después de haber sido alumno interno por oposición en el Servicio de Cirugía con el profesor Francisco Mesa Moles. Recién acabada la carrera, marchó, pensionado por la Facultad de Medicina de Granada, a Alemania junto a los profesores Eric Lexer en Friburgo y Ernst Ferdinand Sauerbruch en Múnich.
A su vuelta en 1923, obtuvo el título de doctor tras la defensa de su tesis Contractura isquémica de Volkmann, con la calificación de sobresaliente. En 1924 fue nombrado profesor ayudante de la cátedra de Patología Quirúrgica.
En 1927 ganó por oposición la cátedra de Patología y Clínica Quirúrgica de la Facultad de Medicina de Cádiz y en 1929 se trasladó a la misma cátedra en la Facultad de Valencia donde llegó a ser decano.
Durante su estancia en esta ciudad, fundó el Instituto de Cirugía Experimental agregado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Sin embargo, aunque consiguió crear un magnífico grupo de trabajo, en poco tiempo su meta, como ocurría en muchos catedráticos de su tiempo, era serlo de Madrid o en su caso, de Barcelona. En 1945 y nuevamente por concurso de traslado, obtuvo la cátedra de Patología y Clínica Quirúrgicas de Madrid sucediendo en ella al profesor Laureano Olivares Sexmilo. En Madrid realizó una gran labor tanto en terreno docente como en el asistencial e investigador. Ese mismo año, consiguió traerse sin muchos problemas a Madrid el Instituto de Cirugía Experimental que había creado en Valencia, ya que no habría sido fructífero por falta del motor principal que era él, entendiéndolo así el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Fue el primer director del que se llamaría más tarde Departamento de Cirugía Experimental del Instituto de Ciencias Médicas de Madrid.
Martín Lagos fue un magnífico docente. Claro, conciso, sistemático, sin alardes de erudición, pero con un sentido práctico sumamente llamativo, fue muy apreciado por sus compañeros, alumnos y discípulos. A la hora de explorar, era ordenado y riguroso con comentarios breves pero precisos. Como cirujano, impresionaba por su seguridad y seriedad en el quirófano. Cirujano general, sin embargo sentía especial predilección por la traumatología en la que destacó sobremanera, realizando las técnicas más avanzadas del momento.
Además de por sus importantes y meritorios trabajos sobre diversas áreas de la cirugía, aportó algo muy novedoso en esos momentos y que sería seguido por otros muchos profesores, ya que la vida en los hospitales universitarios estaba bajo la organización de las cátedra y, por tanto, de los catedráticos. Promovió y ejecutó la alta especialización en su cátedra, creando unidades de traumatología y rehabilitación, cirugía cardio-vascular, torácica, plástica, abdominal, neurocirugía y cirugía pediátrica. Sin duda, esta nueva visión de una cátedra de Cirugía fue una aportación realmente espectacular en esos momentos, siendo realmente el preludio de la formación especializada a la que muchos catedráticos de su época ponían muchos problemas. Formó una gran escuela, con improntas diferentes según su atracción por un área u otras, y muchos de los que con él se formaron fueron posteriormente catedráticos de la Universidad. Entre sus muchos discípulos cabe destacar, entre otros, a Santiago Tamames Escobar, Carlos Carbonell Antolí, Diego Figuera Aimerich, José Luis Balibrea Cantero y José Palacios Carvajal.
Comprometido con la docencia, no descuidó las publicaciones, siendo de destacar dos libros que alcanzaron gran resonancia y aceptación. El primero, su Patología y Terapéutica Quirúrgica realizada en cuatro tomos y obra de referencia tanto para sus alumnos, como para los médicos de su época. El otro, La enfermera en el Departamento operatorio, un libro necesario del que apenas existían antecedentes. En él se ocupó de todo aquello que debe saber la enfermera ligada a la cirugía considerándola como una auténtica especialista en esa materia. Este libro fue manejado por todas las enfermeras que trabajaban en quirófanos de todos los hospitales de España. Uno de sus objetivos de siempre fue la investigación y en ella introdujo a sus colaboradores. Trabajó con ellos en diversas áreas tales como trasplantes de tejidos y órganos, temas muy diversos de traumatología y ortopedia así como sobre los aspectos sociales de la traumatología, asunto sobre el que tenía una especial sensibilidad.
Promovió la creación de la Sociedad de Cirugía de Valencia y Madrid, e intervino activamente en la puesta en marcha de la Asociación Española de Cirujanos en 1935, de la que más tarde sería, primero, vicepresidente y, después, presidente durante el período de 1959 a 1963, introduciendo algunas reformas, pero, sobre todo, dando un gran impulso por la incorporación durante su mandato de multitud de cirujanos que vivían ajenos a ella. En 1944 fundó la Revista de Cirugía, Traumatología y Ortopedia de la que fue editor. Jugó un papel fundamental en la creación de la revista Cirugía, Ginecología y Urología, más tarde denominada Cirugía Española.
Fue director de Hospital Clínico de San Carlos y artífice de su traslado a la Ciudad Universitaria, labor ardua por cuanto había que reconstruir un edificio duramente castigado durante la Guerra Civil. En él realizó un trabajo excelente, pues además de la reconstrucción, planificó un hospital moderno de acuerdo con las necesidades de esos años; con posterioridad, a partir del año 2000, el edificio fue reestructurado de nuevo para adecuarlo a las necesidades asistenciales y sociales de hoy. Por su labor al frente del Hospital Clínico de San Carlos, le fue concedida la Gran Cruz al Mérito Civil, la Gran Cruz Alfonso X el Sabio y la Gran Cruz de Sanidad.
Miembro de la Real Academia de Medicina de Cádiz y de la de Valencia, donde ingresó con el discurso Problemas que plantea la raquianestesia, discurso que fue contestado por Pedro Tamarit Olmos. En 1947 lo hizo como académico de número en la Real Academia Nacional de Medicina con el discurso titulado Evolución de la cirugía del cáncer de colon. Ocupó el Sillón 39 en el que sucedió a Laureano Olivares Sexmilo.
Obras de ~: El tétanos, Valencia, La Semana Gráfica, 1930; Infección por simbiotes humanos, Barcelona, Editorial Científico Médica, 1943; Tumores en particular, Barcelona, Editorial Científico Médica, 1948; “Tratamiento de las quemaduras”, en Medicamenta (Madrid), 8 (1950), págs. 91-95; Lecciones de fisiopatología y Clínica Quirúrgica, Barcelona. Editorial Científico Médica, 1952, 4 vols.; Patología y Terapéutica Quirúrgica, Madrid, Editorial Paz Montalvo, 1955; “Responsabilidad profesional del cirujano”, en Clínica y Laboratorio (Zaragoza), 60 (1955), págs. 401-447; “Estado actual del tratamiento del cáncer de estómago”, en Anales de la Real Academia Nacional de Medicina (ARANM), 77 (1960), págs. 423-444; La enfermera en el Departamento operatorio, Alcoy, Marfil, Tipografía Moderna, 1961; Trasplante de órganos, Imprenta José Luis Cosano, 1964.
Bibl.: VV. AA., “Homenaje al Prof. Martín Lagos”, en Archivos de la Facultad de Medicina de Madrid, 14 (1968), págs. 181- 193; M. Gómez Durán, “Sesión Necrológica en Memoria del Excmo. Sr. D. Francisco Martín Lagos”, en ARANM, 89 (1972), págs. 747-773; V. Matilla, “Martín Lagos”, en 202 biografías académicas, Madrid, Real Academia Nacional de Medicina, 1987, págs. 260-261; M. Díaz-Rubio, 100 médicos españoles del siglo xx, Madrid, You & Us, 2000.
Manuel Díaz-Rubio García