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José Gómez Orbaneja

Biografía

Gómez Orbaneja, José. Valladolid, 9.XII.1908 – Madrid, 12.II.1987. Médico, catedrático, dermatólogo.

Realizó los estudios de Medicina en la Facultad de Valladolid. Terminada la carrera en 1932 se incorporó a la cátedra de Dermatología que regentaba José Sánchez Covisa, trabajando durante esa época sobre sífilis experimental en un laboratorio anexo a la cátedra.

Fue pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios trabajando en Viena con los profesores Kerl y E. Urbach. En 1934 ganó por oposición una plaza de médico del Servicio Oficial Antivenéreo siendo destinado en dispensarios de Toledo y Mieres En 1935, consiguió una pensión de la Dirección General de Sanidad para trabajar en Zúrich con el profesor G. Miescher sobre eczemas de contacto. Allí comenzaría el embrión de lo que luego fue su tesis doctoral. Sin embargo, el comienzo de la Guerra Civil trastocó sus planes y volvió a España incorporándose a la Segunda Comandancia de Sanidad de Burgos siendo destinado primero al Hospital Militar de Burgos, luego a Santander y más tarde al Hospital Militar de San Sebastián que estaba dirigido por Carlos Jiménez Díaz. Tras la guerra, su relación con éste se mantendrá al incorporarse al instituto que montó en Madrid.

En 1941 realizó la tesis doctoral sobre Investigación funcional de los eczemáticos, obteniendo el grado de doctor por la Universidad Central de Madrid. Ese mismo año ganó por oposición la plaza de profesor auxiliar de la cátedra de Dermatología de la Facultad de Medicina de Madrid. En 1943 obtuvo, también por oposición, la plaza de profesor numerario y la Jefatura del Servicio de la Beneficencia Provincial de Madrid con destino en el Hospital de San Juan de Dios, simultaneando estas labores con las que tenía asignadas en el instituto creado por Jiménez Díaz. Su formación dermatológica, con independencia de sus contactos con Kerl, Urbach y Miescher fuera de España, la hizo con los que fueron sus auténticos maestros, José Sánchez Covisa y Julio Bejarano, dos grandes referencias de la Dermatología española.

En 1946 ganó por oposición la cátedra de Dermatología de la Facultad de Medicina de Valladolid, y posteriormente, en 1961 nuevamente por oposición, la segunda cátedra de Dermatología de la Facultad de Medicina de Madrid. Trabajó concomitantemente en la Fundación Jiménez Díaz, hasta que se trasladó el Hospital Clínico de San Carlos a su último emplazamiento en la Ciudad Universitaria. Su etapa en la Clínica de la Concepción junto a Jiménez Díaz le marcó de forma importante en su vida académica y como médico.

Gómez Orbaneja fue uno de los grandes maestros de la Dermatología del siglo xx. Manejaba correctamente el método científico impregnado por las enseñanzas de Jiménez Díaz y de su propia concepción de la Dermatología como parte integrante e indisoluble de la ciencia médica. Además de ello, fue un magnífico y avezado clínico, campo en el que destacó sobremanera, con una enorme capacidad para el diagnóstico de las enfermedades, así como para sugerir caminos en el campo de la investigación. Este estímulo investigador lo aprendió no sólo de sus maestros en el campo de la Dermatología, sino de Carlos Jiménez Díaz, al que siempre consideró como el maestro máximo de la Medicina que tuvo que vivir. Igualmente destacó por sus enormes facultades docentes de las cuales impregnó a todos sus discípulos, creando una importante escuela de la que salieron multitud de discípulos, algunos de los cuales llegaron a alcanzar el máximo grado en la Universidad española. Entre ellos, destacan Pedro Álvarez Quiñones, Antonio García Pérez, Luis Iglesias Díaz, Antonio Ledo Pozueta y José Luis Sánchez Lozano.

De todas sus contribuciones a la Dermatología, quizás una de las más importantes fue su estudio sobre el eczema de contacto, en que demostró la posibilidad de que una sensibilización previa por contacto se perdiera en algunos casos al cabo del tiempo, si al paciente se le aislaba del contactante por algún tiempo.

En 1976, describió, por primera vez, el cuadro clínico de la dermatitis de contacto linfomatoide. En estos casos, que estudió en profundidad y de forma meticulosa, pudo demostrar que determinados contactantes producen un eczema crónico con histopatología similar a la micosis fungoide, pero de evolución benigna y con tendencia a la remisión espontánea cuando se excluye el contactante, estableciendo de esta manera un puente entre la alergia de contacto y la micosis fungoide.

Su labor científica fue relevante y publicó en revistas nacionales e internacionales sus trabajos. Entre sus publicaciones destaca su Tratado de Dermatología, excelente libro escrito en base a su experiencia personal y que tuvo gran repercusión entre el alumnado y los dermatólogos de su época. Sus publicaciones referidas a los eczemas de contacto, en los que era una autoridad mundial, tuvieron honda repercusión en el mundo dermatológico. Igualmente, el libro sobre Lepra, escrito junto a Antonio García Pérez, tuvo gran resonancia, por cuanto en él ambos vierten una enorme experiencia personal de esta enfermedad de la que habían tenido la oportunidad de estudiar cientos de casos. Otras publicaciones sobresalientes fueron las referidas a las dermatitis de contacto, sobre los aspectos psicológicos de diferentes dermopatías, la tuberculosis de inoculación y sobre tratamiento de procesos dermatológicos muy diversos. En líneas generales, su obra escrita puede considerarse muy extensa, de enorme profundidad y trascendencia por cuantos conceptos y actitudes novedosas que en ella plantea.

Fue presidente de la Academia Española de Dermatología durante dos períodos continuados y fundador, junto a José Gay Prieto, Enrique Álvarez Sainz de Aja y Félix Contreras, del Colegio Ibero-Latino- Americano de Dermatología del que llegó a ser su vicepresidente. Fue también nombrado vicepresidente de la Asociación de Dermatólogos de lengua francesa y miembro de honor de diversas sociedades dermatológicas europeas y americanas.

En 1980 ingresó como académico de número en la Real Academia Nacional de Medicina con el discurso Pseudocáncer. Procesos dermatológicos de apariencia maligna, siendo contestado por Juan Rof Carballo, y ocupando el Sillón n.º 18 tras el fallecimiento de José Gay Prieto.

 

Obras de ~: con A. García Pérez, Lepra, Madrid, Paz Montalvo, 1953; “Microprecipitin sensibility in eczemas”, en Hautarzt, 9 (1953), págs. 423-426; “Bases para el control de las enfermedades venéreas y su organización”, y con M. Morales, A. Robledo y A. de Castro, “Pénfigo benigno crónico”, en Actas Dermosifiliográficas, 54 (1963), págs. 116-137 y págs. 43-48, respect.; “Mecanismo patogénico del eccema de contacto”, en Minerva Medica, 55 (1964), págs. 4169- 4174; con E. S ánchez Yus, L. Díaz Flores y P. S. Huarte, “Cytology of the mycosis fungoides and the Sezary syndrome. Correlation between light and electron microscopy”, en British Journal Dermatology, 87 (1972), págs. 96-105; Tratado de Dermatología, Madrid, Aguilar, 1972; con L. I. Díez, J. L. Lozano y L. C. Salazar, “Lymphomatoid contact dermatitis: a syndrome produced by epicutaneous hypersensitivity with clinical features and a histopathologic picture similar to that of mycosis fungoides”, en Contact Dermatitis, 2 (1976), págs. 139-143.

 

Bibl.: L. Cifuentes Delatte, “Sesión necrológica en memoria del Excmo. Sr. D. José Gómez Orbaneja”, en Anales de la Real Academia Nacional de Medicina, 104 (1987), págs. 261- 268; A. García Pérez, Ciencia y anécdota del eczema de contacto: discurso para la recepción pública del Académico electo, Madrid, Real Academia Nacional de Medicina, 1989; M. Díaz-Rubio, 100 médicos españoles del siglo xx, Madrid, You & Us, 2000.

 

Manuel Díaz-Rubio García

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