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Arturo Casto de Marcoartu Morales

Biografía

Marcoartú Morales, Arturo Casto de. Bilbao (Vizcaya), 1.VII.1827 – San Sebastián (Guipúzcoa), 21.I.1904. Ingeniero de Caminos, empresario, parlamentario.

Su padre, Agustín de Marcoartú, fue también un destacado ingeniero de agitada vida profesional y política.

Arturo heredó de él un carácter inquieto y emprendedor.

Tras terminar su carrera en 1851, más que al ejercicio profesional se dedicó a escribir y a promover iniciativas empresariales diversas en el extranjero, especialmente en el campo de los ferrocarriles se (sabe, por ejemplo, que en 1881 dirigía la Compañía del Crédito de Ferrocarriles, porque a él se dirigió el Ayuntamiento de Burgos para que interesase a sociedades de ferrocarriles o empresarios extranjeros en la construcción del ferrocarril Madrid-Burgos-Santander) y de la telegrafía.

Su espíritu cosmopolita se proyectó básicamente en una triple dirección. Por un lado, defendió toda su vida las ideas librecambistas, lo que le llevó a figurar en la primera junta directiva de la Asociación para la reforma del Arancel, al lado de otros ingenieros, de economistas como Colmeiro y Figuerola y de políticos como Alcalá Galiano, Castelar o un entonces joven Cánovas del Castillo. Esta fama de adalid del librecambismo y sus relaciones con Figuerola debieron influir para que en los años del Sexenio Democrático fuera elegido diputado por Burgos en la legislatura de 1871-1872. De todas formas, llevaba tiempo moviéndose en la política. Así, ya en 1854, junto a otros ingenieros de caminos, había tomado parte en la revolución que terminó aupando a los progresistas y que saludó jubilosamente en un artículo en la Revista de Obras Públicas. Luego ingresaría en la Unión Liberal y ya en la Restauración, formando parte de las filas liberales, sería senador por la provincia de Tarragona en las legislaturas de 1886 y 1893.

Sin embargo, más que como político o librecambista, Arturo de Marcoartú es una figura conocida por otras dos razones. Primero por sus esfuerzos pioneros para conectar telegráficamente Europa con América mediante un cable submarino. Ya en 1855, al mismo tiempo que se creaba la red telegráfica peninsular, trató de convencer a empresarios y al gobierno de Espartero para tender un cable trasatlántico hasta Cuba y Puerto Rico. Su proyecto no acabó cuajando, porque era de tal envergadura que estaba fuera del alcance de la industria y los capitales españoles y porque enseguida surgieron otras alternativas desde Inglaterra. De todas formas no cejó en su empeño y en 1863 publicó una obra que tuvo repercusión internacional, en la que defendía las ventajas de una conexión que, pasando por las Canarias, atravesara el Atlántico por su parte más estrecha, entre el cabo de San Vicente en Europa y el de San Roque en América y luego se fuera extendiendo por todo el continente.

Tampoco consiguió sacar esa idea adelante y la conexión definitiva (otra anterior de 1858 no había terminado de funcionar bien) la realizarían empresarios angloamericanos en 1866 uniendo Irlanda y Terranova.

Aparte de los beneficios económicos que pudieran reportarle, Marcoartú siempre defendió todos esos proyectos por las ventajas políticas que ofrecían a España y que luego ésta lamentaría en el 98, pero sobre todo por lo que podrían ayudar a estrechar los lazos entre los pueblos. En los últimos años de su vida, ese objetivo centró su actividad y le otorgó también reconocimiento.

Publicó algunos textos como su artículo “Internacionalism” (1876), que suelen citarse siempre que se hace historia de las instituciones internacionales, formó parte de organizaciones pacifistas como la Universal Peace Union y defendió la creación de una asamblea internacional para la elaboración de un Código Penal Internacional.

En 1902 fue el primer español nominado para el Premio Nobel de la Paz. Fue propuesto por Williams Evans Darby, secretario de la Sociedad de Paz de Londres, quien destacó sus esfuerzos en el campo del Derecho Internacional y para promover las conferencias parlamentarias. Su candidatura no fue tenida en cuenta y lo mismo volvió a ocurrirle en 1904, el año de su fallecimiento, cuando fue propuesto por un ex ministro de trabajo, Miguel Villanueva Gómez.

Además de otras publicaciones, en los años del bienio progresista escribió diversos artículos en la Revista de Obras Públicas sobre ferrocarriles, obras públicas y sobre la exposición Universal de Dublín de 1853.

 

Obras de ~: El iberismo en la fusión de las nacionalidades. Confederación postal de la Península, Madrid, 1859; Universal Telegraphic Enterprise. Telgraphic Submarine Lines between Europe and America, and the Atlantic and Pacific, New York, 1863; “Internationalism”, en Prize essays on international law, London, New York, A. P. Sprague and Paul Lacombe, 1876.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Senado, Exps. personales, HIS-0266-02; Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 62 n.º 11.

P. Sáenz Ridruejo, Ingenieros de caminos del siglo XIX, Madrid, Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, 1990; S. Olivé Roig, El nacimiento de la telecomunicación en España, Madrid, Escuela Técnica de Ingenieros de Telecomunicación Universidad Politécnica, 2004; J. Ahvenainen, The European Cable Companies in South America before the First World War, Helsinki, Finnish Academy of Science and Letters, 2004; A. Belaústegui, “Sobre la Alianza de Civilizaciones (Arturo Marcoartu Morales)”, en ALMUCAT (Boletín Informativo de la Asociación de Alumnos Mayores de la Universidad Carlos III de Madrid), año VI n.º 16 (septiembre de 2010), págs. 3-4.

 

Antonio Fernández Sancha

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