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Cipriano Suárez

Biografía

Suárez, Cipriano. Ocaña (Toledo), 1524 – Plasencia (Cáceres), 19.VIII.1593. Jesuita (SI), teólogo, gramático, profesor de retórica.

Son muy escasos los datos que se tienen sobre su vida. En algunas fuentes, aparece como Soárez o Soares. Sommervogel, en su Bibliotèque de la Compagnie de Jésus, facilita las fechas y los lugares de su nacimiento y muerte. Añade que estudió Humanidades y Retórica durante siete años y Sagradas Escrituras durante veinte. También se sabe que ingresó en la Compañía a los veintiocho años y que dirigió los colegios de jesuitas de Braga y Évora, de donde llegó a ser rector. Posteriormente pasó a Alcalá, donde dio clases de Retórica y Teología. Todos coinciden en que destacó siempre como hombre de vasta erudición.

Su gran aportación al ámbito de las humanidades se debe a la publicación de un manual de retórica que vio la luz por primera vez en Coimbra en 1560, aunque algunos autores lo sitúan en Colonia en 1557, con el título De arte rhetorica libri tres, ex Aristotele, Cicerone et Quintiliano praecipue deprompti (Tres libros sobre el arte de la retórica, extraídos principalmente de Aristóteles, Cicerón y Quintiliano), cuyo valor reside en ser uno de los tratados con más ediciones de su siglo y posteriores, debido fundamentalmente a su inclusión en la primera Ratio studiorum, o plan de estudios de los jesuitas, de 1586.

A juzgar por el número de ediciones (más de doscientas siete desde la primera hasta finales del siglo xviii, según atestigua Flynn), se le puede considerar un auténtico best seller de la época, si bien es cierto que contribuyó a ello, sin restar mérito a sus virtudes, su aparición como libro de texto en los planes de enseñanza de los colegios de la Compañía, como se indicaba más arriba. Así pues, a las ediciones antes señaladas, siguieron la de 1565 [sin lugar expreso]; Sevilla, 1569; Colonia, 1570; París, 1573; Amberes, 1575; París [de nuevo], 1576; Salamanca, 1577; [de nuevo] Coimbra, 1583; [otra vez] Colonia, 1591; Ingolstadt, 1596; [de nuevo] Colonia, 1604; Venecia, 1609, etc. que muestran claramente su difusión por toda Europa.

Recuerda Menéndez Pelayo que la obra de Cipriano Suárez es el único tratado de retórica que al padre Perpiñá (ilustre jesuita valenciano, profesor del Colegio de Roma y contemporáneo de Suárez, que sobresalió en el uso de la elocuencia de corte ciceroniano), le pareció bien hasta el punto de “declararlo perfectísimo por su brevedad y elegancia”. También pondera Batllori la importancia que la preceptiva ejerció en autores como Gracián, cuya formación retórica bebió de las fuentes aristotélicas extractadas por Nebrija y luego recopiladas en la obra de Suárez, gracias a la inclusión de esta última en la Ratio jesuítica.

El título recuerda necesariamente al que Nebrija utilizó para su obra de 1515, Artis rhetoricae compendiosa coaptatio ex Aristotele, Cicerone et Quintiliano (Selección compendiada del arte de la retórica según Aristóteles, Cicerón y Quintiliano), que no oculta, como tampoco lo hace Suárez, las fuentes clásicas grecolatinas que le sirven de base para su estudio. De hecho, el valenciano Mayans y Síscar, uno de los más eruditos juristas y humanistas del siglo xviii, que reeditó conjuntamente la retórica de Nebrija y las Institutiones oratoriae y las Tabulae rhetoricum et oratorium de Pedro Juan Núñez, apunta que Cipriano Suárez escribió su manual de retórica para seguir el ejemplo de la doctrina y método nebrisenses y que, con el impulso que le facilitó su inclusión en los planes de estudio de los jesuitas, el texto se propagó rápidamente, mientras que la retórica de Nebrija dejó de imprimirse por falta de discípulos que continuaran su magisterio.

Para Mayans, la obra de Nebrija “es perfecta y breve, la doctrina la más pura, la dicción enteramente ciceroniana y quintiliana, que es la más elegante. La de Suárez es popular, no inelegante, como tomada de tan buenos autores, pero la doctrina es inferior, y está dispuesta con menos artificio, aunque es fácil porque no se tocan en ella los puntos más difíciles”. A pesar del juicio severo de Mayans, otros autores han insistido en que la retórica de Nebrija es más un centón de preceptos que un sistema articulado, motivo por el cual se vino a suplir por la obra de Suárez, más madura y mejor adaptada en los ejemplos y explicaciones que la de aquél, en la que se transcribía la doctrina clásica al pie de la letra, sin apenas glosas o ejemplos que la aclarasen o hiciesen más asequible.

Cincuenta años después de su publicación, la retórica de Nebrija era una auténtica rareza bibliográfica, mientras que la de Suárez se convirtió en el libro de texto de los colegios de jesuitas, teniendo que competir con otros tratados que otros miembros de la Compañía compusieron después de aquél: el De Arte Rhetorica libri IV de Juan de Santiago, de 1595; el Arte Rhetorica de Bartolomé Bravo, de 1596; el De Arte Rhetorica de Francisco de Castro, de 1611; los Campi Eloquentiae de Melchor de la Cerda, de 1614; el Rhetoricae Compendium de Juan Bautista Poza, de 1615, por citar sólo algunos ejemplos. En suma, la constante presencia del texto de Suárez frente a los demás manuales de la época es síntoma de un cierto valor y prestigio adquirido por sí mismo y no sólo por las circunstancias favorables que contribuyeron a sus múltiples reediciones.

El manual de Suárez está dividido —como se indica en el mismo título— en tres libros, acompañados de unas tablas (Tabulae rhetoricae) que resumen lo fundamental de lo expuesto en cada capítulo, cuyo objetivo es facilitar el aprendizaje de los alumnos, reafirmando así su condición de libro de texto. El primer libro se dedica a cuestiones generales, la inuentio (primera parte del arte retórica) y los loci argumentorum; el segundo versa sobre la dispositio (segunda operación retórica) y el tercero está dedicado íntegramente a la elocuti, (tercera parte de la disciplina).

En el primer libro se insiste en la importancia de los “lugares comunes”, divididos, como ya lo hizo Aristóteles, en intrínsecos o procedentes de la propia elucubración del orador, y extrínsecos o de procedencia ajena a la oratoria (a saber, los rumores, los tormentos, los testigos, etcétera). Como se ve, la raíz judicial de la retórica no deja de estar presente en este manual, algo por cierto frecuente en la mayoría de los tratados de la época. Se cierra este primer libro ponderando la importancia de la moción de los afectos.

El segundo se dedica a la “disposición”, es decir, al orden y distribución de los argumentos hallados en la “invención”. El autor estudia con detalle las partes de la oración: “exordio”, “narración”, “confirmación” y “peroración”. Con las dos primeras se presenta el tema, con las dos últimas se mueven los ánimos del interlocutor o del auditorio. En la “confirmación” reside para Suárez el éxito o el fracaso de la persuasión, pues es donde se refuerzan nuestros argumentos y se rechazan los del contrario. En consecuencia, para Suárez, la “peroración” no es sino un remate de la “confirmación”, que se sirve fundamentalmente de los recursos de la “amplificación” y de la “enumeración” para afianzar los resultados conseguidos previamente.

El tercer libro aborda lo concerniente a la “elocución”, o sea, al adorno de la oración, cuyo objetivo primordial es —según Suárez— deleitar sin saciar. En este apartado el autor incluye un listado de figuras retóricas y en el capítulo LI se analizan los tres géneros o tipos de estilo —tenue, medio y vehemente— que se procurarán acomodar a los temas del discurso.

Aunque la retórica de Suárez no presenta ninguna innovación con respecto a la doctrina clásica, el subrayado especial que se hace sobre la argumentación y el elenco de figuras retóricas, con sus étimos griegos y latinos minuciosamente apuntados en los márgenes, dotan a este tratado, aparte de otras aportaciones no menores (como la claridad y la sencillez), de la suficiente personalidad como para ser valorado por sus propios méritos y no sólo por los motivos externos, ya aludidos, que facilitaron sus numerosas ediciones.

 

Obras de ~: De arte rhetorica libri tres, ex Aristotele, Cicerone et Quintiliano, Coimbra, 1560 (eds., s. l. 1565; Sevilla, 1569; Colonia, 1570; París, 1573; Amberes, 1575; París, 1576; Salamanca, 1577; Coimbra, 1583; Colonia, 1591; Ingolstadt, 1596; Colonia, 1604; Venecia, 1609; trad., intr. y notas de F. Romo Feito, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas [CSIC]-Fundación Hernando de Larramendi, 2004).

 

Bibl.: G. Mayans y Siscar, Organum Rhetoricorum et oratorium concinnatum ex Arte Rhetorica Aelii Antonii Nebrisensis cum notis Gregorii Mayansii, generosi valentini, et duodecimviri litibus judicandis in domo et urbe regia; et ex Institutionibus oratoriis Petri Joannis Nunnesii, valentini, cum eiusdem auctoris annotationibus. Accedunt, ipsiusmet Nunnesii quaestio de componendis epistolis, in quibus de gratiarum actione disputetur: Tabulae Rhetoricae: et eidem vindicata oratiuncula, in scholis recitari solita, Biblioteca Majansiana, Valentiae Edetanorum, apud Franciscum Burguete, 1774; M. Menéndez y Pelayo, Historia de las ideas estéticas en España, Madrid, Impr. de A. Pérez Dubrull, 1883-1891, 8 vols. (ed. Madrid, CSIC, 1994, 2 vols.); C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jesús, t. VII, Bibliographie, París/Bruselas, 1896, págs. 1331-1338; F. G. Olmedo, Juan Bonifacio (1538-1606) y la Cultura Literaria del Siglo de Oro, Santander, Publicaciones de la Sociedad Menéndez Pelayo, 1938; L. J. Flynn, “The De Arte Rhetorica of Cyprian Soarez, S.I.”, en Quarterly journal of Speech (QjS), 42 (1956), págs. 367-374; “Sources and influence of Soarez’ De Arte Rhetorica”, en QjS, 43 (1957), págs. 257-265; M. Batllori, Gracián y el Barroco, Roma, Edizioni di Storia e Letteratura, 1958; A. Martí, La preceptiva retórica española en el Siglo de Oro, Madrid, Gredos, 1972; J. Rico Verdú, La retórica española de los siglos xvi y xvii, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1973, págs. 212-216; IHSI, “Suárez. O Soàrez, Cipriano, S.I.”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de la Historia Eclesiástica, vol. IV, Madrid, CSIC, Instituto Enrique Flórez, 1975, págs. 2511; VV. AA., “Data format”, en Dispositio. Revista Hispánica de Semiótica Literaria, vol. VIII, n.os 22-23 (1983), págs. 19-58; E. Artaza, El ‘ars narrandi’ en el siglo xvi español. Teoría y práctica, Bilbao, Universidad de Deusto, 1988; L. Alburquerque García, El arte de hablar en público. Seis retóricas famosas, Madrid, Visor, 1995; “Acerca de la argumentación (Comentario a la obra de Cipriano Suárez De arte rhetorica libri tres), en E. Torre y J. L. García Barrientos (eds.), Comentarios de textos literarios hispánicos (Homenaje a Miguel Ángel Garrido), Madrid, Síntesis, 1997, págs. 35- 49; Ch. E. O’Neill y J. M.ª Domínguez, (dir.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico-Temático, vol. IV, Madrid, Institutum Historicum S. J.-Universidad Pontificia de Comillas, 2001, pág. 3593; F. Romo Feito, “Introducción”, en Cipriano Suárez, De arte rhetorica libri tres/ Los tres libros del arte retórica, en M. Á. Garrido Gallardo (coord.), Retóricas españolas del siglo xvi escritas en latín, Madrid, CSIC-Fundación Hernando Larramendi, 2004, CD-ROM.

 

Luis Alburquerque García

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