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Sancho de Monroy y de Zúñiga

Biografía

Monroy y de Zúñiga, Sancho de. Marqués de Castagneto (I) en Milán. Monroy (Cáceres), 1576 – Madrid, 23.VIII.1646. Embajador y consejero de Estado.

Fue el tercero de los ocho hijos de Fernando de Monroy y Cardona (1552-12 de marzo de 1606) —X señor de Monroy y las Quebradas, caballero de Alcántara (1565)— y de su primera esposa, Elvira de Zúñiga y Dávila, hija de Luis Dávila, comendador mayor de Alcántara, y de María de Zúñiga, II marquesa de Mirabel. Fueron sus hermanos varones: Antonio de Monroy (Plasencia, 1571) —que heredó la casa, erigida posteriormente en marquesado (1643) a favor de su primogénito Fernando—; Luis Dávila y Monroy (Monroy, 1574), comendador de Enguera en la Orden de Santiago, maestre de campo que murió en el asedio de Vercelli (1617). Los hermanos Carrafa nombran a un tercero, Jerónimo de Monroy (Monroy, 1580), según ellos también maestre de campo de Infantería española e igualmente muerto en acción (13 de julio de 1601, ante Ostende), no conocido como tal por Alonso López de Haro ni por Luis de Salazar y Castro. Sin embargo, no cabe dudar del parentesco, que refrenda su partida de bautismo, hallada en 1979 entre las del Libro primero de bautizados de Santa Catalina de Monroy (1543-1587) por Diego Monago, a la sazón su párroco, según el estudioso local Antonio Méndez, que prepara un extenso y documentado estudio sobre el linaje de los Monroy. Ahora bien, este Jerónimo no pudo tratarse del maestre de campo que murió en el sitio de Ostende, que era ya capitán de Infantería en 1588 y caballero de San Juan desde el 1 de enero de 1576. Tuvo también otro hermano —Fadrique, nacido en 1586— y tres hermanas enteras: Elvira (1577), Catalina (1582) y Antonia (1590), que nació dos años antes de que falleciera su madre. Además, por el segundo matrimonio paterno con Isabel de Bazán, tuvo también un hermanastro y cuatro hermanastras.

Por una Cédula Real de 1618, que hace sumaria relación de sus méritos, se sabe que se licenció en “Artes y Leyes” en la Universidad de Salamanca, aunque no se mencionan ni el colegio ni la fecha, que puede calcularse hacia 1594-1595. Quizá porque todavía no hubiera acabado sus estudios, tardó más de dos años en responder a la llamada de su tío paterno, Antonio de Monroy, gobernador de la provincia de los Pacajes, en el reino de Perú, que le había reclamado junto a él para colaborar en las tareas de gobierno y favorecerle.

Finalmente, el 26 de agosto de 1595, solicitaba la preceptiva licencia real para embarcarse a Indias, pero Felipe II se la denegó. Apeló en recurso de súplica que formuló en su nombre el procurador Alonso de Navarrete.

Éste, que le presentó como un mozo de veinte a veintiún años (en realidad, diecinueve), significó su falta de recursos (“no tiene en España ni bienes ni hacienda de que se poder sustentar”); la bonhomía de su tío (“por ser el dicho su tío soltero, que nunca se ha casado y que le quiere hacer bien”); el perjuicio que se le causaría con la denegación de la licencia (“sería de grandísimo daño e inconveniente de no ir al llamado de su tío, pues depende de él su remedio”) y el hecho de “no tener otro tío, por haberse muerto don Alonso de Zúñiga, su tío [materno], de la cámara que fue de S. M.”. Sin embargo, la apelación tampoco prosperó y Sancho partió a Lisboa, en 1596, para sentar plaza en la expedición que preparaba Martín de Padilla, conde de Santa Gadea y adelantado de Castilla, para desembarcar tropas en Irlanda, rebelada contra Inglaterra.

Pudo haber perdido la vida en aquel lance, pues la armada, que zarpó de Lisboa el 24 de octubre del mismo año, sufrió en la madrugada del 29 un furioso temporal frente a las costas de Finisterre que provocó el hundimiento de una treintena de buques, la mayor parte en la ría de Corcubión, pereciendo ahogados cerca de tres mil hombres.

En 1597 pasó desde La Coruña a los Estados de Flandes, donde sentó plaza en la compañía de su hermano Luis, de quien sería alférez, en el Tercio de Sicilia.

Asistió a la batalla de las Dunas de Neoporte (Nieuwpoort, 2 de julio de 1600), donde su hermano fue herido y hecho prisionero, gobernando su compañía durante el tiempo que duró su cautiverio. Ascendió a capitán durante el asedio de Ostende (1601- 1604) y después tomó parte activa en las brillantes campañas de 1605 (conquistas de Oldenzaal, Lingen y Wachtendonk) y 1606 (conquistas de Lochem, Groenlo y Rheinberg), que obligaron a los holandeses a solicitar la suspensión de armas (1607) que desembocaría en la Tregua de los Doce Años (1609). Desde 1602 era gentilhombre de la cámara del archiduque Alberto que, en 1611, al regreso de una corta estadía en Milán, ocasionada por la crisis entre el conde de Fuentes y el duque de Saboya, le nombró consejero de guerra de los Países Bajos. En 1613 regresó a España y, tras tomar parte en la conquista de La Mámora (5 de agosto de 1614), fue designado aquel mimo año “veedor general del Ejército y presidios de Portugal”, con residencia en Lisboa. Dicho empleo implicaba la inspección y el control de toda la actividad militar del reino: efectivos, armamento, fortificaciones, suministros, así como de los ingresos y gastos de las contadurías y pagadurías de cada distrito (Corte y Extremadura, entre Duero y Miño, Alentejo y los Algarbes).

Por patente de 31 de diciembre de 1618, fue nombrado veedor general de las galeras de España e Italia, con residencia en Cartagena, pero visitando también Nápoles, Palermo, Cagliari y la Corte, donde Felipe IV le encomendó, el 4 de agosto de 1621, la primera de sus misiones diplomáticas: una embajada extraordinaria ante el rey de Francia para la cual le señaló una ayuda de costa de 4.000 ducados. A su regreso, contrajo matrimonio, en Madrid (4 de octubre de 1622), con María de Aragón, dama de la Reina e hija de Alonso de Luzón, de una de las familias más notables de la villa con quien estaba capitulada desde el año 1618; por este motivo, el Rey volvió a demostrarle su liberalidad donándole 8.000 ducados y dos feudos en el Estado de Milán, que rentaban otros 500 ducados; además, erigió en marquesado a su favor uno de ellos, el de Castagneto (hoy Castagneto Brescia), por título de 1 de junio de 1623. Con dicho título, apropiadamente transcrito, le citan Francesco Saverio Quadro (Dissertazioni critico-storiche intorno alla Valtellina, IV, 434) y Agostino Schiaffino (Memorie di Genova, 1624-1649); en cambio, Berni y todos los compiladores de títulos nobiliarios españoles, prefieren la forma transliterada de marqués de Castañeda, que también emplea Ángel de la Plaza Bores en su Catálogo de Títulos nobiliarios milaneses concedidos por los Reyes Españoles. Por último, el Rey le designó embajador interino ante la República de Génova (8 de mayo de 1623), con retención de sus gajes en la Veeduría de las galeras mientras durara la interinidad, que se prolongó hasta el 27 de mayo de 1627, en que se declaró su embajada en propiedad.

Un Decreto Real de 21 de diciembre de 1630 reconocía que “procedió muy bien en Génova, y se le hizo sinrazón en sacarle de aquella Embajada, como se le sacó, solo por satisfacer a la República”, lo que había tenido efecto el 16 de febrero de 1629. Por dicho decreto, se le concedió la embajada ordinaria de Londres, en interinidad, mientras que el marqués de Mirabel hubiese de permanecer en Francia, para cuya sucesión estaba ya designado Sancho. Ochoa Brun (2002: 197) le hace cargo de la embajada londinense (1630-1632); que, sin embargo, no menciona Alzina de Aguilar (2001). En cualquier caso, en junio de 1633 se hallaba en Viena, como embajador ordinario ante el Emperador, negociando su apoyo militar para el proyectado socorro de Breisach que debía mandar el cardenal infante, aunque finalmente lo haría el duque de Feria. Después negoció la formación de una liga defensiva con el Imperio, que abocaría en la formación de un Ejército combinado —el “Ejército de Alsacia”, redescubierto para la Historia por Quintín Aldea Vaquero—, que se mantendría operativo hasta la Paz de Westfalia (1648). Fue el primero en advertir la deslealtad de Wallenstein hacia el Emperador, pero el conde-duque de Olivares cuestionó sus informes y sólo el tiempo le daría la razón. También gestionó con el Consejo Áulico la fijación de la contribución de guerra de los feudos imperiales en Milán (1638), pero su carácter fuerte y poco dado a cortesías, hecho que oficialmente se traducía por “el poco tacto del marques de Castañeda”, propiciaron su cese a raíz de un incidente con el residente genovés en Viena (1639). Llamado “imperiosamente” a la Corte el año siguiente, marchó a Milán por el Tirol y la Valtellina, embarcándose para España en el puerto de Génova, el 22 de febrero de 1641.

Felipe IV le nombró consejero de Estado, dándole la presidencia de la sala III, que tenía a su cargo los aprovisionamientos de los Ejércitos de España, Italia y Flandes y que facultaba su asistencia a las sesiones plenarias. También le designó como uno de los asesores de su hijo, Juan José de Austria, que con tan sólo trece años acababa de recibir la superintendencia de la Guerra de Portugal. En mayo de 1642 resolvía sobre las peticiones de la ciudad de Tarragona para recompensar su fidelidad en la guerra de Cataluña y, en el pleno de diciembre, que significaría el principio del fin del valimiento del conde-duque de Olivares, votó contra la pretensión del ministro de organizar una campaña contra Portugal el año entrante. El 3 de enero de 1643, con Olivares desterrado ya en Loeches, asistió al pleno presidido por Felipe IV en el que se decidió la futura campaña de Cataluña, que contaría con el aliento del propio Rey y su Corte, desplazada a Zaragoza. Sin embargo, sólo los condes de Oñate, Chinchón y Monterrey, acompañarían al Rey en su jornada, reflejando esta decisión su verdadero peso conciliar, donde curiosamente, serían más apreciados sus votos sobre los asuntos relativos a Italia. Tampoco se erigió en un serio candidato en la pugna desatada para ocupar el espacio político dejado por el privado, mostrando un carácter que sus coetáneos tildaron de “excesivamente voluble”; es decir, una actitud cambiante o poco definida. En junio de 1643, integró la junta creada a raíz de la publicación del Nicandro, que resolvió alejar definitivamente al conde-duque de la Corte y que daría lugar a su extrañamiento en Toro.

Finalmente intervino en el procesamiento del marqués de Leganés (enero de 1644) y fue comisionado para tratar las pretensiones de los irlandeses rebelados contra el Monarca inglés (1645).

Su tío Antonio, gobernador de los Pacajes, le designó heredero de un tercio de la encomienda de Huacamucho, en Perú, que le aportaba una renta de 150.000 maravedís de plata. Por tales derechos le interpuso pleito el marqués de la Conquista, descendiente de Pizarro, que entendió el Consejo de Indias en 1643. Aunque se falló en su favor en 1646, para entonces ya había muerto el marqués.

Testó en Madrid, el 11 de abril de 1643, ante Bernardo González Bretón, reconociendo como hija única a Leonor de Monroy y Aragón, que había sido bautizada en Madrid el 17 de septiembre de 1622 (Cadenas, 110); es decir, antes de que sus padres celebraran las nupcias que tenían capituladas desde el 16 de abril de 1618. Leonor, que fue dama de la reina Isabel de Borbón, primera mujer de Felipe IV, casó tres veces. La primera, celebrada en el Palacio Real de Madrid, el 5 de febrero de 1544, con su pariente Fernando de Monroy (1608-c. 1658), I marqués de Monroy (Gascón, 414), no produjo sucesión, y su marido testó en 1655. La segunda, en fecha desconocida, pero con posterioridad a 1659, con Diego Gómez de Sandoval y Cordoba, V duque de Lerma, marqués de Cea y conde de Ampudia (muerto en 1668), que resultó también infecundo. El tercero y último se verificó en Madrid (28 de septiembre de 1669), con José Antonio Funes de Villalpando y Climent (1623-1683), III marqués de Osera, barón de Quinto, con quien tuvo a María Regalada Funes de Villalpando, IV marquesa de Osera, III marquesa de Castañeda y de Ugena (Madrid, 16 de mayo de 1670-14 de mayo de 1738), que casaría con el conde de Montijo, en cuya casa y descendientes pararon sus títulos.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Contaduría Mayor de Cuentas, 3.ª serie, leg. 1669, “Cuentas de la embajada de Sancho de Monroy en Génova, 1623-1629”; Estado, leg. 2.519, fol. 112, “Consulta del Consejo de Estado proponiendo personas para Embajador ordinario de Inglaterra y Residente”, Madrid, 21 de diciembre de 1630; Estado, leg. 3339, “Negociaciones del marqués de Castañeda cerca del Emperador sobre las ayudas militares para el paso del Ejército del Cardenal Infante a Flandes para expulsar a los enemigos de las Provincias hereditarias del Imperio”, julio, 1633; Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Calatrava, exp. 1683 “Pruebas para la concesión del Título de Caballero de la Orden de Calatrava de Sancho de Monroy y Zúñiga Zúñiga”, año 1612; Sección Nobleza, Frías, Carp. 1678, doc. 22 “Ejecutoria del consejo de Indias a favor del marqués de Frómista y el marqués de Castañeda y contra los Marqueses de la Conquista en el pleito sobre la encomienda de indios de Huamachuco (Perú)”, Madrid, 18 de noviembre de 1646; Archivo General de Indias (Sevilla), Indiferente, 2102, n.º 79, “Expediente de concesión de licencia para pasar a Perú a favor de Sancho y Jerónimo de Monroy, en compañía de dos criados”, año 1595; Archivo Histórico de Protocolos, Protocolo 2670, fol. 1259, “Capitulaciones matrimoniales entre Sancho de Monroy y Zúñiga, embajador de S. M. en Génova, y María de Aragón, marquesa de Castañeda”, 3 de octubre de 1622; Archivo del Museo Naval, Colección Vargas Ponce, t. XIX, fols. 52-56, “Cédula Real nombrado Veedor general de las Galeras de España e Italia a Sancho de Monroy y Zúñiga, por promoción de Luis Bravo de Acuña”, 31 de diciembre de 1618; t. XIX, fol. 64, “Asiento y cuenta que se tiene con Sancho de Monroy y Zúñiga, veedor de todas las galeras de España e Italia. Cartagena”, 25 de noviembre de 1619; t. XIX, fol. 51 “Asiento y cuenta que se tiene con el Veedor general de las galeras de España e Italia, desde finales de diciembre de 1618”, Madrid, 8 de mayo de 1623; t. VI, fol. 71, “Asiento y cuentas del sueldo que goza Pedro de Echeverría, Veedor general de las galeras de España e Italia, desde 27 de mayo de 1627, por haber sido nombrado Embajador de la República de Génova, Sancho de Monroy y Zúñiga”.

A. López de Haro, Segunda parte del Nobiliario genealógico de los Reyes y títulos de España, Madrid, Viuda de Fernando Correa, 1622, págs. 196-197; VV. AA., Cartas de algunos padres de la compañía de Jesus sobre los sucesos de la monarquía entre los años de 1634 y 1648, en Memorial Histórico Español, Madrid, Imprenta Nacional, 1861-1866, t. XVIII, págs. VIII, X, 300, 303, 344; t. XIX, págs. 8, 105 y ss., 392, 437; A. y A. García Carrafa, Diccionario heráldico y genealógico de apellidos españoles y americanos, vol. LVI, Salamanca, Imprenta Comercial Salmantina, 1936, págs. 42-43; L. de Salazar y Castro, Los Comendadores de la Orden de Santiago, Madrid, Patronato de la Biblioteca Nacional, 1949 (I, 128); R. Magdaleno. Papeles de Estado Milán y Saboya (siglos XVI y XVII). Catálogo XXIII del Archivo de Simancas [Valladolid], Dirección General de Archivos y Bibliotecas, 1961, págs. 311, 326, 333, 342 y 508; Papeles de Estado Génova (siglos XVI-XVIII). Catálogo XXI del Archivo de Simancas, Valladolid, Archivo General de Simancas, 1972, págs. 237, 238, 241, 247, 258 y 253; Estados pequeños de Italia (siglos XVI-XVIII). Catálogo XXVII del Archivo de Simancas, Valladolid, Archivo General de Simancas, 1978, págs. 145, 210 y 239; V. Cadenas y Vicent, Caballeros de la orden de Calatrava que efectuaron sus pruebas de ingreso durante el siglo XVIII. II (1716-1750), Madrid, Hidalguía, 1987, págs. 110- 111; A. Heredia Herrera (dir.), Catálogo de las Consultas del Consejo de Indias (1637-1643), Sevilla, Diputación Provincial, 1990, pág. 596, y (1644-1650), págs. 177 y 335; G. Gascón de Torquemada, Gaçeta y Nuevas de la Corte de España, desde el año 1600 en adelante, ed. A. de Cevallos-Escalera, Madrid, Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, 1991, págs. 107, 134 y 414; J. H. Elliott, El conde-duque de Olivares, Barcelona, Grijalbo Mondadori, 1998, págs. 597, 705, 713 y 715-716; R. Valladares, La rebelión de Portugal. 1640- 1680. Guerra, conflicto y poderes en la monarquía hispánica, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1998, pág. 184; J. P. Alzina de Aguilar, Embajadores de España en Londres, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 2001; M. A. Ochoa Brun, Historia de la diplomacia española, apéndice I, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 2002; A. Méndez, Memorial de los Monroyes (en prensa).

 

Juan Luis Sánchez Martín

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