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Antonio de Sedeño y Ordaz

Biografía

Sedeño y Ordaz, Antonio. España, f. s. XV – Valle de los Tiznados (Venezuela), IV-V.1538. Contador de la Real Hacienda y regidor de la isla de Puerto Rico, conquistador en Venezuela.

En 1512 embarca en Sevilla rumbo a Puerto Rico junto a dos esclavos y el título de contador de la Real Hacienda, con un salario de 40.000 maravedís al año. En 1515 ya fungía como regidor de Puerto Rico. Hizo fortuna con varios negocios, entre ellos la compra-venta de esclavos.

Hombre inquieto y ambicioso, “más en su pretensión tan gran gigante que tenía lo más por poca cosas”, como nos lo describe Juan de Castellanos en su Elegía XII, la isla de Puerto Rico se le quedaba pequeña, así que en 1518 armó una flotilla de tres carabelas y dos bergantines con más de doscientos cincuenta hombres, y la envió a buscar un paso hacia las tierras de la Especiería por entre el cabo de Higueras y el norte de la península del Yucatán. Por entonces se creía que por ahí existía un estrecho que comunicaba con el Pacífico. La expedición fue un desastre, una gran tormenta dispersó la flota y los barcos se perdieron cerca del cabo Gracias a Dios, desapareciendo en el mar.

En 1529 solicitó a la Corona permiso para conquistar y poblar la isla de Trinidad. Un año después obtuvo una capitulación limitada al comercio con los indios, al cultivo de caña la explotación de ingenios azucareros y a la introducción de mano de obra esclava en la isla. La intención de Sedeño era convertir la Trinidad en la base de futuras exploraciones de Tierra Firme, atraído ya por las noticias de la existencia de grandes riquezas de las que hablaban otros expedicionarios españoles en la zona, como los comisionados de los alemanes Welser, los de Diego de Ordaz o el mercader Pedro Ortiz de Matienzo.

Desembarcó en Trinidad por el mediodía y fue inicialmente bien recibido por los naturales, acostumbrados como estaban a recibir esporádicas visitas de los europeos. Sedeño ordenó levantar un pequeño fuerte y explorar la zona. Desde allí inició la conquista de la isla, pero pronto encontró una dura resistencia nativa, especialmente la del cacique Baucunar, jefe de la tribu de los Camucuracos. A esto se unían las dificultades

climatológicas y orográficas, y la poca previsión de la empresa conquistadora, lo que le aconsejaron retirarse y reorganizar mejor a su escasa y mal preparada tropa. Enfiló sus bergantines hacia Puerto Rico, pero antes hizo una parada en la punta Paria, en Tierra Firme, allí construyó un pequeño palenque y dejó a su teniente Juan González de Sosa con veinticinco hombres, para que dicho lugar sirviese de base para la futura y definitiva conquista de la Trinidad.

En 1534 realizó otro intento de conquista sobre la isla, mas tuvo que enfrentarse a otro español que ambiciona Trinidad, Alonso de Herrera, designado por la Audiencia de Santo Domingo para continuar las Orinoco. En aquellos momentos la zona era escenario de varios enfrentamientos fratricidas entre españoles que creían tener derecho de conquista sobre el golfo de Paria y las bocas del Orinoco, por la confusión de títulos y licencias otorgadas por la Corona y la Audiencia de Santo Domingo.

Sedeño lo apresó y sometió a torturas. Pero meses después, él será pagado con la misma moneda por Alonso Aguilar, otro conquistador enviado por la Audiencia para liberar a Herrera. Preso y sin licencia, Sedeño abandonó Trinidad y se refugió en Puerto Rico.

Allí pasará un tiempo armando una nueva expedición, soñando con internarse por el Orinoco hacia el país del Meta, donde se cree existe una rica ciudad de oro. Sabe que hay varios expedicionarios preparando huestes para intentar lo mismo que él. En 1536 ya ha logrado reunir unos ciento cincuenta hombres y setenta caballos que embarca rumbo a la costa venezolana. En Tierra Firme comprueba que Jerónimo de Ortal lugarteniente del fallecido Diego de Ordás y Alonso de Herrera han unido sus fuerzas y desde Paria han iniciado dos expediciones por vías diferentes hacia donde creen se halla El Dorado, en el río Meta uno de los afluentes del Orinoco.

Parte de la hueste de Sedeño desembarca en Venezuela e inician los preparativos de la gran expedición, si bien sufren un enfrentamiento con los expedicionarios de Ortal en el puerto de Neveri. Parte de los hombres de Sedeño se unen a la tropa de Ortal y los fieles se quedan en Cumaná esperando su jefe.

Finalmente, Antonio Sedeño llegó con refuerzos desde Puerto Rico, agrupó a su hueste y partió desde Cobagua con casi cuatrocientos hombres en busca del mítico país del Meta. Mientras se producen varias denuncias contra la acción de Sedeño en la Audiencia de Santo Domingo, y ésta decide enviar a Juan Frías para detenerlo. Pero Frías será apresado y muerto en Paria por los hombres de Sedeño. La Audiencia encomienda de nuevo al licenciado Francisco de Castañeda la captura del ya declarado rebelde Antonio Sedeño.

Entre tanto sigue en su búsqueda de El Dorado adentrándose por tierras inhóspitas y dejando un reguero de sangre de indios muertos o esclavizados. Pero el terreno que hollan es duro y lentamente la hueste sedeñista va siendo mermada por los rigores de los llanos, las enfermedades de los pantanos, las flechas envenenadas de los indios y el hambre crónica. El propio Sedeño falleció en el valle de los Tiznados, se sospecha que envenenado por una esclava o concubina morisca. Aunque otras versiones dicen que murió por enfermedad.

 

Bibl.: J. de Castellanos, Elegías de varones ilustres de Indias, Madrid, Atlas, 1944 (Biblioteca de Autores Españoles); D. Ramos, Audacia, negocios y política en los viajes españoles de descubrimiento y rescate, Valladolid, Casa Museo de Colón-Seminario Americanista de la Universidad de Valladolid, 1981; El mito de El Dorado, Madrid, Ediciones Istmo, 1988; J. M.ª González Ochoa, Quién es Quién en la América del Descubrimiento, Madrid, Editorial Acento, 2003.

 

José María González Ochoa

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