Estudió en la Escuela de Ingenieros de Caminos, de Madrid, en la que acabó la carrera en 1917, aunque en un primer momento quedó al margen del servicio estatal, al que no se incorporó hasta 1926. En su juventud practicó el montañismo y fue con Manuel Amezúa y Ultano Kindelán uno de los fundadores del club de los Twenty, pioneros de excursionismo en la sierra del Guadarrama. Pronto, sin embargo, a la vez que cuidaba de los negocios familiares en Segovia, se dedicó a la literatura, publicando varios libros de poesía, que firmó con su título de conde de Santibáñez del Río.

Al entrar al servicio del Estado fue destinado, como ingeniero 3.º, a la jefatura de Obras Públicas de la provincia de Segovia, en la que permaneció hasta 1931, en que fue enviado en comisión de servicio al Ministerio, en Madrid. Pasó enseguida a la jefatura de Obras Públicas de Badajoz, desde la que de nuevo fue enviado a Segovia. Allí permaneció no sin problemas, pues, a causa de un incidente con su jefe, fue destinado a las órdenes del subsecretario y declarado cesante. Ya durante la Guerra Civil, en 1936 fue nombrado jefe de Obras Públicas de la provincia de Segovia, con carácter accidental, hasta que, al ascender en 1940 a la categoría de ingeniero jefe, ocupó la plaza en propiedad. En 1946 volvió a tener problemas con sus superiores y fue destinado a la provincia de Tarragona, desde la que pasó a la jefatura de Señales Marítimas en Madrid. En 1951 pasó a la sección de Obras Hidráulicas del Consejo de Obras Públicas y en 1952, en calidad de segundo jefe a la 2.ª jefatura de Estudios y Construcción de Ferrocarriles. En 1958 ascendió a primer jefe, dentro de la misma jefatura, y en ese sitio le alcanzó la edad de jubilación, en mayo de 1959. [...]