Adaro y Magro, Luis. Madrid, 1849 – 1915. Ingeniero de Minas. Minería, Siderurgia y Geología.
Hijo de un alto funcionario del Ministerio de Hacienda de los últimos gobiernos de la regente María Cristina y de todos los de Isabel II, Adaro ingresó en la Escuela Especial de Ingenieros de Minas a los dieceséis años. Ya antes de terminar la carrera, en 1866, había realizado un viaje por Europa en el que había tomado contacto con el banquero D’Eichtal, que habría de ser muy significativo para su vida profesional. Efectivamente, tras un fugaz paso como funcionario por el Distrito Minero de Oviedo, D’Eichtal, que, junto con la gran duquesa de Leuchtemberg, había comprado en 1871, en París, las minas de Langreo y Siero, encargó a Adaro la gestión de este patrimonio. Se trataba de las mismas que parcialmente había visitado y dado a conocer Jovellanos en 1790 (Carbayín), junto con otras más denunciadas abusivamente por Aguado, marqués de las Marismas (1836) y compradas poco después (1845) por el duque de Riánsares, esposo de la regente. La mayoría fue adquirida, a su vez, por el banquero Numa Guilhou, pero la mina Mosquitera siguió en manos de D’Eichtal. En 1883, Adaro publica en Madrid su Informe sobre la fusión de minas, en el que orienta el hasta entonces inviable minifundio minero asturiano hacia horizontes modernos. Al año siguiente consigue avanzar enérgicamente en esta dirección reuniendo bajo su gestión las minas ya citadas de D’Eichtal con las minas María Luisa (del marqués de Guadalmina) y La Justa (del conde de Finat). La Unión Hullera (UH) así creada continuaría absorbiendo nuevas minas a las que Adaro pudo ya aplicar una mecanización y modernización en una minería aún extremadamente rudimentaria como era la española: su producción no llegaba a las trescientas mil toneladas, cuando Gran Bretaña alcanzaba los sesenta y cinco millones de toneladas y Francia y Alemania estaban entre cinco y siete millones de toneladas.
Destacado eco tuvo otro informe de Adaro de 1878, Los carbones asturianos y la Marina de guerra, en el que clamaba contra la dependencia de nuestra Armada de los suministros de Gran Bretaña. Fue evidente lo fundado de esta protesta veinte años más tarde, cuando los británicos impidieron el aprovisionamiento de carbón de nuestros buques de guerra a su paso por el canal de Suez rumbo al desastre de 1898 en Filipinas.
Adaro ya había irrumpido con fuerza en el mundo siderúrgico en 1883 con su Informe sobre la fusión de minas y creación de una fábrica metalúrgica en Asturias, pero insiste vigorosamente en su luminosa idea en sucesivas publicaciones de apretado y sólido contenido tecnológico y económico. En el año 1900 entra a formar parte del Consejo de Administración de la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera (SMDF) y en 1906 consigue una nueva e importante fusión: la integración de UH en SMDF, que salva a esta última sociedad de una grave crisis y la convierte en la primera empresa del sector en España. En 1907, Adaro pasa a ser director general de esta empresa, pero en los años 1908 y 1909 la SMDF atravesó el peor período de su historia. El Consejo de Administración perdió la confianza en Adaro, que abandona la Sociedad para reincorporarse a su puesto de funcionario en Madrid. Su marcha no influyó en la mejora de la situación, que aún empeoró mucho más.
En Madrid, Adaro se hace cargo de la Comisión del Mapa Geológico de España, que llevaba una vida precaria desde su creación por Bravo Murillo en 1849, y prepara el Real Decreto de 28 de junio de 1810 que la transforma en el Instituto Geológico de España, al que imprime un poderoso impulso. Su aportación más personal cuajó en el monumental e imponderable Atlas estratigráfico de la cuenca central asturiana, que vio la luz en 1926, después de su muerte. Sus trabajos sobre criaderos de hierro y sobre la prolongación hacia el Norte de la cuenca central asturiana (que preconizaron la mina de La Camocha en Gijón) fueron aportaciones igualmente pioneras a las que el paso del tiempo otorgó cada vez mayor importancia.
Obras de ~: Los carbones asturianos y la Marina de Guerra, Gijón, Asociación de la Industria Hullera de Asturias, 1878; Informe sobre la fusión de minas y creación de una fábrica metalúrgica en Asturias, Madrid, Tipo-Litografía de V. Faure, Postigo de San Martín 11 y 13, 1883; “La industria siderúrgica en España”, en Revista Minera y Metalúrgica (1885); “La industria carbonera asturiana”, en El Economista (1900); Introducción al estudio de los criaderos de hierro de España, Madrid, Instituto Geológico de España, 1912; Los carbones nacionales y la Marina de Guerra, Comisión de estudio de la riqueza hullera nacional, Diputación provincial de Asturias y la Unión Industrial de Asturias (2.ª ed. 1912); Emplazamiento de sondeos para investigar la probable prolongación de los senos hulleros por bajo de los terrenos mesozoicos. Cuenca carbonífera de Asturias, Madrid, Instituto Geológico de España, 1914; Información relativa a la crisis del mercado hullero en España y medidas propuestas al gobierno por la Comisión de Estudio para impulsar la producción nacional, Comisión de estudio de la riqueza hullera nacional, Madrid, Ministerio de Fomento, Dirección General de Agricultura, Minas y Montes, 1915; Criaderos de hierro de Asturias, Madrid, Memorias del Instituto Geológico de España, 1916; Atlas del estudio estratigráfico de la cuenca hullera asturiana, Madrid, Instituto Geológico de España, 1926 (edición póstuma).
Bibl.: L. Adaro Ruiz, “175 años de la siderometalurgia asturiana”, Gijón, en Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Gijón, (1968), págs. 163 a 211; VV. AA, “Homenaje a D. Luis Adaro (La Carbonera)”, Madrid, (1918); G. Ojeda, Asturias en la industrialización española, 1833-1907, Madrid, Siglo xxi de España (1985), págs. 101 a 309; R. Mañana, Luis Adaro y Magro (1849-1915), Oviedo, KRK Ediciones, 2002; R. Mañana et al., Carbayín 1615- 1883, Oviedo, 2000; G. Ojeda, Duro-Felguera, Oviedo, Ediciones Nobel, 2000.
Ramón Mañana Vázquez