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Justo Antonio de Olaguíbel

Biografía

Olaguíbel, Justo Antonio de. Vitoria (Álava), 7.VIII.1752 – 10.II.1818. Arquitecto.

Nació en el seno de una familia de origen vizcaíno, dedicada a la construcción desde hacía varias generaciones.

Siguiendo esta tradición se inició en el mundo de la arquitectura, matriculándose en la recién creada Escuela de Dibujo de Vitoria, que dependía de la Sociedad Económica de Amigos del País.

Se trasladó después a Madrid para formarse en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde cursó sus estudios con diferentes galardones, entre los que destaca el primer premio de primera clase en el Concurso General de 1781 con el tema Palacio Magnífico para un Soberano con Jardines.

Durante el tiempo que estuvo en Madrid, se fue gestando en su ciudad natal un importantísimo proyecto arquitectónico, la construcción de una Plaza Mayor fuera del casco antiguo, promovida por la minoría ilustrada que encabezaba el marqués de la Alameda, entonces alcalde de Vitoria. Esta obra permitiría el ensanche de la ciudad, que todavía conservaba el trazado medieval y estaba cercada por murallas, pues se levantaría en un terreno libre y sin definir donde solían celebrarse las corridas de toros y los mercados, por ello conocido como el “Fondón del Mercado”. Este nuevo espacio público estaría presidido por la Casa de la Ciudad, que hasta ese momento estaba ubicada en un edificio antiguo muy deteriorado.

El proyecto era de gran envergadura, y se encomendó a Justo Antonio de Olaguíbel, el único arquitecto de la ciudad capaz de interpretar y materializar la idea del citado marqués de la Alameda, ferviente partidario de la nueva arquitectura academicista.

Olaguíbel trazó (1781) una plaza cuadrada y absolutamente cerrada de 220 pies de lado, dimensiones necesarias para la celebración de las corridas de toros. Organizó sus fachadas con total uniformidad, disponiendo soportales bajos para el comercio, abiertos con arcos de medio punto a los que se superpone un orden de pilastras dóricas, y, encima, dos plantas habitables con huecos rectangulares y balcones de hierro. El frente norte, ocupado por la Casa Consistorial, se destacó de forma especial por el tratamiento del lienzo central, en el que los arcos del cuerpo bajo se sustituyeron por un sistema adintelado de pilares precedido por un pórtico de columnas toscanas exentas, que mantienen un sobrio entablamento con su arquitrabe, friso y cornisa, coronándose con frontón triangular. El espacio interior de la plaza presenta el más puro espíritu academicista por la utilización de un riguroso lenguaje clásico, en un diseño de conjunto dominado por el orden, la uniformidad y la serenidad preconizada por sus maestros de la Academia.

Al ir concluyendo esta obra, se hizo necesario reordenar el terreno de gran pendiente que existía entre la ciudad antigua y la nueva plaza, llamado el “Ala”, para lo que Olaguíbel propuso la construcción de unas casas en las que, sobre un cuerpo basamental, se desarrollasen unos soportales abiertos a la calle y una planta superior de viviendas, con la idea de crear una calle cubierta que conectase la ciudad histórica con la nueva. El diseño presentado para esta fachada (1794) propone dos soluciones, una adintelada con columnas dóricas sobre las que corre un entablamento horizontal, o bien arcos de medio punto recuadrados por pilastras. Este edificio, conocido como “Los Arquillos”, se construyó algunos años más tarde, resolviéndose así un difícil tema urbanístico de la ciudad. Intervino también en obras tan importantes para la ciudad de Vitoria como el alcantarillado y empedrado general de todas sus calles y plazas, formando el plan y las condiciones (1796). Olaguíbel se ocupó en repetidas ocasiones del tema de las aguas de la ciudad. En 1784 reconoció el encañado de la fuente de la plaza y, diez años más tarde, se encargó de la limpieza del río Zapardiel para evitar las inundaciones.

Asimismo, reparó y limpió la canalización de las aguas de Berrosteguieta, que surtía a Vitoria, para remediar la escasez de caudal.

También trabajó en arquitectura religiosa. Su obra más relevante es la temprana fachada de la iglesia del Convento de la Magdalena (1783), en la que sigue el modelo de fachada conventual de larga tradición en España, es decir, un rectángulo de 30 pies de ancho por 50 pies de altura rematado por un frontón triangular, pero utilizando un rico y elegante lenguaje académico. Los órdenes dan carácter a este frontis al quedar enmarcado por dos grandes pilastras de cuidadísimo diseño, con basa moldurada, fuste liso y magnífico capitel jónico con guirnaldas, labrado en piedra blanca. Hay también noticia de que en el mismo año reformó el presbiterio de la Colegiata de Santa María, y mucho más tarde, en 1805, dio diseños para diversas obras en esta misma iglesia como un nuevo tabernáculo que se ubicaría aislado, en el crucero, el traslado del coro al presbiterio y un altar para Nuestra Señora de la Esclavitud.

La reputación de Olaguíbel se extendió por la llanada alavesa, al realizar diseños para una serie de obras de carácter religioso. En general, son intervenciones parciales que consistieron en maestrear iglesias ya existentes, a las que se añadieron torres, pórticos o sacristías. La primera que se conoce es en la iglesia parroquial de Arriaga, para la que en 1787 dio trazas de la torre y pórtico en el costado sur. Es muy interesante la torre de planta cuadrada que se levanta en el eje del templo, a los pies del mismo y consta de dos cuerpos muy diferenciados separados por una fuerte y volada cornisa; destaca el cuerpo de campanas por su rico tratamiento con cuatro columnas de orden compuesto que enmarcan los arcos de medio punto. Esta magnífica torre se convierte en modelo para toda la llanada alavesa. El pórtico, muy bien encajado, desarrolla un sistema adintelado con columnas jónicas exentas sobre banco inferior que se adapta al desnivel del terreno. Pocos años más tarde, repitió en Aberásturi este tema, si bien aquí está más desarrollado al abrir tres de sus frentes con columnas jónicas que arrancan sobre plintos cuadrados, resultando un conjunto de gran esbeltez. Olaguíbel se encargó también de diseñar las torres de Virgala Mayor (1797) y la de Berantevilla (1800). Para la iglesia de San Andrés de Elciego (1790) trazó la sacristía concebida como un espacio centralizado de planta circular, articulado mediante espléndidas pilastras de orden compuesto que mantienen el correspondiente entablamento con friso y dentículos, que sirve de base a la cúpula. Diseño impecable que mereció la aprobación de la Comisión de Arquitectura de la Academia.

Fue el arquitecto académico más acreditado en la zona, y por este motivo la citada Comisión le encargó obras de muy diferente carácter. Trazó y dirigió el camino de Vitoria a Bilbao (1794) y el de Logroño (1804). También intervino en las obras del puente sobre el río Tirón a su paso por Cerezo (1805), provincia de Burgos, y en una fuente para la villa de Haro (1794). Asimismo, formó diseños para las Casas Consistoriales de Salinas de Léniz (1789) y de la villa de Orendáin (1787), ambas en Guipúzcoa, para esta última trazó Olaguíbel una fachada de espléndido diseño dominado por cuatro pilastras gigantes de orden dórico, entablamento y frontón triangular que encaja el escudo de la villa. Orden gigante dórico que también dispuso en una obra tardía, la fachada de una casa solariega en Armentia, en las proximidades de Vitoria. Esta sobria fachada construida en sillería está caracterizada por dos columnas que encajan el lienzo central.

El prestigio de Olaguíbel en Vitoria fue muy grande durante las dos últimas décadas del siglo XVIII, desarrolló funciones de arquitecto municipal, e intervino en todo tipo de informes, reconocimientos y obras. Asimismo, se mantuvo vinculado a la Escuela de Dibujo de la ciudad, que dirigió durante algún tiempo, y a la Real Academia de San Fernando.

Sin embargo, su vida personal estuvo marcada por una gran sobriedad, no contrajo matrimonio y siempre vivió con su hermana Eulalia, también soltera, en la modesta casa de la calle Pintorería en la que había nacido. Murió a los sesenta y seis años, sus funerales se celebraron en la parroquia de San Ildefonso y fue enterrado en el cementerio de Santa Isabel.

Su destacada trayectoria profesional pone de manifiesto el importante papel desempeñado por Justo Antonio de Olaguíbel en Vitoria, imponiendo una nueva forma de organizar la ciudad, lo cual permitió su desarrollo a lo largo del siguiente siglo. Con esta obra se inició la arquitectura academicista en el País Vasco.

 

Obras de ~: La Plaza Nueva, Vitoria, 1781; Fachada de la iglesia del Convento de La Magdalena, Vitoria, 1783; Presbiterio de la Colegiata de Santa María, Vitoria, 1783; Torre y pórtico de la iglesia parroquial, Arriaga (Álava), 1787; Casa Consistorial, Orendáin (Álava), 1787; Casa Consistorial, Salinas de Léniz (Álava), 1789; Sacristía de la iglesia parroquial de San Andrés, Elciego, 1790; Casas del Ala, Vitoria, 1794; Camino de Vitoria a Bilbao, 1794; Fuente, Haro (La Rioja), 1794; Alcantarillado y empedrado general de calles y plazas, Vitoria, 1796; Torre de la iglesia parroquial, Virgala Mayor (Álava), 1797; Torre de la iglesia parroquial, Berantevilla (Álava), 1800; Camino de Vitoria a Logroño, 1804; Puente sobre el río Tirón, Cerezo (Burgos), 1805; Tabernáculo, traslado del coro y altar de Nuestra Señora de la Esclavitud en la Colegiata de Santa María, Vitoria, 1805; Casa solariega de Díaz de la Espada, Armentia (Álava), 1805.

 

Bibl.: M. Larumbe, Justo Antonio de Olaguíbel, arquitecto neoclásico, Vitoria, Diputación Foral de Álava, 1981.

 

María Larumbe Martín